No pretendo aquí hacer publicidad gratuita “porque sí” a las personas cuyas posturas admiro y respeto, ni pretendo tampoco generar lazos de compromiso invisibles, entre ellos y yo. Uno de los vicios humanos que más detesto es la ingratitud, y soy un fiel convencido que ningún blog (sea del tema que sea), se puede construir sin personas que lo lean, lo critiquen y que obliguen a pensar al autor del mismo. La idea de comunidad virtual que manejamos en la actualidad no es muy diferente de la idea de comunidad que se puede manejar en el seno de una familia (en sentido amplio).
La filosofía oriental, particularmente la budista, nos enseña con razón, que el simple acto de ver algo, implica que ya yo lo he modificado de cierta manera, y que ese algo me ha modificado a mí. Por eso es que agradezco a los miembros de mi comunidad de bloggers, que ya sea en mi blog o en el de ellos, fomentan la discusión que nos invita a pensar. Si no nos obligamos a reflexionar, a proponer, a criticar y a autocriticar, deberíamos dedicarnos mejor a contar cabezas de ganado, o tal vez a trabajar de operador de call center, donde las funciones son claras, precisas y concisas, con la virtud de que los protocolos son generales, universales y de obligatorio cumplimiento. Lo misma gratitud debe necesariamente hacerse extensiva a aquellas personas que sin ser bloggers, ingresan comentarios relativos a las ideas que uno expone.
Dicho lo anterior, inicio con mis inquietudes no resueltas, en busca de auxilio:
1) ¿Cuál es la discusión real en materia de aborto?
He revisado algunas sentencias proferidas por la Corte Constitucional de Colombia en materia de aborto, y he tenido igualmente la posibilidad de repasar el reciente debate que se generó en Argentina por el caso de la menor de edad que iba a ser obligada a abortar, incluso por vías judiciales, y cuyo caso finalmente terminó con la orden de no obligarla a abortar si ella no prestaba su consentimiento. Por lo visto, en España la situación no es muy diferente, y en el blog Quaestio, me encuentro con el reciente ingreso que nos refiere al caso del barco abortista, estrategia utilizada para practicar abortos ilegales, por fuera del mar territorial del Estado que prohíbe el aborto.
Esta cantidad de ejemplos, al igual que las opiniones que al respecto de emiten de parte y parte, me lleva a la pregunta atrás, enunciada: ¿qué es lo que realmente discuten en materia del aborto? Inicialmente, consideré que el tema recaía sobre el punto de si el aborto era matar a un ser viviente, o desparasitar a una mujer (me disculpo por la crudeza de las palabras, pero en términos reales, el mensaje pro-aborto inicialmente dejaba traslucir este mensaje, por más inspiradas oraciones y bellos versos que se pronunciaren). Posteriormente, el debate se fue centrando en otro punto y es si un cigoto es un ser vivo o si no lo es. Se dijo que la vida iniciaba desde el momento de la concepción, y otros luego dijeron que iniciaba a partir del tercer mes. Me recordó mucho la discusión acerca de la determinación de la nacionalidad de un bebé que nace en espacio aéreo sobre altamar. La discusión sobre el aborto ya no era sobre si era vida o no, sino a partir de cuándo era vida.
Luego, cansados de esos ires y venires, la discusión se centro en materia de legítima defensa –con lo cual nos encontramos con las nuevas teorías del feto agresor– y con el estado de necesidad. Surgió otro frente liderado por las feministas, tendientes a resaltar la propiedad que tiene la mujer sobre su cuerpo, de forma tal que puede disponer libremente sobre lo que a él se refiere, sin que exista la posibilidad de terceros (incluyendo al Estado) de interferir. Es decir que la decisión de abortar o no, era tan privada y libre como la de una reducción de busto. Obviamente, la contraparte tenía los argumentos en contra.
En la actualidad, la discusión se centra más en el negocio del aborto en sí mismo, que en el aborto individualmente considerado. El aborto pasó a ser una cifra más, como el precio del dólar, la variación del NASDAQ o el incremento en la inflación. El problema ya no es la “muerte” de un “ser viviente”, sino el incremento de embarazos no deseados. Por eso, cuando se refieren al tema del aborto, haciendo normalmente referencia a casos espeluznantes, se convierte en una forma de revivir un debate que no tiene ni pies ni cabeza. Mis convicciones personales al respecto son perfectamente claras, pero no quiere eso decir que no pueda cuestionarme, siempre y cuándo tuviera la oportunidad realmente de saber cuál es el debate real en torno al aborto, para así poder pensar sin necesidad de ganarme una hermosa migraña.
