lunes, 29 de diciembre de 2008

Esperanzas de cambio: Año nuevo, vida nueva

El año está próximo a finalizar, y resulta casi imposible dejar pasar lo que quisiéramos dejar atrás, y lo que quisiésemos que cambiara en este nuevo año que comienza. Es natural que tengamos vanas esperanzas de paz en el mundo, de prosperidad para todos los allegados, y de 365 días de éxitos laborales. De hecho, es deseable que así sea. El conformismo es un terrible mal que no trae nada positivo. Tras finalizar este año tan desastroso para la economía mundial, lleno de guerras, terrorismo, exterminación de especies, entre otros, debemos mirar el pasado, analizarlo, e intentar aprender de él.

El año 2009, que en pocos días comienza, es una incógnita en muchos aspectos, sobre todo desde la óptica política y económica. Esta impresión diagnóstica no solo aplica desde la perspectiva global, sino también local, a nivel colombiano. El personaje del año, según Time, asumirá de lleno las riendas del land of the free (tierra de los libres), que debe ser mejor conocida ahora como el home of the brave (hogar de los valientes). No es fácil la tarea de Obama el próximo año, pues de sus decisiones, aún sin haberse ejecutado, depende la estabilidad de los mercados, y la posibilidad de encontrar una luz al final del túnel. En Colombia, el panorama es el opuesto. Hay un conglomerado de personas, incluido el mismo Presidente de la República, creemos –y por supuesto, no me incluyo en este amplio grupo de personas– que a pesar de los desastres internos ocurridos este año, no debemos tener un relevo en el poder.

En Venezuela, el problema es un poco mayor, en la medida en que nos encontramos ante un mandatario sumamente persistente en sus ansias de perpetuación en el poder. Hasta el momento, lo ha conseguido, y este 2009 será la crónica de otro intento más por garantizar este deseo. Gran parte del pueblo lo apoya, y la táctica de aferrarse a Fidel Castro y Bolívar como íconos a emular, nos muestra una característica de su personalidad que permite asegurar que al menos voluntariamente, no estará dispuesto a compartir el poder.

La postura asumida por gran parte de mis compatriotas y por los vecinos latinoamericanos, al igual que por otras personas que en el mundo padecen problemas similares, incluso en etapas más avanzadas, me recuerdan la historia de Cándido. Este personaje, héroe (o antihéroe) de la obra de Voltaire del mismo nombre, sufre a lo largo de la historia, un sinnúmero de vejámenes, ante lo cual, su respuesta es que todo sucede porque así debía suceder, estando él en el mejor de los mundos posibles. A pesar del pésimo trato que recibe, y de los múltiples infortunios vividos, cree ciegamente en esta filosofía, y bajo ese entendido, cree que el mundo es perfecto, o cuando menos, casi perfecto.

Ante tanto Cándido rondando por ahí, no debe sorprender que nos comamos tantas insensateces, y tan seguido. Me gusta mucho acudir a recursos no tan elevados, ni tan doctos, para ejemplificar el estado de las cosas, como yo lo veo. Por ello, ha sido habitual en este espacio, publicar caricaturas que ilustran la insensatez del mundo en el que vivimos, y no desaprovecharé esta oportunidad para agregar otra más, esta vez de la caricaturista Nani, de su serie de Magola.

Imagen tomada de: www.elespectador.com


Por mi parte, me gustaría creer que Kant y J.R.R. Tolkien podrían ser objeto de fusiones ideológicas, así como en materia musical hoy en día degustan (y otros soportamos) la existencia de mezclas como el Tropipop, la Tecnocarrilera, o el Latin House. Espero con ansias que se inicie la saga del Señor de los Ensayos : La comunidad de la Metafísica, Las dos críticas, y El regreso del idealismo antes de que nuestras casas se vean infestadas del próximo hit de Bossa N´ Vives o Bossa N´ Maiden. En efecto, sería feliz si recordásemos como Tolkien aclara en sus obras que incluso el ser más pequeño e insignificante puede cambiar el mundo, y si de la misma forma recordásemos con Kant, que los imperativos categóricos nos obligan a actuar de forma tal que nuestra conducta sea proyectada como una norma universal de comportamiento. Teniendo en cuenta que es más probable el Bossa N´ Vives que El Señor de los Ensayos, podría optar por un plan B, como sería pedirle a los editores de Chopra, o de Riso, o de Coelho, o incluso a los autores, que me den un empujoncito con la idea, teniendo en cuenta que todos ellos también nos quieren sanos y felices.

Lastimosamente, debo ser sincero con mis lectores, y probablemente fracasaré en esta empresa. Tal vez por ello, debamos optar por la teoría jurídicamente más apetecida, es decir, la teoría ecléctica. Ni un sopor desesperante, ni Immanuel Tolkien. Apelemos a los agüeros de fin de año. ¡Año nuevo, vida nueva! Por mi parte, destinaré juiciosamente mi penúltima, de doce uvas, a la justicia colombiana, y la última a los honorables. Mientras como mi plato de lentejas, intentaré desesperadamente hacer fuerza para que los congresistas colombianos coman su buena porción esa noche, para que así no se antojen de ellas mientras se sigue debatiendo el referendo re-re-eleccionista. Ya sabemos lo que se puede hacer por un buen plato de lentejas…

En fin, obremos conforme a los postulados de la justicia aristotélica. Démosle a cada cual el agüero que le corresponde. Feliz Año 2009 para todos, y gracias, como siempre por compartir conmigo estos Picotazos modelo ´08.
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martes, 23 de diciembre de 2008

Para el pueblo de dirección, confianza y manejo

Recuerdo con cierto cariño, más por sentirme un oligofrénico profundo que por lo belleza de las circunstancias, aquella vez que ingresé a un trabajo que implicaba cierta responsabilidad. Utilizo el término porque en mi tierra natal se suele hacer distinción entre los trabajos que implican responsabilidad y aquellos que no. Quizás esta distinción terminológica ha llevado a muchos compatriotas “despistados” a distorsionar el sentido con el que se realmente se hace esta distinción. La gran cantidad de irresponsables en su trabajo es tal que pareciese que son muy pocos los que realmente ostentan cargos con responsabilidad (o mejor, de responsabilidad).

Si quisiéramos hilar fino, podríamos concluir que es un cargo de responsabilidad aquél en el cuál se requiere de un nivel de diligencia especial del empleado debido a las implicaciones estructurales a nivel empresarial, principalmente de orden económico, que implica cualquier decisión adoptada por éste. (¿?) Eso es tan ininteligible como el lento e imperceptible retiro de las aguas, que permite identificar el fenómeno del aluvión. No conozco a nadie que haya presenciado un aluvión, como tampoco conozco a alguien que me pueda seriamente decir que significa aquello de un cargo de responsabilidad.

Lo curioso es que desde el punto de vista económico, nadie tiene un cargo de responsabilidad. Me explico: se dice comúnmente que a mayor responsabilidad, mayor salario. Si revisamos los salarios que se pagan en Colombia, concluiríamos, nuevamente, que casi todos somos trabajadores que no ostentamos cargos de responsabilidad. Tal vez por ello es que nuestras empresas están conformadas por empleados sin responsabilidad, o empleados irresponsables. Como gusten. Es lo mismo, ¿o no? Esta mano de obra, carente de cualquier responsabilidad, evidentemente no puede esperar percibir jugosos salarios propios de empleados que manejan altos grados de responsabilidad. Señores empleados de la rama judicial: ¡vayan aprendiendo!

Cuestión diferente es el manejo administrativo de las empresas. Bajo esta perspectiva, existe una curiosa figura diseñada por “alguien” en “algún momento”, que se conoce como los empleados de dirección, manejo y confianza. Esta clase de empleados, cuentan con unas características especiales, según criterios fijados por la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia colombiana. Entre muchos de sus pronunciamientos destaco el siguiente, contenido en sentencia de 19 de julio de 2006, con ponencia del Magistrado Carlos Isaac Náder:

“Para la Corte de las reseñadas funciones no es dable concluir que el cargo desempeñado por la trabajadora demandante reuniera con claridad las características que identifican a los cargos de dirección, confianza y manejo que exigen, honradez, rectitud y lealtad especiales, lo que indica que el empleador deposita en el trabajador un grado especial de confianza, distinto al exigido a cualquier otro trabajador, en tanto aquellas labores comprometen de manera importante los intereses económicos de la empresa.”

