lunes, 27 de abril de 2009

Superbloggers y vaga-bloggers

En anterior oportunidad, me he referido a algunos exponentes de bloggers cuya dedicación, creatividad y seriedad admiro profundamente. Sin existir alguna clase de resentimiento o envidia en mis palabras, los denominé ‘superbloggers’ por esa admiración que me generan. De otra parte, me referí a otra clase de bloggers que por alguna razón, sea por contenido, por estilo o por la falta de dedicación a su blog he denominado ‘vaga-bloggers’. Con un gigantesco mea culpa, me envío un poderoso autopicotazo, toda vez que los últimos dos meses han sido para esta Gaviota meses de hibernación, y cuasi-catalepsia.

Algunos de mis amigos bloggers han estructurado algunos ingresos relativos a las reglas que deben cumplirse si se tiene siquiera la pretensión de ser un blogger serio. Dentro de las primeras de estas reglas se encuentra aquella según la cual, deben existir ingresos periódicos al blog. Por mi parte, pensaría que la periodicidad de ingresos es un tema más de costumbre que de frecuencia. Me explico. Algunas bitácoras cuentan con actualizaciones diarias, y otras incluso se actualizan en razón de horas. Algunas otras, también de gran calidad y de importante popularidad, no se actualizan con tanta frecuencia, pero le permiten a sus lectores contar con cierto margen de maniobrabilidad, de forma tal que pueden predecir cada cuanto tiempo se actualizará la bitácora que siguen. He roto esa regla. Inicialmente, cuando se inauguró este blog en el mes de julio de 2008, realizaba ingresos cada 2 o 3 días, de forma tal que podía contar con un total de 11 ingresos aproximados cada mes. Creo que entre los meses de marzo y abril, sumados, no llego a la mitad. Pecado mortal para un blogger.

Eso parece ser un consenso, pero quizás no sea tan evidente el porqué de ese consenso. ¿Qué relevancia tiene el nivel de lectura de un blog en cuanto a la calidad del contenido del mismo? Tal vez ninguna. Sí considero, y creo que a raíz de la reunión sostenida con los blawggers bogotanos he reafirmado esta posición, que constituye una conditio sine qua non para todo blogger, el tener un ego, cuando menos, moderado. Ese día procuré incitar a mis amigos bloggers a que me refirieran sus experiencias en ese sentido. Indagué un poco acerca de los sacrificios que implica ser constante y juicioso en la administración del blog. Pretendí plantearle a Mariana Jaramillo (la psicóloga del grupo) que me ayudara a esquematizar un perfil psicológico del blogger. Quizás no era el momento oportuno, y por eso me reservé la inquietud en su momento. Aún así, la duda persiste. ¿Qué es aquello que nos lleva a escribir como lo hacemos?

En otra de mis migraciones a blogs extra-jurídicos, recuerdo haber observado que muchos de los ingresos dedicados a introducir al lector un poco a la blogósfera, tratan estas bitácoras como una especie de diario personal en el que el blogger realiza ingresos periódicos para expresar algo. Me pareció curioso, y aún me resulta así, que se tomen los blogs como diarios. Personalmente, no considero que lo sean, pero no descarto que así sea. Otros tantos consideran que el blog es una especie de foro, en el que el blogger es una especie de moderador de un debate que curiosamente, no está en sus manos. Un tercer grupo se vale de esta herramienta para publicitar sus hobbies. Algunos otros consideran el blog como un mecanismo alternativo a los medios de información tradicionales, es decir, como una especie de combate de prensa Vs. blogs.

Considero que el tema de la naturaleza del blog sigue estando abierta a muchas posibilidades. Incluso no se puede descartar la utilización del blog como empresa. Cada vez más considero que el blog es un canal y no un producto. El resultado depende de lo que con él se haga. Por ello, me resulta cuando menos inquietante, observar desde ya una serie de ingresos por parte de los ‘expertos’, a los que yo rebautizaría ‘críticos estrella’ (quienes siguen mi blog entenderán a qué me refiero con ello), que ya sentenciaron de muerte a los blogs. Pareciera ser que, según ellos, deberíamos empezar a capacitarnos como cazadores de mariposas, o como coleccionistas de estampillas, puesto que la blogósfera se acabó.

