lunes, 26 de agosto de 2013

La prensa y el poder: el caso de Laura Gil y Blu Radio

La semana inmediatamente anterior he tenido la posibilidad de conocer el caso de la internacionalista, politóloga y periodista Laura Gil y su salido de Blu Radio.  Me enteré a raíz de esta gran columna de la periodista Catalina Ruiz Navarro titulada "Los gallos".  Laura, de origen uruguayo, pero "adoptada" por Colombia, ha sido objeto de una reciente controversia en el país, que ha pasado inadvertida en muchos de los medios de comunicación.  Afortunadamente para aquellos a quienes nos interesa que las contradicciones de los poderosos no pasen inadvertidas, me encontré con un muy buen artículo del blog Sentipensantes, titulado "A la internacionalista Laura Gil la querían en Mañanas Blu, pero muda".  Su autora, Gloria Ortega Pérez, hace un recuento del episodio, agregando algunas de las reacciones principales que se han generado en torno del mismo.

Este ingreso no pretende ser una reproducción del artículo de esta periodista, por lo que recomiendo su lectura para mayores detalles.  Sí interesa aquí revisar dos aspectos especialmente relevantes para aquellos que nos apasiona aquello que llamamos justicia, y que todavía creemos que el derecho no es simplemente un recurso retórico para legitimar el actuar de los poderosos.  El primero de ellos es la existencia de acoso laboral y matoneo patrocinado en la prensa.  El segundo guarda relación con el cambio que se ha presentado con la prensa, en relación con la época en que fue necesario garantizar la libertad de prensa.


Imagen tomada de: www.minuto30.com

¿Qué debemos entender como acoso laboral o matoneo en la radio?  La pregunta es engañosa en su misma formulación.  Parecería inferir que la radio tiene un régimen especial de tratamiento laboral.  Parecería indicarnos que de una u otra manera, en la radio está tolerado el maltrato.  Exponentes de esta línea de pensamiento abundan.  Basta, por no ahondar demasiado en el tema, mencionar mi entrada titulada "Aquel que se considera feliz o afortunado" en donde precisamente critiqué la agresividad del periodista Félix De Bedout hacia sus entrevistados.  Lo de Laura Gil es diferente.  A Félix De Bedout podían literalmente mandarlos "pa´l carajo" los entrevistados que se sintieran ofendidos.  Lo de Laura Gil, en cambio era un cuestionamiento mordaz, una burla hegemónica y maltrato cínico por parte de sus coequiperos.

No es de extrañar que a Néstor Morales le guste la riña, la discordia y el  malentendido al aire.  De hecho, llegó a donde está a raíz del exitoso formato de "Hora 20" de Caracol Radio.  Por lo tanto, no es de sorprender que al ser cuestionado directamente por Laura Gil sobre el maltrato que ella recibía de Felipe Zuleta, él la cortara agresivamente, omitiera sus reclamos, y se centrara en intentar mostrar que él no censura.  El mensaje es claro: "nos podrán decir que maltratamos, pero nunca que censuramos".  Centrémonos, entonces, en el maltrato.

Empecemos por hechos: 1) Felipe Zuleta es un patán.  Lo ha sido desde que escribe contra Álvaro Uribe en El Espectador, en términos despectivos, como es usual en él.  2) Felipe Zuleta es el #2, después de Néstor Morales.  3) Laura Gil sostiene una postura profesional que no concuerda con el de la mayoría de profesionales consultados (colombianos) sobre el problema limítrofe con Nicaragua.  Sostiene que Colombia realmente nunca tuvo "derecho" sobre las aguas que fueron reconocidas como nicaragüenses por la Corte Internacional de Justicia. 4) Felipe Zuleta está entre aquellos que no les gusta la opinión de Laura Gil. 5) Felipe Zuleta incrementó sus comentarios ácidos y agresivos contra Laura Gil (estos ya venían desde hace algún tiempo). 5) Néstor Morales observó con complacencia, y pudiendo detener los agravios, omitió hacerlo. 6) Laura Gil renunció.