Una de las consecuencias directas de ser empleado de manejo y confianza, es que no es predicable de aquellos ser merecedores de reconocimientos económicos por trabajar más allá de la jornada laboral ordinaria. En consecuencia, el concepto de jornada laboral, no existe para esta clase de empleados. A pesar de mis estudios en derecho, o mejor, en razón de ellos, fue que apliqué el principio de la buena fé. Cuando se me dijo que mi cargo era de inmensa responsabilidad, realmente no hacían referencia a lo jugoso que iba a ser mi sueldo por esta circunstancia, sino que elegantemente se me preavisó que no era conveniente ni útil estar revisando aquello de mi jornada laboral ordinaria. Esta misma circunstancia era predicable de todos los trabajadores del área a la que pertenecía, y en general, a todo el mundo, salvo a los que sí tenían cargos de dirección, que tenían horarios de almuerzo de más de dos horas, y que trabajaban arduamente en los clubes sociales tomando whiskey con otros responsabilísimos funcionarios de otras empresas.

Hoy recuerdo con cariño esto, porque me permite entender porque muchas personas en el país confiaron su dinero a David (así lo llaman los miembros de su familia DMG), y otros a DRFE, al igual que por qué fue tan exitoso Madoff en los Estados Unidos durante tanto tiempo. Entiendo que probablemente muchos de los clientes de estas empresas fueron, o son, empleados de dirección confianza y manejo, con sueldos de empleados irresponsables. En otras palabras, sus contratos en la práctica estipulan:

“Querido empleado: Eres importantísimo para esta empresa. Todo tu trabajo, al igual que las decisiones que tomas con ocasión del mismo, son de vital interés y trascendencia para el normal funcionamiento de la empresa. Sin embargo, como tal, tu trabajo no implica el manejo de ninguna clase de responsabilidad. Por ello, eres merecedor de un salario mínimo, más auxilio de transporte.”

Es importante resaltar aquí, que quienes son tan afortunados de leer cartas de amor como la recién transcritas, son quienes han contado con la suerte de encontrar un trabajo en donde realmente se les trate como trabajadores, y no como contratistas independientes, modalidad ampliamente utilizada para evitar el pago de prestaciones sociales y demás gastos regidos por la legislación laboral. Ah, se me olvidaba, a estos últimos les descuentan el IVA, y tienen que cotizar a pensiones y salud, con el poco dinero que les queda.

A eso sumémosle que los respectivos gobiernos los tratan de tener cultura mafiosa, o amor por el dinero fácil. Personalmente, estoy de acuerdo con lo segundo. Por ello, la solución dada por el gobierno ha sido, en el caso colombiano, incautar todo dinero que tenga que ver con estas empresas (pirámides y DMG) y luego decirle al pueblo que el Estado no responderá con su patrimonio por sus pérdidas económicas. Sí, el mismo Estado que meses antes certificaba que eran empresas legales.

En consecuencia, es claro que la utilización del concepto de trabajador de dirección, confianza y manejo, ha trascendido las fronteras inicialmente trazadas. Ya no solo existen trabajadores de dirección, confianza y manejo, sino que existen ciudadanos de dirección, confianza y manejo. En otras palabras, existen las personas que se desviven por servir a la comunidad, y estamos los ciudadanos importantísimos, de confianza y manejo, o en otras palabras, los ciudadanos “de poner”.

Para todos aquellos que viven todas o algunas de estas situaciones, mis mejores deseos de navidad, porque probablemente muchos de ellos podrán ahora entender lo que fue realmente el nacimiento de Jesús en la extrema pobreza, en la soledad y ante la insolidaridad de sus compatriotas. Entenderán que la navidad va más allá de la entrega de presentes entre familiares y extraños, y verán que es la unión familiar y el amor es lo que ha de primar en estas fechas. Encontrarán en la navidad de Dickens el refugio a sus pesares, aunque tal vez en la actualidad, el fantasma de las navidades futuras ha saboteado la fila y se ha colado para mostrarnos en la navidad presente aquellos desastres que nuestro autor vio como posibles ante la insolidaridad del género humano. Que sean estos ejemplos el testimonio de la humildad y del cambio que debemos practicar para que en adelante, estas fiestas sean únicamente sinónimo de felicidad. Para mi pueblo, de dirección, confianza y manejo, mis mejores deseos en esta navidad, lección de vida y de esperanza.
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jueves, 18 de diciembre de 2008

El comic político colombiano

Las noticias políticas colombianas cada día parecen más un comic. Sí, una de esas historietas en la que los personajes principales y sus formidables rivales se encuentran y combaten unas 500 veces en una misma vida. En 150 de ellas, triunfa el superhéroe, y en 350 de ellas triunfa el enemigo, más por razones de ventas que por ineptitud de nuestro idolatrado héroe. Tal vez ello lo hace más humano, más real, con falencias que deben superarse para que prevalezca el bien sobre el mal.

En estos comics, además de que a los personajes no parece pasarles el tiempo, ocurre algo muy particular y es que respecto de un mismo personaje, se pueden predicar múltiples interpretaciones, casi simultáneamente. Para quienes no entienden a lo que voy, revisen las últimas películas de Superman y del Hombre Araña. En ambos casos el personaje es llevado a una crisis existencial derivada de las circunstancias que le permite ser rechazado o ignorado por el mismo mundo al que intenta salvar. En otras palabras, nuestro superhéroe es un incomprendido, maltratado por esa misma sociedad incomprensiva.

Fíjense cómo el carácter enigmático del líder, la abnegación y entrega irrestricta hacia una comunidad que no lo entiende, pero a la que defiende a pesar de ello, nos acerca a una postura que muchas veces se ha discutido en los foros especializados. En los correspondientes escenarios, se ha discernido acerca de cómo el superhéroe adquiere ciertos matices mesiánicos, de salvador reprochado y vilipendiado por la comunidad a salvar. El héroe prevalece sobre el ideal. Es la epopeya moderna, con mucho músculo, aparatos modernos y antifaces que esconden enigmas ocultos que no deben ser desentrañados por el hombre común.

Como dije al inicio de este ingreso, las noticias políticas colombianas, y me atrevería a decir que latinoamericanas (en general), parecen sacadas de los comics. Me ocuparé del ejemplo que más me compete, que es el de Álvaro Uribe Vélez, Presidente colombiano. Estoy seguro que en la medida en que trasladáramos este ejercicio a otros países del continente americano (por no ir más allá, aunque no porque el fenómeno únicamente sea latino) podríamos identificar casos similares. A pesar de ello, procuraré no desviarme del tema.

El Presidente Uribe, surgió como un justiciero en época de desesperación. El país se encontraba hipotecado a muchos grupos ilegales, y bajo el lema de “mano firme y corazón grande”, con un sólido discurso en torno a la recuperación de la soberanía, la presencia pública en todo el territorio nacional, y la lucha contra la politiquería, y el respeto por el pluralismo, este joven político inició una vertiginosa carrera a la cima. En efecto, su propuesta y la coherencia sistemática de su discurso logró que fuese el primer Presidente en ganar las elecciones populares en primera vuelta, por haber obtenido más del 50% del total de los votos efectivos (en primera vuelta, no hay solo dos candidatos, sino todos los que se hubieren inscrito inicialmente, por lo que obtener más del 50% de los votos, no es tarea sencilla).

Encontramos nuestro Neo (sip, el de Matrix), nuestro elegido. Esta gaviota en su momento votó por él. Se necesitaba restablecer el orden institucional, y poder transitar por nuestro territorio, como si en realidad fuese nuestro, y no de otros. Así se inició la formidable carrera presidencial de nuestro superhéroe. Sin embargo, aquí es donde inicia la transformación de nuestro héroe. La lucha contra la politiquería fue una derrota que no demoró en llegar. Uribe trazó las fronteras jurídicas de su lucha, en un referendo popular que fue derrotado por el abstencionismo. A partir de ese momento, la lucha por acabar con la politiquería resultó ser la lucha por controlar la politiquería. Un ejemplo sencillo de esto es el reciente episodio de aprobación de la iniciativa de referendo re-reeleccionista. Este bochornoso incidente, en el que nos encontramos con Congresistas rindiéndole cuentas a dos Ministros y a una empleada de la secretaría de Presidencia, cuales niños pidiéndole permiso a las maestras para poder ir al baño, nos dejó en claro donde está la independencia del Congreso, y qué tan “sabio” es nuestro legislador. El resultado fue una total goleada 86-0. ¿Adivinen quién ganó? Cabe anotar, entre paréntesis, que no se pudieron evacuar más puntos del orden del día por falta de quórum.