Como ya no estamos de moda, entonces lo que escribamos resultará irrelevante… No creería que la creciente censura en materia de blogs sea consecuente con este diagnóstico. Por el contrario, considero que el blog es una herramienta de singular utilidad, y que tal vez no hayamos explotado correctamente. En el caso particular de los B.I.´s la bitácora individual constituye una especie de planeta que gira incesantemente en torno a un centro luminoso poderoso, que llamamos nosotros ‘derecho’. Cada planeta cuenta con una órbita única, exclusiva y plenamente diferenciable. Los tiempos son propios y su lógica también lo es. Por ello es que debe aplaudirse a estos superbloggers que se esfuerzan constantemente por lograr que su bitácora se mantenga en órbita y que cada vez resulte más interesante para todos los alienígenas que quieren ingresar a ella.

El derecho cambia, la hermenéutica también, y la filosofía es un constante caudal de ideas en confrontación y contradicción. Escribir y administrar un blog es materializar una energía interna, una pasión amorfa en una obra que para su autor cobra pleno significado, pero que también cuenta con una pasión externa, vertida por los lectores que se nutren de estas ideas y quieren exponer, en muchos casos, las propias. Vaga-blogger es quien cree que ante un infinito número de posibilidades de expresar su pasión, considera que no hay más que escribir, o que su aporte es insignificante en un mundo en el que cada cual cree tener la razón.

Aquí, y ahora, cuando parecería irremediablemente claro que el conocimiento no se transforma, ni se genera, sino que se destruye, son estos espacios un ícono más que permitirán mostrarle a la humanidad, que la comunicatividad, que nos ha caracterizado desde que existimos como especie, es un factor que debe encauzarse nuevamente a la superficie, venciendo las aguas turbulentas de la crítica sin sentido. Sobreponerse a la visión peyorativa de algunos, es parte de la función que cumplimos cuando publicamos algunas letras que pueden significar todo y nada, pero que de todas formas, siempre serán mucho. En derecho, ello siempre será ganancia. Saludos a todos los superbloggers, y adelante con sus respectivas gestas.
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sábado, 18 de abril de 2009

Pico Póstumo: Maurice Druon


Imagen tomada de: http://www.ouest-france.fr

Esta semana nos ha dejado uno de los hombres que mayor respeto y mayor admiración ha despertado en mí, sobre todo, siendo un cuasicontemporáneo. Maurice Druon, quien fuera Ministro de Cultura francés y coautor de la Chant des partisans, que quedará en la memoria de todos aquellos galos que participaron en la Segunda Guerra Mundial, como el himno de la resistencia francesa.

Nos ha dejado el hombre que con su impecable forma de escribir, narró la historia como solo los grandes pueden hacerlo. Relató el pasado como si hubiese sido designado por una instancia superior para tal menester, de una manera tan viva y tan real que permitió al lector ser cómplice de sus ideas. A pesar de contar con tantas plumas en mi haber, sin duda valdría sacrificarlas todas ellas a cambio de poder contar con una pluma como la de Druon, atrevida, desafiante, cargada de verdad, mas de ligero trasegar.

Por mi parte, debo aceptar que no soy conocedor de gran parte de la obra de Druon. Sin embargo, en lo poco que he conocido de ella, he logrado encontrar un crítico inteligente de las vicisitudes del poder, con habilidad para desentrañar los motivos sensibles que llevan a realmente entender por qué la historia se ha escrito con la sangre de los poco precavidos, la astucia de los intrépidos, y el sudor de encuentros íntimos, prohibidos o no. Sin duda, ha logrado aprehender con su garra la pulpa de los acontecimientos, para poder presentarlo a la humanidad como el fruto de actos de hombres y mujeres, guiados por pasiones que los dominan.

Serán motivo de constante reflexión algunas de las frases que consigna en Los Reyes Malditos, que invitan a revisar nuestra actualidad de forma comparativa con la realidad histórica que él expone. Reposarán en mi mente fragmentos como el siguiente: “En este consejo en el que participaron dos reyes, un ex emperador, un virrey y varios dignatarios, dos grandes señores de la guerra y la Iglesia al mismo tiempo eran condenados a morir en la hoguera. Pero en ningún momento se tuvo la sensación de que se trataba de vidas humanas, sólo de principios.” Ojalá nuestros jueces y autoridades disciplinarias aprendiesen la lección, y entendieran que la vida de los hombres es por y para los hombres, y no por secretas ambiciones diferentes.