Se ha especulado sobre si la salida de Laura tuvo que ver con una orden de la Canciller María Ángela Holguín.  Algunos sostienen que ella pidió la cabeza de Laura Gil debido a sus posturas "anti-colombianas". No me sorprendería que así fuera.  Finalmente, la agresión hizo lo suyo, y la dignidad lacerada de la internacionalista finalmente gritó "no más".

El artículo 2o de la Ley de Acoso Laboral (Ley 1010 de 2006) define el acoso laboral como "toda conducta persistente y demostrable ejercida sobre un empleado, trabajador por parte de un empleador, un jefe o superior jerárquico inmediato o mediato, un compañero de trabajo o un subalterno, encaminada a infundir miedo, intimidación, terror y angustia, a causar perjuicio laboral, generar desmotivación en el trabajo, o inducir la renuncia del mismo.".  Se trata de una diferente clase de conductas, como son las de maltrato laboral, persecución laboral, discriminación laboral, entorpecimiento laboral, inequidad laboral, y desprotección laboral.  Revisadas los conceptos que trae la misma ley, observo que con Laura Gil hubo maltrato, persecución y entorpecimiento laboral.  Por razones de espacio, no me detendré en cada una de las adecuaciones típicas.  Lo de la discriminación lo dejo en el aire, porque entiendo que Felipe Zuleta es misógino, pero no me consta.  Sí me consta que es homosexual, y no es infrecuente que se den en pareja.  Sin embargo, eso no constituye una certeza de ningún tipo, tan solo una posibilidad.

El enlace entre nuestro primer problema, y el segundo es el siguiente hecho, no mencionado en la numeración anterior: A Laura Gil no la dejaban hablar.  Justo después de que Néstor Morales le reiteró que los micrófonos de Blu Radio estarían abiertos para ella cuando así lo quisiera, le cortó el uso de la palabra cuando quiso despedirse de los oyentes.  Esto permite concluir con absoluta claridad, que Laura no estaba allí para hablar.  En las redes sociales, algunos empezaron a hacer la ecuación: "No dejar hablar + existencia de un medio para difundir opinión = censura".  No parece alocada la conclusión.  Para Néstor Morales, en cambio, la ecuación no es esa.  No explicó cual era su particular noción de censura, pero según él, esto era otra cosa.

Quizá Néstor (me excusarán que no esté usando nombre y apellido cada vez que me refiera al señor) lo que piensa es que la censura sólo se puede dar en los eventos clásicos que él estudio, y es cuando el poder público quiere acallar a los medios de comunicación.  Se trata de casos que se dieron cuando Nariño y otros criollos querían escribir para que la gente se diera cuenta de las atrocidades de quienes gobernaban en nombre del rey español.  Este fenómeno subsiste en el mundo (para no ir más lejos, basta revisar los casos de Venezuela y Ecuador), pero no es el que se presenta aquí.  El último caso de censura a ese nivel se dio con el cierre de la revista Cambio (sugiero revisar mi ingreso sobre el tema titulado "Qué 'bonita' ironía").

En Colombia, la censura ahora funciona de manera diferente.  Aquí los medios son mayoritariamente aliados (y en algunos casos lacayos) del Gobierno de turno.  Aquí la censura no se da por factores exógenos a los medios de comunicación.  La censura en Colombia es un fenómeno que ha ascendido al nivel de la autorregulación, es decir, que los mismos medios callan a los inoportunos o las inoportunas.  Néstor no es el único caso.  Las entrevistas de Caracol Radio tienen ese componente cuando se trata de enemigos del Director, Darío Arizmendi.  Hasta cuando escuché La W, era igual.  El Tiempo dejó de ser una casa editorial seria hace mucho tiempo.  Tal vez el diario El Espectador sea de los pocos que aún creen en la libertad de prensa, como derecho fundamental ligado al de la libertad de expresión y no en la libertad de prensa ligada a la libertad de empresa.