Como en algunos comics, me he adelantado hasta el final, pero he dejado de lado parte del proceso. ¿Cómo llegamos de la derrota en el referendo (únicamente pasó una pregunta) a esta goleada de epopeya? Vayamos unos años atrás. Nuestro superhéroe, Presidente en ejercicio, logró concretar su principal promesa electoral de 2002, como fue el reestablecimiento de la presencia de la fuerza pública en el territorio nacional. Esto trajo muchas consecuencias positivas, entre las cuales destaco sólo algunas. De una parte, se permitió que los colombianos pudiesen viajar por carretera sin que existiera una excesiva probabilidad de ser secuestrados. Es decir, permitió un sentimiento de libertad, con el que el país no contaba en su momento. De otra parte, se redujeron las tomas armadas a poblaciones, la voladura de torres de energía eléctrica, y por supuesto, se redujo el índice de secuestros. Este bienestar progresivo afianzó la confianza inversionista, y por lo tanto, la economía empezó a mejorar, casi por arte de magia.

Ante esta situación, que se consolidó a lo largo de su periodo presidencial, surgió el interrogante de por qué no permitirle a este gran Presidente, continuar con su tarea por otros 4 años más. Es así como a través del Congreso, los congresistas uribistas, todavía no lacayos del gobierno, impulsaron la reforma a la Constitución que permitiría la reelección inmediata, incluso del actual mandatario. El principal argumento lógico que se brindó, era que la reelección no implicaba nada diferente a darle la oportunidad an mandatario bueno para continuar con su programa de gobierno. “Si no es bueno, pues no lo eligen”, se decía en ese entonces. Nuevamente, confieso que me adhería a esos argumentos lógicos.

Por esta época, sin embargo, nuestro superhéroe empezó a sufrir su segunda transformación. Ya no sólo empezaba a controlar a los politiqueros, convirtiéndose en uno, sino que empezó a fustigar verbal y jurídicamente a todo el que se le oponía a su voluntad. Empezó a estar “de moda” que la oposición fuera terrorista, por el simple hecho de no comulgar ciegamente con el Presidente. Hasta ahí nos llegó el pluralismo ideológico, y el respeto por los argumentos del otro. Es posible que a nuestro superhéroe lo haya invadido un organismo alienígena que lo hace volverse hiperagresivo… Ah perdón, esa idea ya se aplicaron al Hombre Araña. Tal vez, entonces, fue que la muerte de sus padres le generó un trauma de resentimiento hacia el terrorismo. Puede ser… aunque a diferencia de Batman, con Uribe se trató sólo de su papá. Tal vez podría ser que el amor del pueblo hacia el buen líder, le generó una adicción inconciente al poder. ¿Quién sabe? Tan solo le ha ocurrido a Stalin, Hitler, Mussolini, Franco, Videla, Julio César, Fidel Castro, Saddam Hussein, o conforme ejemplos locales, Rafael Reyes, Rafael Núñez, Gustavo Rojas Pinilla, ahhh…. Y un tal Simón Bolívar.

En fin, mientras estos “supermales” atacaban a nuestro superhéroe, su carácter empezó a cambiar más. Algunos lo notamos antes que otros, y tal vez por eso, esta Gaviota no votó por nuestro superhéroe, a pesar de apoyar la reelección, en abstracto. Sin embargo, otra aplastadora victoria en las elecciones de 2006, ha llevado a que perdure su continuidad en la política de seguridad democrática. El bichito que picó a nuestro superPresidente, logró que desde esa época, se haya enfrentado al Presidente de la Corte Suprema de Justicia (de hecho, a varios de ellos), al Presidente de Venezuela, de Ecuador, de Nicaragua, al Secretario de la OEA, además de cualquier gobernante local o departamental que ose contradecirlo, junto con los líderes indígenas, y más recientemente con el “amigo del pueblo”, David Murcia Guzmán. En muchos casos, los enfrentamientos han sido merecidos, en otros no. Sin embargo, los métodos de nuestro héroe se han tornado cada vez más violentos.

Incialmente, la verborrea bastaba. Regaño público, y a dormir. Ahora, los métodos son un poco más sofisticados. Conmoción interior para detener paros, emergencias económicas dirigidas a pirámides para atacar entidades que si bien son presuntamente ilegales, no son pirámides. Hace pocos días conocimos otra, convocatoria a sesiones extraordinarias del Congreso, para aprobar el referendo reeleccionista, tan solo 5 minutos antes de que la sesión extraordinaria iniciara.

La pregunta es, ¿en este comic político colombiano, estamos cerca del final de la historia, o por la mitad? La pregunta se puede responder de dos posibles maneras. Uribe, puede convertirse en nuestro Ulises contemporáneo, en el héroe que al mejor estilo del Hombre Araña, entra en crisis pero rápidamente se recupera y hace lo correcto, en este caso, no destruir la democracia como la conocemos, y acabar con el Estado de Derecho. En ese caso, estaríamos al final de esta edición del comic. Sin embargo, hay una segunda salida tradicional, y es que nuestro héroe se convierta en antihéroe como un ángel caído en desgracia. Aparte de la devastación que ello implica, ya sabemos en qué termina esa historia. Condenas eternas, poemas como la Divina Comedia¸ eterna condena.

La les he mencionado en qué parte del comic vamos. Victoria apabullante 86-0. Los lacayos dieron su voto, y a dormir. Parece ser que lo que alguna vez fue reelección en 2014, podría ser reelección en el 2010. Finalmente, como un homenaje a la vacilación, o tomadura de pelo (mamadera de gallo, burla frentera, pulling of leg) del Jefe de Estado colombiano, algunas caricaturas que resultan ilustrativas:





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sábado, 13 de diciembre de 2008

‘Pico’ con profundo respeto: Alan Jara Urzola

En el segundo ingreso de esta bitácora, titulado “Acerca del blog”, tuve la oportunidad de presentar la carta de navegación de esta serie de escritos, muchas veces inconexos entre sí, pero con un enlace fundamental que es la justicia, en diversos ámbitos, pero principalmente desde la óptica jurídica. Advertí que quienes pertenecemos al no tan selecto grupo de “peleólogos”, en ocasiones recurrimos a ataques de conciencia que nos obligan a realizar un acto positivo, o al menos, de reconocimiento por la labor positiva de alguien más.

En mi caso particular, siendo un plumífero de corazón, he considerado que de vez en cuando de ‘picos’, en contraposición a los habituales ‘picotazos’ que aquí se materializan. Desde el día en que escribí ese segundo ingreso, a hoy, he quedado en deuda de dar un ‘pico’ absolutamente merecido a una persona que lastimosamente ha carecido del acceso a este blog, pero más aún, ha carecido del acceso del cariño familiar al que todos tenemos derecho por el simple hecho de existir.

Me refiero al exgobernador del departamento del Meta (Colombia), Alan Jara Urzola (foto). Intentaré exponer mis razones brevemente, con miras a finalmente escribirle unas palabras de aliento a este valiente hombre, víctima del secuestro en Colombia.


Imagen tomada de: http://www.elcolombiano.com

En primer lugar, debo admitir que el simple hecho de padecer el secuestro y no enloquecer, es digno de ser admirado. Sin embargo, el caso de Alan Jara, contiene una serie de elementos muy particulares que siempre me han impactado. Los invito, a manera de ejemplo, a revisar este artículo publicado en el diario El Tiempo el 17 de enero de 2008, en donde muestra de manera palpable el coraje y el humor que mantiene Jara a pesar del secuestro. Particularmente, resalto dos aspectos muy importantes de este artículo.

En primer lugar, rescato el hecho de que siga creyendo en el deber ser del Estado, como un romántico del derecho que encuentra en los principios y en los fines del Estado, la razón de ser de toda la estructura que hoy tercamente denominamos Estado. No lo rescato porque lo comparta sino precisamente por todo lo contrario. Él, que ha sido objeto del abandono del Estado, privado de su libertad por grupos al margen de la ley (ley que teóricamente garantiza la convivencia pacífica), y utilizado como rating por los medios de comunicación, sigue creyendo en este deber ser. Lo rescato porque a pesar de su desesperanza, cree fielmente en aquello por lo que trabajó. Es lección de vida para mí, quien por mucho menos que eso, he perdido la fe hace mucho tiempo en el Estado y en el derecho. Yo que creo que nos mentimos descaradamente unos a otros en nuestros hogares, nos mentimos desde las instituciones, y nos mentimos para acceder a estas últimas. Jara, que es símbolo de la injusticia humana, me incita a creer en ella, cuando ella lo ha abandonado.