Maurice Druon ha levantado vuelo, dando inicio a un eterno viaje por los corredores del más allá, llevando consigo su hábil pluma y su densa garra, cual ave de aves. Ha escanciado en nuestras copas la Historia destilada, para poder embriagarnos con su sabor y experimentar también las penosas consecuencias de no aprender a manejar los excesos, como lo exige la templanza y la virtud.

Mientras ello ocurre, debemos nosotros considerar con cuidado la realidad psicológica del país, cuando revisamos otro de los fragmentos de la obra de Druon, que menciona: “Los hombres enamorados del poder se ven impulsados ante todo por la voluntad de actuar sobre el universo, de crear los eventos, y de haber tenido razón. Riqueza, honor, distinciones no son a sus ojos más que instrumentos para su acción. Marigny y Valois pertenecían a esta clase de hombres.” ¿Hoy, y aquí, tendremos ejemplares dignos de los anteriores? Parecería que sí, y lastimosamente, muchos. No en cambio, ocurre con aquellos como los que describe así: “Quien ha gobernado largo tiempo a los hombres, esforzándose por obrar por el bien común, sabe las fatigas que esa labor le ha costado. Cuando súbitamente percibe que nunca ha sido amado ni comprendido, sino solamente soportado, le invade una gran amargura, y se pregunta si no habría sido mejor dedicar su vida a otra labor.”

De mi parte, un ‘pico’ póstumo para este historiador-profeta, maestro de la escritura, y catalizador de la reflexión. Au revoir mon ami.
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jueves, 9 de abril de 2009

Navegando las aguas de Bogotá

Esta semana nuevamente he vuelto a encontrar esa parte de la esencia del colombiano, como ser problemático.

Para quienes no conocen mi posición al respecto, les resumo: estoy bastante lejos de ser un filántropo. Alguna vez expliqué por qué me autodenominé Gaviota Jurídica y no Ciber-Gaviota. La Gaviota posee una significación especial en materia de búsqueda de la libertad, que un hombre jamás podrá alcanzar. Tal vez por eso preferí Gaviota Jurídica a El Paladín de la Justicia, el Conde Jurídico o el Iuscamarlengo. Los hombres y sus cargos, poco atractivo me generan. En fin, no llego al nivel de la antropofobia, pero sí hay cierto fastidio por ahí contra aquella raza que destruye el mundo.

Como resalté al principio, esta semana he vuelto a encontrar esa parte de la esencia del colombiano como ser problemático. Lo digo porque históricamente, parece ser que estamos destinados a ser problemáticos, o como diría alguien cercano. “nos encanta buscarnos nuestros problemas”. Recordé la lectura del libro Bolívar: El hombre de la gloria de Thomas Rourke, en la que se retrata de manera casi patética, la manera en que los contemporáneos del Libertador vitoreaban a Bolívar como su salvador cada vez que llegaba a alguna ciudad, pero apenas emprendía su marcha hacia otro destino, sus “amigos” confabulaban por el poder, armaban revueltas, y se iniciaba otra batalla campal, que normalmente resolvía Bolívar a su favor. Cuando estaban los españoles, el propósito de la revuelta es porque estaban los españoles. Cuando no estaban, era porque no estaban. En época de Bolívar, lo mismo. Si estaba, era porque estaba, y si no estaba, era porque no podían estar sin él. Podríamos cambiar fechas y los nombres de los protagonistas, y creería que la escena no ha cambiado mucho. Lo que ocurre es que ahora hay noticieros, y teléfonos celulares.