Para Néstor, es mucho mejor dejar insultar, porque eso muestra respeto.  Le gusta más que garantizar el respeto, porque eso sería insultar.  Respecto de Felipe Zuleta no me desgasto, porque creo que el que recurre al insulto fue porque hace mucho se divorció de aquello que en la teoría retórica se denomina "argumento".  A Laura Gil, mi respeto y me solidaridad.  No estoy de acuerdo con su postura teórica sobre el caso de Nicaragua, pero eso es otra historia.  Sí estoy de acuerdo en que merece mi respeto y solidaridad ante los agravios recibidos.  'Pico para ella'.  Para los otros, varios repetidos (y ojalá censurados) 'picotazos'.
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viernes, 23 de agosto de 2013

Los jueces penales como "procesadores de alimentos"

El título de esta entrada describe el concepto con el cual podríamos describir a la mayoría de jueces penales en la actualidad.  Además de ser un enunciado de carácter descriptivo de la realidad, se constituye en un principio orientador del deseo humano en el mismo campo, es decir, parece ser que es lo que todos queremos: los medios de comunicación y el público enardecido clama por lágrimas y sangre.  Eso es lo que entendemos por "justicia" en la actualidad.

Al referirse al origen de la prisión, retomando la historia de la disciplina de los cuerpos y la incorporación del concepto de panopticismo de Bentham en las cárceles, Michel Foucault parece mostrar de qué manera procede hoy la imposición de penas.  Mostró cómo se dejó de lado el suplicio infamante, caracterizado por la terrible forma como una persona era torturada, muerta y despedazada mientras el público miraba con temor, con piedad o con sevicia.  Foucault describe de manera interesante de qué manera la prisión empezó a reemplazar esos espectáculos de la muerte.

Con el derecho penal moderno, que incluye la adopción de garantías mínimas de los procesados y de los reos, los individuos parecían hacerle frente a la tiranía del monarca absoluto.  Era la lucha de "todos contra uno", la lucha de la libertad contra la opresión.  En efecto, la sanción penal era requerida, pero no requerida como sinónimo de la venganza, y la pena se imponía al final del camino.  La prisión era forma de hacer justicia, es decir, la retribución por el mal causado (cuando este era finalmente demostrado).

Actualmente, los procesados son pulpa de fruta para un delicioso jugo bebido por el pueblo sediento.  A diferencia de aquel lejano y distante derecho penal moderno de "todos contra el tirano", nos encontramos en una esquizofrénica escena de "todos contra todos", que podría reformularse con un "todos los que rompen la ley deben pudrirse en la cárcel, excepto cuando lo hago yo".  La tolerancia moral con nuestras propias fallas es alta,; las ansias de "exprimir" al prójimo invocando a la dama justicia es más elevada aún.

Imagen tomada de: www.dieteticagirasol.com 

Es triste ver que la justicia cada vez es más propensa a ceder ante la presión de los fanáticos.  En vez de convertirse en el contrapeso de la sociedad irracional, se ha convertido en su vocera. Los jueces penales han dejado de ser los adalides de la ley y la razón, para convertirse en los legitimadores de la sed de sangre.  Verdaderos "procesadores de alimentos".  Hoy se llama homicidio en accidente de tránsito, mañana se llamará peculado por apropiación o cohecho, y pasado mañana se llamará abuso de confianza.  En cualquier caso, dirán los procesadores de alimentos que el cometa cualquier conducta de estas es sumamente peligroso para poder vivir en sociedad.