2) ¿Cuál es la gracia de la democracia?
Que un abogado se pregunte esto, resulta problemático. Por lo menos, a simple vista. Pareciera (y hago énfasis en que “pareciera”) que las clases de Teoría del Estado y de Teoría Constitucional no quedaron en mi disco duro. Intentaré justificar, al igual que el caso anterior, el por qué de mi pregunta. Colombia se enfrenta actualmente a una de las crisis institucionales más graves de las que tenga conocimiento. El problema no radica, como en muchos otros casos, en que las instituciones no cumplan con su cometido (aunque esto sigue ocurriendo en muchísimos casos). El problema radica en que la estructura institucional se ha convertido en un asunto de moda, es decir, en asunto de temporadas.
¿Por qué metió el Presidente Uribe a políticos con título de abogados en el Consejo Superior de la Judicatura en vez de abogados con títulos académicos y trayectoria de respaldo?
Rta:// Porque puede.
¿Por qué la Corte Suprema de Justicia investiga juzga y encarcela a todos los políticos que se le ocurre, sin necesidad de justificarse ante nadie diferente a sí misma?
Rta:// Porque puede.
¿Por qué se están tramitando conjuntamente dos proyectos de reelección presidencial, y simultáneamente otro para convertir en Senadores por derecho propio a todos los ex Presidentes de la República, cuando claramente son excluyentes entre sí?
Rta:// (Adivinen).
¿Por qué el Fiscal General de la Nación encabeza movimientos pro cadena perpétua, cuando supuestamente existe un Consejo Superior de Política Criminal que debe liderar esos temas?
Rta:// Ibid.
Imagen tomada de http://bacteriaopina.blogspot.com/
La lista podría ser mucho más larga, y la respuesta sería la misma, para cada una de ellas. La gran pregunta detrás del centenar de otras preguntas que se nos puedan ocurrir es: ¿por qué pueden? El tema se ha vuelto bastante complicado en la medida en que la respuesta se halla en la Constitución. En mi ingreso sobre la cadena perpetua, observé de qué manera la parte dogmática de la Constitución colombiana es una obra maestra, pero llena de ficción. La parte orgánica, debería estar diseñada de tal forma que se puedan controlar los apetitos de poder de los dirigentes de turno. Sin embargo, podría afirmar que actualmente, la parte orgánica de la Constitución se ha convertido en el abrelatas de los manjares que satisfacen el apetito de nuestros dirigentes, y de nuestros jurisbanqueros.
¿Por qué se da esto en una democracia? La culpa de elegir títeres clientelistas en el Congreso es nuestra, y la culpa de otorgarle poder casi monárquico al Presidente, también es nuestra. Luego, ¿cuál es la gracia de la democracia? El problema es de sistema? Lo dudo. No existe sistema bueno o malo per se. Obviamente, hay sistemas que se acomodan más que otros a determinadas sociedades. Supuestamente, a nosotros nos conviene más el democrático. Otros dirán que una cosa es la democracia, y otra cosa es la tiranía de las mayorías. Para mí esa distinción es errada. Considero que la democracia implica un importante poder del pueblo, ya sea como constituyente, como elector o como veedor de facto. El problema es lo que hacemos con ella. Similarmente a lo que ocurre con el rol de padre, donde podemos criar a un futuro hombre de bien, trabajador responsable y buen hombre de familia, podemos criar igualmente una sanguijuela humana, asesino, ladrón, maltratador y hombre de 2 o más familias simultáneas. Sin embargo, en ambos casos somos padres. Lo mismo ocurre con la democracia. Tanto en la tiranía de las mayorías como en el ideal caso de checks and balances, estamos ante democracias. Tal vez por eso Cicerón (Tratado de la República) se mostraba reticente a esta forma de gobierno.
Imagen tomada de http://bacteriaopina.blogspot.com/
Vuelvo y me pregunto: ¿cuál es la gracia de eso que llamamos democracia? En nuestro caso, es claro que el demos importa en la medida en que vote como los de arriba quieren, pero de resto, no importa para nada más. Pero si ese voto es tan decisivo como para reformar constituciones, nombrar o tumbar a alguien, por qué pasa lo que pasa aquí? Que alguien me explique, sin necesidad de acudir a la predestinación religiosa o genética que tenemos al fracaso, porque no me parece argumento muy convincente. Por lo demás, solicito formalmente auxilio a mis lectores.