Probablemente su férrea o tal vez ingenua convicción de que el deber ser puede llegar a gobernar el ser nunca llegue a convencerme de nuevo. Es posible que en adelante nunca vuelva a pensar en la justicia como fuera concebida por los romanos. Quizás en vez de buscar la justicia al levantar el velo de la ignorancia, como diría Rawls, siga creyendo que nos aprisionan dentro de un velo al que los poderosos etiquetan como justicia. No obstante nuestra distancia conceptual, su templanza y determinación deben ser más que loadas por quienes seguimos creyendo que los principios existen y deben gobernar nuestras vidas.

Otro aspecto debo rescatar de lo que leyera en ese artículo alguna vez. Me refiero al ejercicio del rol paterno en cautiverio, y cómo transmitir el amor a los seres cercanos, cuando precisamente ya no se encuentran cercanos. Lo importante no es en sí la forma en que intenta mantener contacto con su hijo, sino la lucha por ser humano y por mantener aquellas bellas que tiene la vida. Me refiero a la amistad, al amor, a la risa, al conocimiento. No olvidaré cuando escuché a algunos de los antiguos secuestrados, militares policías, relatar cómo el señor Jara les enseñaba idiomas, bromeaba con ellos y los mostraba razones para seguir adelante. Esto mismo volvió a mi mente cuando leí de qué manera a la distancia intentaba seguir instruyendo a su hijo, estableciendo retos, dándole valor a sus gustos, y cómo intentaba, mediante un pequeño lazo elaborado con las hierbas de la zona, mantener contacto físico pero virtual, con su esposa.

Hoy, mucho tiempo después de su secuestro, época para la cual confieso que Alan Jara Urzola me era un absoluto desconocido, como tal vez lo es hoy para muchos de los que leen estas líneas, me inclino ante su valor y le propino un merecido ‘pico’. Quienes me conocen personalmente saben que respeto mucho a las personas que son excelente profesionales, en cualquier oficio en el que se desempeñen. Sin embargo, respetaré mucho más a quien antes de procurar ser buen abogado, o buen contador, o buen electricista, hace todo lo posible por ser una buena persona. El reto, para quienes actualmente poseemos la libertad de medios para poder seguir en nuestro camino de ser cada vez mejores profesionales, es ser personas de bien, y de la mano procurar cada vez ser mejores profesionales.

En esta vida, nos encontraremos con personas de toda clase, y normalmente todos tenemos una tendencia instintiva a pensar que lo mejor que alguien puede ser o hacer, es aquello que somos o hacemos nosotros. Por regla general, el ego nos tiende esas trampas. Merecerá siempre un pico quien ante la adversidad del mundo, y ante la adversidad que proviene de nuestro interior, se engrandece para sobrepasar el obstáculo y simplemente buscar ser mejor, sin creerse el mejor. He conocido en esta vida muchos idiotas inteligentes (estilo Forrest Gump o Austin Powers), pero lamentablemente he conocido a muchos más inteligentes idiotas (estilo Dr. House o Truman Capote).

Para el caso específico de los abogados, les recomiendo que lean este ingreso del blog de Alberto Bovino, “No hay derecho”, que a su vez nos remite a este ingreso del blog titulado “Perspectiva A-DN”. Aunque el texto es enteramente en inglés, rescato el aparte donde se dice:

“Any second-rate scholar can have an opinion, however ignorant or confused, about the merits of someone’s work, and express that opinion in an e-mail to a colleague elsewhere. Now imagine that same ignorant or confused opinion broadcast to thousands: that is what blogs make possible. Indeed, blogs do more than that: they make possible the repeated and systematic broadcast of non-expert opinions, opinions that can then be picked up and amplified by other non-expert blogs.”

Versión traducida por Gaviota:

“Cualquier académico de segundo nivel (entiéndase ‘de pacotilla’) puede tener una opinión, sin importar qué tan ignorante o confundida sea, acerca de los méritos del trabajo de alguien más, y expresar esa opinión en un E-mail a un colega en otra parte. Ahora imaginen esa misma ignorante o confundida opinión transmitida a miles: esos es lo que los blogs hacen posible. En efecto, los blogs hacen más que eso: hacen posible la repetida y sistemática transmisión de opiniones no-expertas, opiniones que pueden luego ser recogidas y amplificadas por otros blogs no-expertos.”

Esa es la naturaleza humana “at its finest” (en su más fino nivel). Me disculpo por tanto inglés, pero es mejor dar una respuesta in english a una bofetada in english. Podríamos argumentar los iletrados que escribimos blogs, y que no estamos autorizados por nadie para decir nada, que si uno quisiese considerarse un académico de primer nivel, probablemente debería ser lo suficientemente apto para manejar un blog, y lo suficientemente generoso, para compartir la información, porque de eso se trata esto. Si no lo hace es porque o no es hábil o no es generoso, caso en el cual la etiqueta de “primer nivel” podría ponerse seriamente en duda.

Leer eso me recordó por qué hago lo que hago, y por qué abrí este blog. También me recordó por qué sigo el blog “Dura Lex” de una persona “autorizada”, que critica la forma de enseñanza por parte de los “autorizados”. Recordé que mi escenario era el del vuelo contra la corriente de idioteces inteligentes que escucho, contra la fetidez de la injusticia, y por personas que merecen compartir su alegría y su conocimiento con cuantos quieran, como mi homenajeado Alan Jara Urzola.


Imagen tomada de: http://blog.bioethics.net

Probablemente Alan Jara no habría escrito tantas sandeces al mismo tiempo, como el señor Brian Leiter (foto). Probablemente él no habría reaccionado de una forma tan visceral e irracional como yo. Probablemente son estas las clases de personas que requerimos en el país y en el mundo para detener guerras en vez de propiciarlas. “No hay nada más cierto”, me dirían los griegos en sus obras. Precisamente por mis falencias enfrentadas a las virtudes de Alan Jara, es que me siento moral y legalmente obligado a exaltar su imagen y su figura desde este modesto espacio, esperando que algún día pueda conocer acerca de estas palabras. Para cuando ese día llegue: “señor Jara, lo invito a un café”.
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domingo, 7 de diciembre de 2008

Constituciones ecológicas, comunidad internacional y otras farsas

Mi nivel de filantropía siempre ha sido bastante bajo, pero confieso que recientemente ha bajado aún más. De hecho, he considerado que puedo convertirme próximamente en un enemigo de esta raza, que muchos ingenuamente siguen considerando como superior. A medida que conozco más sobre el derecho, las teorías sobre su razón de ser, sobre la búsqueda de la justicia, y otros temas afines, me surgen una gran cantidad de inquietudes acerca de por qué creemos tantas mentiras al mismo tiempo, respecto de este tema. Particularmente me afecta más un tema que a pocas personas les quita el sueño, como es el equilibrio ecológico.

El derecho internacional en materia de ecología es el himno a lo inservible. Particularmente, no he encontrado un solo instrumento internacional realmente útil. Nos hemos comprometido como comunidad internacional, desde hace mucho tiempo, a respetar y preservar el medio ambiente, bajo parámetros loables como ocurre con la famosa responsabilidad intergeneracional, entre otros bellos poemas. El tema realmente es de inmensa preocupación, puesto que el mundo como lo conocemos se acaba, y poco nos interesa salvarlo.

Veamos algunos ejemplos, relativamente recientes, para profundizar un poco más acerca de este tema. Hace aproximadamente un mes, leí horrorizado una columna de Daniel Samper Pizano, titulada “Colombia, filibustera del Océano Pacífico”, que fue publicada por el diario El Tiempo, en Colombia. Allí, verifiqué con horror lo que intuí alguna vez: parece que voy a poder ver en primera fila el show de los jinetes del Apocalipsis. Si revisan otros reportajes del mismo diario (por ejemplo “Colombia revisa posición sobre pesca de atún en el Pacífico”, ya no columnas de opinión), observarán que estamos ante un ejemplo más de la hipocresía global totalizante. Digo global, y no interamericana, porque nuestra madre patria, por ejemplo, es igual de irresponsable que nosotros.

En Europa, existe presuntamente un interés por preservar los índices de explotación pesquera, por encima de los intereses ambientales, que claramente implicarían problemas ecológicos, económicos y de nutrición al corto plazo. Particularmente se ha referenciado el caso de España, por contar con uno de los puntos geográficos donde más atún rojo se ha detectado. Se ha realizado un llamado mundial por la preservación de la especie, tal y como aparece registrado en este reportaje, ante los oídos sordos de España y Europa, como consta en éste. Es claro que, y los europeos lo saben, ninguna sanción podría ser efectiva si no se cuenta con su aval. Es decir, su decisión de no detener la extinción del atún rojo, es internacionalmente válida, y probablemente no habrá nada que se pueda hacer contra esto. Eso es como intentar que el Consejo de Seguridad de la ONU sancione a uno de sus miembros permanentes, por actos de agresión. ¿O tal vez me equivoco, señores Medvédev y Bush?