La teoría del juez penal como "procesador de alimentos" es sencilla.  Se trata del funcionario que recibe una verdura, una fruta o un pedazo de carne digna de ser despedazado, y lo hace con maestría y lo hace con velocidad.  Se trata del juez que hace parecer a la sociedad que aquello que ha hecho es lo que siempre ha debido hacer, es decir, que privar de la libertad preventivamente es su verdadera vocación.  Es triste ver cómo incluso los que han sido formados para evitar concebir a los jueces penales como "procesadores de alimentos" empiezan a ser frecuentemente escuchados en la radio y la televisión como adeptos a la teoría de los "procesadores de alimentos".  Nada de lo que entre allí, saldrá libre, independientemente de lo que diga la ley.
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domingo, 18 de agosto de 2013

Mito, leyenda y vida real: historias increíbles

Cuentan que hace mucho tiempo, cuando la humanidad apenas se asentaba en este mundo, el dios Enlil sedujo a Ninlil cuando ella fue a bañarse al lado del río.  El encuentro le costó el destiero a Enlil de Nippur.  Sin embargo Ninlil quedó enamorada perdidamente de Enlil y decidió seguir al dios de los sumerios por el mundo.  Tuvieron 3 hijos.  Esto es un mito.




Cuentan también que hace algunos años, un joven de Tupelo, Missisipi (Estados Unidos) encontró el secreto del éxito que lo llevó a ser considerado como el Rey del Rock.  Algunos sostienen que el 16 de agosto de 1977, el señor abandonó este mundo para unirse a otras estrellas legendarias en el más allá.  Sin embargo, muchos aseguran que Elvis Presley no murió, y que todo lo que ocurrió fue un montaje para poder desprenderse del costo de la fama.  Existen incontables testimonios de personas que aseguran haber visto a Elvis, luego de su supuesta muerte.  Esto es una leyenda.

Cuentan también que desde el año 1995 al año 2010, el patrimonio de Néstor Kirchner y su esposa, la hoy Presidenta de la República Argentina, se incrementó en un 4.600%.  En Colombia, los hijos del expresidente Álvaro Uribe Vélez, también tuvieron un éxito rotundo en las empresas que han creado.  El alcance de su éxito profesional se ha visto documentado en el artículo titulado "Los empresarios Uribe Moreno", que trae el diario El Espectador.  En ambos casos, los incrementos patrimoniales son evidentes.  En ambos casos, los protagonistas alegan arduo trabajo y preparación, y niegan la utilización de ventajas en razón del poder político que tienen directamente (Kirchner) o por su padre (Uribe Moreno).  Esto es la realidad.

Mito...

Leyenda...

Realidad...

¿Es acaso correcto creer en lo real? ¿No es acaso más creible que hubo un dios fornicador que enamoró a una joven y la fecundó varias veces aún a pesar de ser expulsado de una ciudad?  ¿Debo creer que los incrementos patrimoniales de David Murcia Guzmán fueron derivados de actividades delictivas (o cuando menos irregulares) mientras que la de los Kirchner y Uribe se debió a mucho trabajo?  Quizá resulta más creíble esa hipótesis que la de un ídolo que quizá fingió su propia muerte para aislarse de los medios y de la fama.

Sin embargo, si me preguntan a mí, pensaría que en orden de credibilidad, escojo 1) Mito; 2) Leyenda; 3) Realidad.
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viernes, 2 de agosto de 2013

El "Gran Colombiano" del derecho - Antonio Rocha Alvira

Hace algo más de un mes, una pequeña cantidad de votantes acudió a la convocatoria del History Channel para elegir el personaje que "el pueblo" colombiano estimaba como el Gran Colombiano.  El elegido, en un nefasto día del mes de junio, fue el expresidente Álvaro Uribe Vélez.  No pienso detenerme demasiado en este personaje.  No es conveniente desgastarme en demostrar por qué la democracia no sirve para determinar la grandeza.  Una muchedumbre salvó a Barrabás y mató a Jesús.  Un pueblo enardecido mantuvo a Hitler y lo consideró lo más cercano a Dios, sin serlo.  Acá también, la falta de educación nos lleva a creer grande a quien no lo es.