En otra oportunidad, una vez pueda aclarar un poco este par de temas, tocaré otras dudas que siguen rondando en mi picoteada mente.
2 comentarios:
Hola Gaviota, dos temas que a mi también me generan preguntas todo el tiempo.
Sobre el tema del aborto es cierto que las discusiones entre defensores y detractores se han ubicado desde un lugar de producción distinto. Es decir, que de acuerdo al tipo de sociedad, a la influencia de la religión, al sistema político, los defensores o detractores pueden ser mayoritarios o minoritarios. En ese orden de ideas, si el país es de mayoría católica, la discusión sobre si la vida como derecho inviolable prima sobre cualquier otra discusión, apoyada en algunos señalamientos ciéntificos que indican que el nasciturus en un ser vivo desde el cigoto y ya. Los detractores en ese debate acuden a otros científicos que dice que la vida aparece solo hasta los tres meses, en fin.Sobre el aborto escribí un post hace unos meses: http://margencultural.blogspot.com/2008/02/el-aborto-en-colombia-francia-y-eeuu.html
Si la sociedad se descentra de la religión, creo que atacaríamos el problema como lo que significa, una asunto de salud pública que estaría coincidiendo con el tipo de Estado- Social de derecho y laico que "en teoría tenemos". El problema es que en la práctica el país ni es tan laico, ni vivimos un Estado de derecho. De todos modos, como la noción de justicia se determina en sus prácticas en el tiempo- lo que ayer era injusto, hoy es justo- te recomiendo la Verdad y las prácticas jurídicas de Michel Foucault-, es ncesario entender estos fenómenos, lejos de las posturas rígidas de la definición jurídica que no permite entender estos procesos de construcción o de deconstrucción como lo señaló hasta su muerte Derrida.
En cuanto a la noción de democracia, simplemente quiero decirte que no podemos entender esta noción como "Sufragio universal" o momento único y sacrosanto de legitimación. Hoy los últimos dos libros del Pierre Rosanvallon en Francia y el último del filósofo Marcel Gauchet, han permitido comprender que la noción de democracia es dinámica, como por ejemplo en la formación de ONG a través de la sociedad civil, la existencia de Cortes Constitucional, el respeto de las garantías y derechos de los ciudadanos. De tal forma que gobiernos elegidos democráticamente pueden deslegitimarse a través de actos contrarios a estas posturas.Interesante transposición para Colombia.
En fin, comentario largo, para tu post largo,
Como siempre un abrazo,
Francisco Barbosa
Gracias por el importante comentario Francisco. Revisé el ingreso de febrero de este año, y me hubiera gustado haber contado con este espacio en ese época para haber opinado. Me asusta la visión del derecho que ellos exponen, y me asusta más cuando vemos que la globalización jurídica tiende a que el derecho de los más poderosos, tiende a ser el derecho de todos.
Los comentarios de Roe Vs. Wade me parecen inaceptables, jurídicamente, porque confunden libertad con licencia, y derecho con capricho. Sin embargo, puedo estar equivocado.
En cuanto al tema de la democracia, confieso, en primer lugar, que no conozco todas las posturas que citas, por lo que no puedo hablar inteligentemente sobre ese tema. Sin embargo, desde el punto de vista símplemente de opinión, consideraría que el dinamismo de la democracia implicaría un dinamismo de todos sus componentes, porque de lo contrario, lo dinámico no es la democracia en sí, sino algún estamento, o alguna institución, o algún subconjunto, pero no la democracia como tal. En Colombia, se suele llamar sociedad civil a las ONG´s creadas y patrocinadas por grandes empresas y financiadas por ciertos países, y que curiosamente, defienden casi siempre esos mismos intereses. Desde mi punto de vista, eso no es sociedad civil, ni es representativo del pueblo (en Colombia, por lo menos). En otros países, puede que sí, pero el problema de accesibilidad en Colombia, me permitiría concluir que la postura de las Cortes, de las ONG´s, de los Gobiernos de turno, no permiten ejemplificar la postura del pueblo, pues faltan muchos engranajes para que el pueblo pueda ingresar dentro de este dinamismo alque haces referencia.
De todas formas, me dejas muchas "tareas", que evidentemente tendré que cumplir para estar a la altura del debate. Muchas gracias nuevamente.
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