Hablando de este último representante del Tío Sam, revisemos lo ocurrido hace pocos días, cuando la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos tomó una importante decisión que nos permite igualmente ver otra faceta más de la posición mundial, “tan preocupada” por el medio ambiente. La editorial del diario El Tiempo, la fuente de información del día de hoy para este blog, de hace algunos días nos permite demostrar la realmente preocupados que estamos. En esta editorial titulada “Submarinos Vs. Delfines”, se pone de presente cómo la potencia mundial que es la principal responsable de la crisis económica mundial decidió por las vías de la justicia –otra vez– desestimar las pretensiones de preservar la salubridad de los delfines, amenazados por la nueva tecnología de sonar utilizado por los submarinos norteamericanos. Revisado el artículo titulado “Navy Wins, Whales Lose U.S. Supreme Court Sonar Case” (texto en inglés) nos encontramos con argumentos históricamente absurdos, como que las restricciones al uso de sonar generarían problemas de seguridad para toda la flota involucrada en los ejercicios militares. Así mismo, la administración Bush excluyó a su fuerza naval del cumplimiento de la ley nacional sobre políticas ambientales, o NEPA (por sus siglas en inglés) con fundamento en la seguridad nacional, ese muletilla tonta que sirve para legitimar todos.

Personalmente, no me sorprende que países amantes de pagar para ver a un grupo de sádicos matar dolorosa y lentamente a algunos bovinos, en la fiesta brava (que no es sino otra materialización del carácter violento y grotesco de nuestra especie), dejen de preocuparse por especies de atún, cuyos intereses también deben ceder ante la estabilidad económica de algunas empresas importantes. Tampoco me sorprende que la paranoia norteamericana, causante de eventos importantes como el uso de la bomba atómica, la invasión a Irak y Afganistán, así como el bloqueo económico a Cuba, sea la misma que deba usarse contra las ballenas y delfines, cuyo pecado más grande es vivir cerca de donde los submarinos deben transitar. Misteriosamente, algunas ballenas se “pierden” en el mar, seguramente por despistadas, y mueren encalladas en las costas de varios países. Revisando noticias, me encuentro con que el 1º de Diciembre, se anuncia la muerte de 80 ballenas en las costas de Tasmania y días antes, se menciona cómo se salvaron a 11 ballenas, mientras que otras 53 murieron en esas mismas costas. ¡Tan raro! Seguramente estas 11 no solo deberán dejar de despistarse nuevamente, sino también a huir de la inquietud científica de los japoneses, quienes matan a una gran cantidad de ballenas, alegando fines científicos.

Gracias por mantenernos seguros, amigos nortemericanos, al igual que por su loable interés por la ciencia, amigos japoneses. Tal vez, dormiremos más tranquilos sabiendo que ustedes cuidan nuestros océanos. Gracias, gobiernos de Colombia y de Europa, por mostrarnos su interés en la pesca de atún, que tan importante es para nuestra nutrición. De pronto en algunos años, podremos bucear nuestros océanos sin que tanto “intruso” nade a nuestro alrededor. Mientras tanto, seguiré enfriando la botella de vino para celebrar los “diez y pico” de años de la “Constitución Verde”, o los múltiples protocolos existentes en materia de medio ambiente. Mientras que me preparo con deseosa anticipación para descorcharla, seguiré celebrando que nuestras ladrilleras y cementeras expulsen en el aire los gases tóxicos que dan comida a las familias de los que allí laboran mientras que otros tantos nos ganamos enfisemas pulmonares. También brindaré nuevamente por las incesantes labores desplegadas por nuestras potencias en materia de búsqueda de agua en Marte, para ver si podemos contaminar un poco de aquella antes de extinguir todas las especies que habitan en la nuestra.

¡Viva mi Constitución verde! ¡Viva la comunidad internacional que a todos nos protege! ¡Muerte al invasor, y picotazos para los no creyentes!
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miércoles, 26 de noviembre de 2008

Cadena de irrespetos

Desde hace varios días he querido referirme a la cultura colombiana del irrespeto al prójimo y la reverencia al menos “prójimo”. Poco o nada nos importa actualmente referirnos al valor del respeto, desde el punto de vista jurídico. De hecho, es probable que mis colegas en el país hagan poca referencia a las obligaciones éticas del abogado, y menos aún, de los deberes de respeto hacia los hijos, hacia los padres, hacia los empleados, hacia los discapacitados. Tal vez la referencia más cercana a estos temas es cuando nos referimos a la famosa buena fe, objetiva o subjetiva, generadora de derechos o eximente de responsabilidad, o por supuesto a la buena fe exenta de culpa.



Imagen tomada de: www.elespectador.com

A veces considero que por nadar en aguas de sistemas autopoiéticos, o en los topos uranus griegos, dejamos de lado el ser jurídico y el ser social. Para ponerlo en términos más sencillos, pareciera ser que los abogados andamos por las nubes. He esperado unos días desde que se empezara a desarrollar todo la temática de DMG, para mirar con horror lo irrespetuosos que somos, lo crédula que es la sociedad colombiana, y lo mal que anda el gremio de abogados. Personalmente, considero que la mala reputación que tiene el gremio es más que merecida. Con lo que no estoy de acuerdo es que seamos los únicos. Los economistas estarán al lado nuestro, los banqueros al otro. Delante nuestro, por supuesto, la clase política, y siguiéndonos los pasos de cerca están los ingenieros civiles.

Miremos este escenario, y multipliquemos por el número de personas que pueden vivir algo así:

Escenario: Av. 15 entre calles 74 y 95, en la ciudad de Bogotá. La hora: aproximadamente las 7 p.m. (momento en el que coinciden los que salen de pico y placa, con quienes ya venían en el trancón). Miremos de qué manera se cumple a la perfección la premisa según la cual el hombre es egoísta por naturaleza. El semáforo está en amarillo y alguien acelera para “volarse” el semáforo.

Esto, no es inusual, teniendo en cuenta que nuestros hábiles irrespetuosos, particularmente si son conductores de vehículos de servicio público, tienen medido los tiempos en que se demora un semáforo en pasar a rojo y que el semáforo que estaba en rojo pase a verde. Esos 2 o 3 segundos sirven para lograr determinar qué vehículo puede pasar de 0 a 100 Km/h en menos tiempo. Si algún peatón desprevenido osa circular en estos 2 o 3 segundos, es probable que pierda la vida, y que su familia no pueda obtener una indemnización por parte de la aseguradora del vehículo, puesto que el conductor incurrió en una exclusión de la póliza (dirán las aseguradoras).

Vuelvo al trancón. La misma lógica opera, excepto por los records de velocidad. Como estamos en trancón, el vehículo que se pasó el semáforo en rojo obstaculiza la vía de los otros, mirando al horizonte, como si el tema no fuera con él sino con alguien más. Mientras tanto, nuestros policías de tránsito siguen pendientes de detectar violaciones de pico y placa, mientras que le aplican “principio de oportunidad” a quien se “vuela” un semáforo y obstaculiza la vía. Eso no es tan relevante, dirán ellos. De pronto, si el semáforo se hubiera pasado mientras conducía con un teléfono celular en la mano. En ese caso, de pronto…

Mientras el señor obstaculiza la vía, en la otra vía, circula un bus intermedio, conducido por un menor de edad, con la licencia suspendida, quien ante la demora, considera oportuno pasar por encima del separador para adelantar un par de vehículos, antes de que su competencia se le adelante. Es decir, en este punto estamos viviendo el último episodio de Las Guerras de los Centavos - Episodio 7: El colectivo, la buseta (en español, no en portugués) y el SUV.

Esto ocurre en un día normal. Para nuestro episodio de hoy, agreguemos personajes. Luis viene en el colectivo que protagoniza Las Guerras de los Centavos – Episodio 7. Se ha subido al bus un par de horas antes, cansado de asistir al estadio capitalino durante una larga jornada en la que busca que le reintegren el dinero que invirtió en la empresa DMG, y ver que le exigían la entrega irrestricta de la única prueba de su inversión, para ver si de pronto era beneficiario de la devolución de su dinero. Luego de combatir durante un par de horas con la policía para que lo escucharan, debió resignarse a entregar la única prueba de lo que él pocas semanas antes consideró una inversión “gana-gana”.