Recordé igualmente cómo en mi época universitaria asistí a una clase en la que se nos hablaba un poco de la Historia de Bogotá, para poder entender la ciudad un poco mejor. Haciendo referencia al siglo XIX, el profesor señalaba que Bogotá contaba con un destacado lugar en materia cultural, de forma tal que nuestra refinada población iba a teatro, a exposiciones de arte o a conciertos, vestidos con bellas prendas de alto costo. Había solo un pequeño problema, como nos lo planteó él. Las calles de Bogotá olían a “chichí y popó”, que podría traducirse como “micción y materia fecal” o como “orines y mierda”. Nos encontrábamos en la cúspide de la cultura pero con las calles oliendo a alcantarilla. De hecho, eran las alcantarillas del momento. El problema entonces, era lograr que la ciudad no hediera a alcantarilla, sino por el contrario, construir un alcantarillado que se encargara de esto.

Haciendo un pequeño viaje en el tiempo a épocas más recientes, encontramos que unos cien años después, existe una red de alcantarillado para una ciudad de siete millones y tanto de personas (eso dicen las cifras oficiales) que cumple parte del objetivo. Mi “chichí y popó” no lo veo mucho por las calles, aunque hay excepciones. Sin embargo, parte de la labor del alcantarillado es servir como mecanismo de drenaje de las aguas lluvias para no causar problemas de inundaciones. Es usual que en la ciudad se presenten graves inundaciones que afectan primordialmente el tráfico de la ciudad. Sin embargo, a medida que los cambios climáticos se han venido presentado de manera más pronunciada, hemos visto los estragos que se pueden generar. Observen este video correspondiente a la memorable granizada de noviembre de 2007.







Cuando la mayoría pensaba que no volveríamos a ver algo parecido, encontramos que hace tan solo una semana se volvió a presentar una situación similar, aunque sin la imagen espectacular del granizo. Desbordamiento de ríos que circundan la ciudad, y el taponamiento de la alcantarilla. Para efectos de revisar el tema, los invito a seguir éste hipervínculo que lleva a una página de Caracol Noticias, en donde podrán observar un video muy ilustrativo del tema. Recomiendo que presten cuidado a los comentarios sobre las alcantarillas, y que igualmente revisen el comentario que figura en la parte inferior de la página.

Considero que estos comentarios resultan muy dicientes en cuanto a la percepción de la mayoría de ciudadanos. Conocemos el problema, pero la culpa siempre es del otro, o mejor, culpa del gobierno. Mientras exista gobierno, existirá a quien endilgarle la responsabilidad. Si no me creen, presten atenta atención a las canciones de Hip Hop urbano (rap en los buses) y sin importar la problemática que allí se exponga, les puedo garantizar que al menos el 80% de las canciones le atribuyen la culpa al gobierno por todo o por casi todo.

Es cómodo mirar la televisión y decir que la culpa es del alcalde, porque para eso se pagan impuestos, y luego salir a las calles a botar basura. Hay que reparar en las vías de las ciudad para revisar cómo se encuentran taponadas de basura las rejillas de desagüe en las calles. Así, es imposible que ninguna red de alcantarillado funcione. Antes, la queja era por no tener alcantarillado, pero ahora que se tiene, no se cuida por parte de los ciudadanos. El tema del taponamiento de las alcantarillas por residuos y basuras es un tema que ya ha sido abordado antes, y respecto del cual existe preocupación por parte de las autoridades. Revisen este artículo del diario El Espectador.

Imagen tomada de: http://bacteriaopina.blogspot.com

Ahora que trato el tema, preferiría tener que hablar de modelos educativos universitarios, o incluso de la conveniencia de aplicar un modelo de precedentes, estilo common law, por encima del written law. Sin embargo, tener que criticar un tema tan básico como el de aprender que la basura debe ser botada en la basura, me resulta altamente indignante. En la actualidad, parece ser que los inamovibles, las reglas básicas de convivencia son las primeras que se rompen. No cometer incesto, no botar basura, respetar a los mayores, respetar el uso de la palabra. Parece ser que debemos dejar de pensar un tiempo en enviar satélites al espacio, o en crear tanto doctorado, y más bien pensar en aprender a que la gente conviva. Por ello, la creación de un Ministerio de la Familia, que pareciera ser una locura a estas alturas, pareciera no serlo tanto si pretendemos correr antes que caminar.

Mientras se debate infructuosamente acerca de quién es el culpable de esta situación, seguiremos navegando por las aguas de Bogotá.