Más allá de la elección del Gran Colombiano, vía Twitter pregunté quién podría ser considerado el Gran Colombiano del derecho.  Algunos de los abogados a los que sigo tuvieron a bien meterse en la pregunta, y se realizaron algunas votaciones.  En su momento (24 de Junio de 2013), quedamos en montar una sección entre todos, en donde destacáramos a lo más grandes -en nuestro criterio- según la especialidad que manejaban.  Surgieron importantes debates en torno de algunos de los nombres.  Sin embargo, el que yo quise resaltar en su momento, es el del maestro Antonio Rocha Alvira.  Sea esta la oportunidad para rendirle memoria a un verdadero Grande del derecho.

Los dejo, a continuación, con la corta semblanza que he escrito del maestro Rocha Alvira.

En la vida, nos esforzamos por encontrar personas dignas de su tiempo.  Cada cual, a su manera, se encuentra viviendo el que le correspondía vivir.  Sin embargo, no todos asumen la vida de su tiempo, con la entereza ni con la hidalguía que se podría esperar.  Algunos viven esperando un futuro lejano que usualmente los esquiva, y otros viven pensando en el pasado que no tuvieron.  En derecho, es bastante común encontrar esa añoranza de la sapiencia pasada, y la ambición de ser el arquitecto de la sapiencia futura.  Son pocos los que logran escapar a la trampa mental que implica poder ser relevante en su tiempo, y se dejan obnubilar por esta circunstancia.  El maestro Antonio Rocha Alvira lo logró.  Fue arquitecto de la sapiencia del futuro, sin la ambición y el narcisimo correlativo de muchos hombres y mujeres brillantes.

Grandeza, contrario a lo que muchos interiormente acarician como verdad sabida, no es hacer cosas que generen envidia ni admiración de los demás. Grandeza, contrario a lo que muchos desean, no se trata de tener a muchos lacayos que corean su nombre y lo ensalzan como, si su portador fuese el regalo de la Providencia.  Grandeza es actuar respetando la alteridad del grande y del chico, del rico y del pobre, del brillante y del mediocre.  Grandeza es inspirar respeto y no demandarlo.  La grandeza del jurista está en su raciocinio, sus fundamentos y principios.  La grandeza del hombre público está en su capacidad de ponderación objetiva.  Antonio Rocha, el educador, el funcionario público, el "abogado" (en la plenitud del alcance deóntico del término) fue en primer una gran persona y luego fue constituyéndose a sí mismo como un gran profesional.


Imagen de Antonio Rocha Alvira tomada de la página del Instituto Colombiano de Derecho Procesal

Nació el futuro maestro de maestros en el seno del Tolima, en Chaparral, en el mismo año en que se iniciaría la Guerra de los Mil Días.  Fue en aquel 1899 que avisoraba lo que sería para Colombia un difícil siglo XX, lleno de dolor, violencia y sufrimiento.  Pero en medio de ese estado de cosas, y bajo las enseñanzas de otros grandes del derecho, cursó exitosamente sus estudios en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, del que luego sería insigne Rector. Moriría también en otro año igualmente determinante para el país.  1992, el año que marcaría el estreno de la recientemente promulgada Constitución del año inmediatamente anterior, el año del estreno del principio de supremacía constitucional por encima del conocido principio de legalidad, y el año de todo un cambio en la forma de concebir el derecho nacional.  Llegó cuando tenía que llegar, y nos dejó cuando su talante había dejado suficiente sombra para que una nueva generación de abogados llegase a tomar la batuta en un nuevo esquema mundial.