Nuestro anti-héroe, Luis, recordó con cierto resquemor, cómo se acostó a dormir aquel viernes, pensando en el computador que iba a adquirir con los rendimientos de su inversión. Por un momento, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, pero se vio rápidamente sustituida por un vibrato gutural acompañado de un copioso llanto. Era la misma clase de llanto que vertió aquél lunes ante la noticia de que DMG había sido intervenida, y que se buscaba a su salvador, David Murcia Guzmán, por una serie de conductas que él no entendía, y que al parecer, el Fiscal General tampoco. Hacía cuentas en su cabeza, y algo no cuadraba. En menos de un día hábil, la empresa DMG había pasado de ser absolutamente legítima a una empresa delictiva. ¿Cómo podía ser? Luis no lo entendía.

Imagen tomada de: http://matadorcartoons.blogspot.com

Mientras tanto, la buseta pasaba por encima del separador, y el conductor del vehículo le recordaba la progenitora al señor que se voló el semáforo y que miraba el horizonte como si hubiese visto a la mismísima Sofía Loren haciéndole señas de que la acompañara a tomarse un duchazo. Esa maniobra de expertos acróbatas hizo que Luis tropezara con Nelly, una señorita que lucía disgustada, y que recibió al primero con un codazo, acompañado de un inevitable “¡Uisshhhh, imbécil!” Este último no iba dirigido a Luis sino al conductor, que había utilizado este mismo vocablo para etiquetar al señor conductor que al parecer tenía fantasías con Sofía Loren, por la forma como observaba el horizonte imperturbable.

Nelly es funcionaria de una entidad estatal que a lo largo de tres años intentó por todos los medios encontrar información que le permitiera al Estado intervenir la compañía que era el objeto de los pensamientos de Luis. Esa misma compañía que se aprovechó de la necesidad de los colombianos para crecer a pasos agigantados distribuyendo “servicios” y de paso generando una rentabilidad asombrosa a sus clientes. Esa empresa que muchos vieron como la verdadero salvación ante el abuso e irrespeto propinado por el sector financiero formal. Nelly se encontraba de mal humor. Si bien le pagaban para investigar a estos individuos que protagonizaron un cuento de hadas en los que se veía involucrada la población, no estaba de acuerdo con esta persecución –pensaba ella– a la que era sometida.

Recordó cómo durante un fin de semana completo fue llamada a trabajar en horas extra y sin mayor paga, para revisar la documentación que se había obtenido. ¿Cómo se obtuvo? Era mejor no preguntar. No le pagaban por ello. Días después, sin embargo, la respuesta llegaría. La declaratoria de la emergencia social por parte del Gobierno, le abrió las puertas a unos decretos legislativos que posibilitaban al Estado a intervenir forzosamente a la entidad que por 3 años les fuera esquiva.

En ese momento, los pensamientos de Luis y de Nelly convergieron sobre este punto, que resultaba cuando menos curioso. Un estado de excepción posibilitó que el Gobierno, so pretexto de atacar a las pirámides, interviniera una entidad que no resultó ser pirámide, sino una fachada para el lavado de dinero obtenido ilícitamente. ‘El fin justifica los medios’, pensó Nelly, mientras que Luis se decía incesantemente a sí mismo, que era un caso más del abuso del Estado respecto de los asociados.

El bus volvía a arrancar, volvía a frenar, y el conductor seguía irrespetando a sus pasajeros, preocupado por lograr que uno o dos más terminaran de llenar el bus que parecía ya una lata de sardinas. Los pasajeros silenciosos escuchaban la emisora en la que se burlaban de un tal De la Espriella, mientras que para Luis y Nelly ello era tan solo otro ruido ambiental. ‘Sinceramente’ –pensaban ambos– ‘esto es una falta de respeto’.

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domingo, 16 de noviembre de 2008

La “maravilla” del mundo

El conteo de tarjetas profesionales va llegando a las doscientas mil. Hay abogados por montones, y casi siempre todos intentan ser más pedantes que el que se encuentra al lado suyo. Todo ello porque en nuestro país, la pedantería equivale a prestigio y conocimiento –se sigue pensando– y tal vez por ello, a quien llega atropellando a los demás se le trata de Doctor, y a quien no, se le ignora hasta que empiece a portarse como el primero.

Esa filosofía de vida de futbolista, según la cual todos debemos tratarnos mutuamente a las patadas, ha sido acuñada e interiorizada por el sistema financiero colombiano. De todos ellos, mis predilectos son las compañías aseguradoras, que captan dinero de manera masiva, dejan de pagar las indemnizaciones a las que se han comprometido, y sacan excusas que todos saben que son mentiras, o cuando menos injustas, y a las cuales les debemos estar agradecidas enormemente. El caso más patético es el de los seguros de vida, en los que una persona pasa toda su vida pagando una prima para que cuando fallezca, le sea entregado un dinero a sus beneficiarios. Fallecida esta persona, argumentan las aseguradoras que al momento de suscribir la póliza, omitió el asegurado decir que lo habían operado de las cordales (estoy exagerando un poco), y que ese dato era tan relevante que si lo hubieran conocido no habrían expedido la póliza. Por lo tanto, al haber obrado en contravía del principio de la buena fe (habrase visto tal ironía) legalmente está facultada la compañía para objetar el pago.

Revisemos lo que ocurrió recientemente en Colombia con DRFE (Dinero Rápido Fácil y Efectivo). Una empresa constituida en la que una cantidad de ahorradores depositaron su dinero, con la promesa de que les sería devuelto con rendimientos increíblemente buenos, aunque ni tan increíbles porque muchos sí lo creyeron. Estos intereses fantásticos (que en efecto sí tenían mucho de fantasía) atrajeron muchos ahorradores hastiados con el sector financiero formal, y después de algún tiempo, se desplomó la quimera. Ahorradores sin dinero, sin empresa que les responda, mientras el gobierno se sentaba y comía palomitas de maíz.

Tanto en el caso de arriba (seguros) como en el de abajo, existe una captación de dinero al público, fundamentada en una estrategia de mutual, en la que todos nos ayudamos a todos, y con el dinero de todos, les respondemos a todos. Tanto en aquél como en éste, a algunos se les cumplió, a otros no. Gran parte de la diferencia depende en la formalidad del negocio. La otra diferencia principal es que en el evento de una eventual demanda perdida, probablemente la aseguradora respondería, mientras que la pirámide no lo haría. Sin embargo, la estrategia de captación no es muy diferente. Cuestión diferente ocurre con los bancos, leasing. En el caso de ellos, la estrategia es diferente. La estrategia es ofrecer un negociazo a cómodas cuotas, que finalmente resulta todo menos cómodas, de forma tal que cuando finalmente se paga el crédito, se terminan pagando rendimientos tan jugosos como los que ofrecían las pirámides. Claro, esto es en el caso en el que sí se pueda responder por el pago del crédito. De no poder hacerlo, además de pagar un 160% del crédito, se pierde el bien que servía de garantía, y aparecerá reportado en las centrales de riesgo, lo que implica que se le liquida del mundo financiero.

Para quienes manejan la política nacional, pertenecen al sector de la industria o al mismo sector financiero, parece demencial que a una persona se le ocurra acudir a las pirámides para “evadir” el sistema financiero. Debe ser, pensarán ellos, que la gente se deja llevar por las propiedades que popularmente se le atribuyen a las pirámides (a las de verdad), que canalizan la buena energía, que conservan la materia, que brindan buena suerte. “Si a mi vecino le cumplieron, a mi me van a cumplir, y de otra parte, si los bancos le quitaron el apartamento a mi hermano, ¿para que iría yo donde ellos?” Lastimosamente para el pueblo colombiano, las pirámides no cumplieron y esa maravilla del mundo, terminó siendo la pesadilla de los ahorradores, o mejor, la otra pesadilla de los ahorradores. Ni el sector financiero ni los prestamistas informales, no hay salida.

Hace un par de días leí en El Espectador, una defensa mediocre del sector financiero realizado por la Presidente de Asobancaria, María Mercedes Cuéllar, quien expresamente señaló:

“Las personas prefieren las pirámides al sector financiero, porque están buscando rentabilidades muy altas que el sistema financiero no puede ofrecer. Las pirámides tampoco, por eso están colapsando. Sobre si el sector financiero tiene ganancias excesivas, hay que decir que es el único sector que publica sus utilidades y las cifras se tienen que comparar con las transacciones realizadas y los servicios prestados”.