Imagen tomada de: http://matadorcartoons.blogspot.com/

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sábado, 4 de abril de 2009

Mi educación a la putanesca

Soy un ave de costumbre. Aunque de vez en cuando me echo la ‘voladita’ a revisar blogs jurídicos hasta entonces desconocidos, suelo visitar los blogs de siempre porque en ellos encuentro algo especial que me llena de alegría, o que me desinfla, pero que sin duda resulta útil. Uno de estos es el blog Dura Lex de Juan Antonio García Amado, en España. Confieso que me cuesta mucho entender cómo logra escribir tanto este profesor español, y tan seguido. Escribe casi tanto como el argentino Alberto Bovino (No hay Derecho), que parece ser que no duerme, puesto que escribe ingresos largos, interesantes y complejos a diario, y en ocasiones, varias veces en el día. No es como esta Gaviota que depende, para el manejo del blog, de la agenda laboral de su alter ego. Él se niega a prestarme el computador cuando está muy ocupado, y ahí sí ni modo. De todas formas me disculpo con mis interlocutores habituales, porque ya casi le salen telarañas a los ingresos viejos.

No nos desviemos del tema principal, algún día nos ocuparemos de los superbloggers y de los vagabloggers como yo. Vuelvo al blog Dura Lex, en el que he tenido desde hace algún tiempo la oportunidad de ver una cantidad importante de ingresos en los que se critica el famoso proceso de Bolonia en materia universitaria. Esta iniciativa, que contaba con una intención noble, o al menos aparentemente noble, ha sido un desastre al parecer. La idea de buscar la compatibilización de los estándares universitarios en los diferentes países europeos, tiene varias lecturas. Reformas curriculares, compatibilización de títulos y la reestructuración del esquema de postgrados con miras a preparar profesionales que sean apetecidos por el mercado laboral.

El asunto ha resultado espinoso. La educación a la bolognesa tiene mucho ingrediente, condimento estilo occidental, y sabor a la norteamericana. El problema, con la educación a la bolognesa, es que ha sido servida en plena ebullición y ya han empezado a figurar los primeros quemados. Parece ser que las quemaduras son de tal magnitud que poco o nada quieren volver a saber de la educación, sea a esta o a cualquier otro estilo. Las universidades… contentas. Los gobiernos… contentos. Profesores y estudiantes… al parecer no tanto. Bienvenidos los primeros quemados. Sin embargo, la educación a la bolognesa nos ha salpicado a todos.

En Colombia, hablamos de Bolonia y tomamos partido en uno u otro sentido, y nos estamos volviendo eruditos en temas de cambios de ciclos, reformas curriculares, y demás. Sin embargo, poco a nada reparamos en nuestro esquema universitario. Algunos tildamos de mercenarios de la educación a las universidades de allá (Europa) por los cuestionables métodos implantados. Por mi parte, no me atrevo a emitir concepto definitivo al respecto. Sin embargo, evidentemente estoy preocupado porque, nuestros expertos seguramente ya están calcando la receta bolognesa para implantarla.

Por mi parte, prefiero referirme a la educación a la putanesca, que poseemos acá. Para quienes no conocen esta receta, cuenta con tres ingredientes especiales: anchoas, aceitunas negras y alcaparras. Ingredientes que podemos encontrar en nuestro plato universitario. Recetas extranjeras para paladares colombianos. Enlatados bien salados y que provocan sed, y encurtidos que son más aperitivos que plato fuerte. Así está nuestra educación.

Desde hace mucho tiempo he estado en contra de la importación de ideas para efectos educativos. Es evidente que no todas las ciencias y disciplinas tienen ese problema, y de hecho, muchas se enriquecen más con esa importación de ideas. Sin embargo, la experiencia ha mostrado que aplicar las teorías económicas de Harvard en Bogotá, no siempre resulta funcional. Defender la devaluación, y defender la revaluación, y defender los altos intereses, y defender los bajos intereses con fundamento en preceptos inaplicables al país, es complicado. En derecho, mucho más. Pretender vender la idea de que la relación entre administración y administrados se fundamenta en la buena fe y en la confianza legítima, riñe un poco con lo que vemos en materia de derecho administrativo.