La discusión en torno al aforismo "Testis unus testis nullus" es una de aquellas abordadas por Antonio Rocha en su obra "De la prueba en derecho" que nos permite reflexionar acerca de los criterios de valoración de la prueba en la actualidad.  Es ahora cuando se llega a extremos difíciles como el de darle plena credibilidad a un testigo sin entrar a mostrar algo más que frases vagas y vacías como "el testigo merece plena credibilidad" sin mayor análisis de fondo.  Es ahora cuando también se compran testigos y nos percatamos en la cantidad.  Rocha Alvira analizó esto mucho antes y dejó sentada una discusión que lamentablemente muchos operadores jurídicos han dejado de lado.  Es esta, tan sólo una de las tantas lecciones que nos deja su invaluable obra en materia de derecho probatorio.

Pero no son simplemente sus calidades como estudiante, como docente y como académico las que le merecen mi modesto reconocimiento.  El profesor Antonio Rocha Alvira fue igualmente un insigne juez, miembro y Presidente de la llamada Corte Admirable, es decir aquella Corte Suprema de Justicia que dejó sentada la jurisprudencia en materia de derecho civil que habría de servir de sustento para tantos desarrollos jurídicos del siglo XX.

Además de la academia y la administración de justicia, el maestro tuvo la oportunidad de mostrar sus calidades personales y profesionales en muchas otros cargos públicos de especial importancia.  Es así como fue titular del Ministerio de Industrias y Trabajo, fue Ministro de Relaciones Exteriores y Ministro de Educación.  También ocupó el cargo de Ministro de Gobierno.  No dejó de demostrar sus habilidades en la rama legislativa, siendo electo Senador por el Departamento del Tolima.  Sin embargo, sus calidades jurídico-políticas fueron especialmente importantes como miembro negociador del Concordato entre Colombia y la Santa Sede, siendo igualmente embajador ante esta última.


Imagen del Presidente Alfonso López Pumarejo acompañado de algunos de sus funcionarios más cercanos.  Antonio Rocha Alvira (segundo de derecha a izquierda) aparece sentado, al lado derecho del Presidente López Pumarejo, quien se encuentra sentado en el centro de la imagen.  Fotografía tomada de la página www.banrepcultural.org

Entre los grandes profesores del derecho actual, le ha merecido especial reconocimiento Jairo Parra Quijano, Jaime Azula Camacho en sus respectivas obras, así como otros no tan célebres.  Sin duda, estos discípulos de los grandes, recordarán cómo en febrero de 1969, Antonio Rocha Alvira, era elegido como Presidente del recientemente creado Instituto Colombiano de Derecho Procesal.  Sus vicepresidentes que lo acompañaron en ese momento fueron otros colosos del derecho procesal, los "Hernandos" (como los denominara en alguna ocasión el gran maestro de la Universidad Externado de Colombia, Fernando Hinestrosa, es decir, Hernando Devis Echandía y Hernando Morales Molina).  La importancia de esta nominación ha de recordar a aquellos que no tuvimos la oportunidad de vivir esos años, la calidad de estos maestros del derecho procesal y del derecho privado.

Mencionar los anteriores hitos en la vida del Profesor, Ministro, Magistrado, Embajador, Rector, Senador parecería suficiente para cerrar este pequeño homenaje a un grande.  Sin embargo, no es eso lo que Gaviota Jurídica puede resaltar como la cualidad más valiosa por parte del maestro Rocha.  Cuentan las anécdotas que en algún momento los estudiantes del Rosario, siendo él Rector, decidieron organizar un movimiento para presionar la reforma de las Constituciones que gobernaban a ese claustro.  A pesar de haber sido criado y haber formado parte de la tradición, Antonio Rocha Alvira no se rindió a ella.  Aplicó la ponderación y la sapiencia que los verdaderos grandes poseen, y fue un hombre de su época.  La reforma le permitió a la norma fundamental del Rosario ser la norma fundamental moderna que sus estudiantes clamaban.  Esto pudo darse porque a pesar de la grandeza y del impresionante currículo de Rocha Alvira, supo escuchar, algo que los autodenominados "grandes", han olvidado hacer hoy en día.
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