¿Querrá decir la señora Cuéllar, que el hecho de que se hagan públicas las utilidades significa que no son demasiado elevadas? Parece ser que desde su falaz forma de argumentar, sí es lo que quería decir. En otras palabras, lo importante no es que se queden con el dinero de la gente, sino que sean sinceros al hacerlo? En ese sentido, nadie más correcto que un atracador, que de manera frentera nos anuncia su interés de despojarnos de lo nuestro. ¿Deberán ellos también tener derecho a una asociación que los agremie? ¿Algo así como ‘Asoatracamos’? Me parece una completa vagabundería, y un argumento tan pobre que en cierta medida parece tan fantasioso como la rentabilidad extrema de las pirámides.

Cuestión aparte es la tan mentada empresa DMG. Mientras en el país se sigue pensando que esa es otra pirámide más, el Presidente se enfrenta con David Murcia G (de allí las siglas de la empresa) como si esto se tratara de una pelea de gallos. Los gallos del pueblo (Uribe se ha reconocido como el Presidente del pueblo) contra los gallos de la pueblo (David Murcia ha sido reconocido como el verdadero amigo del pueblo. Complicado panorama. Mientras se siguen buscando grietas a la estructura organizacional y financiera de DMG, la empresa gana más y más adeptos, y cada vez más los está enfrentando al Gobierno, que no encuentra cómo ponerlos en cintura.

Un consejo para aquellos que siguen pensando que es una pirámide. No pierdan el tiempo buscando pirámides. El hecho de que el funcionamiento de la empresa implique la captación de dinero y la entrega de dividendos, no significa que sea una pirámide. Si hay algo que ha caracterizado a esa empresa, ha sido el auge explosivo y sostenible que ha tenido. No le ha incumplido a nadie, cuenta con una estructura envidiable, y al igual que las entidades financieras, le hacen trampa al Estado, con las mismas reglas de juego. El problema que nos desvela, es que no sabemos el origen ilegítimo –todos ya saben, o creen saber que la empresa es ilegal, o maneja fondos ilegales, o realiza prácticas ilegales, aunque no se sepa bien por qué– de los dineros.

Mi análisis personal de abogado respecto del tema es que ruego porque DMG sea una pirámide y se desplome pronto. Es el mejor de los escenarios posibles. Donde siga creciendo este fenómeno, va a acaparar a una inmensa porción de la población, hasta el punto que cualquier colapso de esa estructura implique el colapso de la economía, hasta el punto que no solo no se pueda atacar su estructura, sino que deba ser defendida por el Estado. Si llegáramos a ese escenario, el nuevo y más grande poder de este país sería el señor Murcia Guzmán.

Otro posible escenario es que se compruebe que existe dinero ilícito involucrado (probablemente derivado del lavado de activos) y que conforme a las normas de extinción de dominio vigentes en el país, más de 200 mil personas (según cifras del mismo señor Murcia) requieran que se les extinga el dominio sobre los bienes específicos, o sobre sus equivalentes. En este caso, no solo hay colapso económico, sino también judicial, y según rumores que se manejan en el país, también tendría alcance político de importante gravedad.

El otro posible escenario es que de hecho, el señor Murcia y su equipo jurídico tenga razón, y el negocio sea claro y transparente. En ese entendido, nos exponemos a que desaparezca la competencia interna, y que la realidad económica dependa de la buena fe del señor Murcia. Probablemente, nuestros jurisbanqueros no se quedarán quietos esperando a que esta posibilidad se materialice. De ahí que el juego sucio esté a la orden del día.

Si esto es así, debemos elevar un derecho de petición de forma tal que se sustituyan las pirámides como maravilla del mundo, y sean reemplazadas por DMG. Este claramente atraería buena suerte, canaliza energía, y no solo conserva el dinero, sino que lo multiplica. ¿Alguna otra razón? Mientras la lucha se desarrolla, las entidades de control han ubicado ya sus puestos de privilegio, y se han sentado con sus respectivos botes de palomitas de maíz. Sin duda, la función será toda una “maravilla”.
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domingo, 9 de noviembre de 2008

Sobre principios con cara de “finales”

De vez en cuando, tras finalizar una jornada más de ejercicio profesional, de lectura de prensa y blogs, y de estudio de textos jurídicos, me pregunto si a lo largo de la historia de la civilización, los pueblos se han engañado de la misma forma como nosotros nos engañamos. Basta repasar las principales normas a nivel interno y a nivel internacional para percatarnos que nos encanta decirnos mentiras. El simple hecho de seguir considerando que a nivel internacional se respeta la soberanía de los pueblos, y su derecho de autodeterminarse, genera carcajadas para quien no se toma en serio estos postulados, y desesperanza para quienes alguna vez creímos que era cierto.

Hoy, en especial, me gustaría referirme a dos principios jurídicos que parecen sacados de los libros de Julio Verne. Por un lado, me referiré al popular primero en el tiempo, primero en el derecho. En segundo lugar, y por conexidad, me referiré al principio de igualdad, que nos sirve a muchos para escribir o leer largos textos jurídicos que los desarrollan (particularmente este último). Es del caso preguntarse, antes de abordar este tema en la práctica, si realmente estos principios funcionan, al menos desde el punto de vista teórico. En un mundo donde prima la competencia como filosofía de vida, necesariamente habrá alguien que gana y alguien que pierde. La pregunta que ronda mi diminuta cabeza es: ¿por qué? Incluso, visto desde una perspectiva del merecimiento, o del mérito (que no es lo mismo), es claro que si alguien pierde y alguien gana es porque los dos individuos no son iguales, y muchas veces, gana el último y no el primero. Luego, ¿por qué nos referimos a estos parámetros selectivos como principios?

En materia de casación civil, la Corte Suprema de Justicia de Colombia optó hace un par de años por “refinar” la manera como habrían de decidirse sus casos. La norma general es que los casos se deciden en el orden en que entran a los respectivos despachos para ser decididos, y bajo ese entendido, las discusiones en sala, deberían ser abordadas bajo ese mismo parámetro. La Sala de Casación Civil decidió adoptar, una metodología según la cual se abordarían casos similares para ser tratados conjuntamente en un tiempo menor, de forma tal que se pudiera descongestionar la sala. ¿Efectivo? Conforme a algunas cifras que tuve la oportunidad de conocer en su momento, parece ser que sí. ¿Justo? No lo sé. Sólo se que esa desfiguración flagrante del principio de primero en el tiempo, primero en el derecho, fue desconocida por los más altos dignatarios de la justicia colombiana, quienes en sus providencias a él se refieren con absoluta solidez.

Miremos casos, un poco más del día a día. En materia civil, ante un proceso ejecutivo, puede un acreedor legítimo formular demanda, ganarla e iniciar el trámite de ejecución, y tiempo después, nuestro deudor misteriosamente figura con deudas laborales, con procesos por alimentos, y si quieren, por obligaciones tributarias insolutas. Muchas veces, estas deudas son fabricadas, y con un simple oficio, pasa de ser el primero en la cola para recibir el pago, al último en la cola. Claro, las normas en prelación de créditos exigen que se demuestre que el deudor no posee más bienes, pero ese trámite jamás se cumple. En consecuencia, nuestro primero en el tiempo, pasa a ser el último en el derecho. La crítica, respecto de este caso, no es tan sencilla porque involucra un aspecto de discriminación positiva, que tocaré al abordar el tema del principio de igualdad.

Si usted presenta una denuncia penal el día de hoy, y encuentra que años después su proceso sigue en investigación preliminar, y que en el interregno, se han denunciado, investigado, procesado y fallado una enormidad de denuncias que fueron instauradas con posterioridad a la suya, puede quejarse en su diario personal, en un blog jurídico, o en su lugar de oración preferido. Lo que no podrá, es exigirle nada a la fiscalía porque su autonomía es tal, que tienen derecho a no hacer nada siempre y cuando ello no conlleve la prescripción de la acción penal.

Tal vez por ello, es que es común en nuestro medio, que los abogados deban agotar la llamada al amigo (como ocurre en un popular concurso de televisión), u ofrecer de pronto un Rolex, parrandas vallenatas, o salidas a comer a los funcionarios de turno, de forma tal que su proceso tenga alguna esperanza de ser atendido. La otra opción es acudir a las vías legales para exigir la celeridad, pero esta solución no les gusta mucho a los encargados de investigar. Y ni hablemos de nuestros congresistas, hombres de carne y hueso que cuando llegan al Capitolio, se transforman en ese superhombre que llamamos “El Legislador”. Ellos, que son los que aprueban todas estas normas que consagran principios como el de primero en el tiempo, primero en el derecho, curiosamente no son muy vistos haciendo cola en los bancos, o esperando a que algún funcionario público les de una cita para tratar algún tema en particular. Aún así, nuestro superhombre al que mucho aún referencian como “sabio”, es el mismo que tramita la mayoría de leyes en varias legislaturas, mientras que otras que cuentan con el espaldarazo de otro poderoso, se tramitan en cuestión de pocos meses.