Montar el Código Sustantivo del Trabajo con fundamento en el interés de que las relaciones laborales sean justas, aplicando –entre otros– el principio in dubio pro operario, no parece acompasarse con lo que ocurre en la práctica, donde el salario mínimo es indecente, donde trabajar horas extras y cobrarlas es mal visto, y en donde todos somos trabajadores de dirección, manejo y confianza. Somos todos eso, así no manejemos siquiera un equipo de computación. El derecho penal, que maneja conceptos como el de roles, garantes, presunción de inocencia y función de reinserción social, resulta tan mentiroso en el país, como pretender hacer ver que el sistema de corte acusatorio ha sido un avance para el país.

Todo esto ocurre, en parte, porque nuestros chefs de la educación creen que haber estudiado en Estados Unidos, en Alemania o en Francia, inmediatamente hace que cuando regresen a Colombia, la Carrera Séptima se transforme en la Rue de Rivoli, que quien vende cigarrillos en la calle está interesado en que los asociados respetemos la vigencia del sistema jurídico, o que nuestros jueces manejan el texto abierto de la norma, para poder interpretar y resolver casos difíciles. Dentro del menú a importar, parecen olvidar que en el derecho hay una relación de tensión y distensión entre el ‘ser y el ‘deber ser’.

Si importamos el ‘deber ser’, probablemente funcionaría a las mil maravillas, siempre y cuando importáramos el ser. Sin embargo, este último ha sido difícil de importar, a pesar de nuestros vastos intentos porque “La Pastelería de Juan” sea llamada “Juan´s Pastry Shop”, suene más lindo diritto que derecho, y ya no demos clase sino asistamos a seminario alemán. Se sigue ofreciendo prebendas a los policías de tránsito. Negociamos con fiestas o favores políticos los puestos en las Altas Cortes, y algunos aún más puristas siguen llamando al Congreso “El Legislador”. Hasta hace algunos pocos años, seguía escuchando por ahí que el “legislador es sabio”. Qué locura.

Esto, como lo digo, no es consecuencia de una quimera generalizada, una mentira en la que todos estamos de acuerdo, sino que es fruto de un espejismo extraño que resulta incomprensible. Aquí se soportan las medidas sobre ciclorrutas por los hábitos europeos, se recomiendan dietas conforme a los hábitos alimenticios norteamericanos, y creamos normas jurídicas porque los españoles ya hicieron ese gran avance, a su vez porque los alemanes o franceses ya lo hicieron antes.

Con el respeto que me merecen los analistas nacionales, cuando me logren explicar de qué forma la actividad aseguradora nacional se fundamenta en la buena fe, o por qué el principio de progresividad en materia tributaria se ha visto reflejado en mayores exenciones y devoluciones a quienes más dinero poseen, creeré en la importación de modelos educativos.

Parece ser que lo que sí hemos logrado importar en materia de ‘ser’ jurídico-educativo es la horrorgrafía generalizada, y el reemplazo de los libros de las bibliotecas por Wikipedia. Por lo demás, creo que nuestra educación a la putanesca es más desastrosa que la educación a la bolognesa. Creo, sin embargo, que la mercantilización de la educación, llegó hace rato. Hoy en día, vamos 5 años a la universidad, en tandas de 2 semestres que en realidad son trimestres, y si viajamos uno de esos trimestres a otro país, nos certifican que nos graduamos de dos universidades, como si hubiésemos ingerido conocimiento en cápsulas comprimidas.

Las universidades nacionales cada vez ofrecen más y más programas, más y más materias, inventadas o no, y ya estamos creando programas de maestrías y doctorados por kilos. Contamos con Doctores (Doctores de verdad), que no investigan, no escriben y no aportan a sus áreas de conocimiento, pero que buscan un buen puesto de Gerente. Contamos con magísteres que se emplean en lo que se pueda, y especialistas en áreas del conocimiento que no encuentran siquiera trabajo. Tengo entendido que la educación a la bolognesa se funda en el principio opuesto.

Preparémonos para cuando cambiemos la salsa putanesca por la salsa bolognesa. Probablemente se nos manchará la camisa, y nos de más de un caso de indigestión.
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