Es así como nuestro queridísimo principio de primero en el tiempo, primero en el derecho nos garantiza la igualdad que tanto nos gusta, siempre y cuando no nos tengamos que pelear la silla del bus con otra persona, aunque ella hubiere abordado el bus primero. Sí. Esa es la misma igualdad que reclamaban los jueces respecto de una nivelación salarial que les es esquiva desde 1992, y que personas como Magistrados, Congresistas o Ministros, que reciben “sagradamente” su aumento cada año, se las negaron. Es la misma igualdad que prescriben nuestras normas tributarias, que permiten exenciones y devoluciones a quienes no las necesitan, mientras que a los que sí las necesitan, se les mantiene, porque nuestro “socio”, que es el estado, requiere de nuestra ayuda para seguir garantizándonos la igualdad en educación, en salud, y en materia laboral.

Todos somos iguales, teóricamente, y bajo ese entendido, no podemos ser discriminado por razones de raza, sexo, religión, credo, opinión política, entre otros tantos factores de discriminación que hay. Sin embargo, las madres cabezas de familia, las mujeres embarazadas, los niños, las personas de la tercera edad, los discapacitados, el trabajador, se encuentran en estado de indefensión y merecen ser tratado preferentemente. Por ello, respecto de ellos, existe una discriminación positiva, que es permitida. Sin embargo, esa discriminación positiva en realidad no es tal, y lo que implica es la discriminación verdadera de quien no está en estos grupos. A eso sumémosle que los opositores del gobierno son terroristas, o nostálgicos del comunismo, o terroristas, o terroristas. Mientras tanto, los “quejetas” de los desplazados no pueden manifestarse en el Parque de la 93, ni deben considerarse víctimas de nada, porque son migrantes.

Ser conocido de Jorge 40 es incurrir en concierto para delinquir, o en delitos electorales, pero ser conocido de Giorgio Sale, es simplemente ser un conocido de Giorgio Sale. Ser un secuestrado de las FARC es ser una víctima de la guerra, pero ser Ingrid Betancourt es ser un símbolo de la Concordia y de la Paz mundial. Ser de una ONG es representar a la sociedad civil, pero escribir en un blog, es una opinión aislada. Que una sentencia judicial en materia penal sea condenatoria, es justa, pero que sea absolutoria es impunidad. Ser mercenario colombiano es ser mercenario, pero ser mercenario norteamericano es ser contratista. Ser abogado avalado por los medios es ser jurista, y ser abogado NO avalado, es ser “tinterillo”. La responsabilidad política por los falsos positivos debe asumirla el Comandante del Ejército, pero no el Ministro de Defensa. Ser una mujer promiscua es ser prostituta, y ser un hombre promiscuo es ser liberado. Esa es la igualdad que todos podemos jurar que existe, porque una cosa es la igualdad formal y otra cosa es la igualdad material. En otras palabras, la primera es una mentirita piadosa, y la otra es la forma de determinar a quién le aplicamos esa mentirita.

Esos son nuestros principios, esos mandatos de optimización que inicialmente se decía que servían como parámetro de interpretación y como criterio orientador del sistema jurídico. Luego diríamos que los principios admiten incumplimientos parciales en la medida en que ello derive del ejercicio de pesaje de principios mediante criterios de racionalidad. Por andar creyendo ese cuento, actualmente nuestros principios, en el nuevo derecho, parecen “finales” o en el mejor de los casos, tema para escribir libros o ingresos en algún blog sobre justicia.
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jueves, 6 de noviembre de 2008

El Monopoly norteamericano IV

Contrario a lo que piensa la gran mayoría de la humanidad, que sigue enfrascada en lo histórico que es que un negro sea capaz de llegar a ser presidente de la nación más poderosa del mundo, no me desgastaré en argumentos sociológicos o psicológicos de esa índole, porque me parece un irrespeto a la raza negra, y una ofensa a la inteligencia de toda persona que no es blanca y con acento sureño. No desconozco la importancia histórica del hecho, por la gran lucha racial que se ha librado en gran parte del mundo, sobre todo en los Estados Unidos. Es importante, pero cuando nos enfrascamos en el envase y no en el contenido, realmente considero que la discusión se torna molesta y de poco valor. Es por eso que aplaudo a la prensa norteamericana, que ha podido trascender, y no estancarse en discusiones bizantinas. De otra parte, la prensa colombiana no me defraudó, y fue tan mediocre como esperé que lo fuera. Ver nuestros noticieros, leer nuestros periódicos y a nuestros columnistas fue poco ilustrativo, en la medida en que no se podía presentar al ganador de las elecciones sin referirse necesariamente a su color de piel, o a su nombre extranjero.

Dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana; y yo no estoy seguro sobre el universo. ALBERT EINSTEIN

Personalmente, me canso de las personas a las que les gusta etiquetarlo todo, viven en una eterna falacia porque creen que al etiquetarlo todo la vida cobra un orden controlable. Obama perdía puntos porque su nombre es Barack Hussein… ¡Por Dios! Seguramente al nacer, el presidente electo se autobautizó, creyendo que varios años después, en un mundo xenofóbico, racista y clasista, iba a representar una alianza idológica con los enemigos del “mundo libre”. Sin duda, resultaba más interesante rastrear e interpretar un nombre como Barack Hussein, y no uno como John (por McCain), que podría llevarnos a interpretaciones tan despiadadas como pensar que su camapaña era una montaña de excremento, teniendo en cuenta que para los norteamericanos, el “john” es el retrete. Lástima que nuestros indagadores poco énfasis hicieran en eso. Podríamos haber llegado a conclusiones tan inverosímiles como a las que se llegaron en el caso de Obama.

Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema. WINSTON CHURCHILL

Lo que puedo necesariamente detectar con esta reacción de la prensa colombiana, es que definitivamente estamos lejos de contar con cualquier cosa que se asemeje a madurez política. Tenemos una Constitución que se refiere a principios como la igualdad, el pluralismo democrático, y otra serie de figuras que llevan vigentes un buen tiempo. Sin embargo, el machismo sigue imperando en política, el racismo es evidente y el clasismo es el día a día en nuestro país. Por supuesto, bajo una estructura mental como esa se presentan los siguientes síntomas: 1) Nos gusta tratar de manera peyorativa a un gran sector de la sociedad, discriminando por todas las razones que el artículo 11 de la Constitución dice que no debemos discriminar. 2) En ese mismo sentido, nos gusta sentirnos menos que otras personas, especialmente los extranjeros o quienes tengan nombres que parezcan extranjeros. De lo contrario, por favor explíquenme por qué una gran mayoría de los directivos de las empresas más importantes del país, son de apellido extranjero. Ya en otra oportunidad manifesté cómo esto se hace evidente en materia académica. 3) Los cambios que se presentan en los países “desarrollados” son aplaudidos, mientras que los cambios que se presentan acá son criticados por salirse de los estándares de la comunidad internacional.

El Monopoly norteamericano demostró que el amor patrio está por encima de cualquier credo político. Hubo record de votación anticipada, hubo record de votación consolidada, y tanto candidato ganador como perdedor se reconocieron como grandes contrincantes, como enamorados de su país, y se prometieron colaboración conjunta. Eso es altura política. Eso es democracia.

"Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla." SIGMUND FREUD

Solicitaría con fervor a nuestros médicos e ingenieros químicos y farmacéuticos que prioricen la elaboración de un purgante contra tanta parasitosis intelectual, que se contagia a pasos agigantados y parece ser que puede llegar a constituirse en una epidemia. Me ofrecería a colaborar en el proceso de patentar semejante desarrollo científico, que sin duda solucionaría en un importante porcentaje, parte de la problemática social. Faltaría inventarse un inhibidor de apatía, para que el producto fuera algo más eficiente.

Mientras esto ocurre, repaso el camino que llevó a que el burrito se ganara la partida de Monopoly, de manera aplastante. La diferencia entre la valoración de las propiedades azules y la valoración de las propiedades rojas fue tan abrumadora, que en ocasiones pareciese que estuviere jugando solo. Sin embargo, no fue fácil con tantas pasadas por la casilla de bancarrota, recesión y desplome. El burro debió sortear un elevado proceso de desconfianza en la población norteamericana. Debió enfrentar con argumentos las oleadas de prejuicios en su contra, por incapaz, por inexperto, o por ambiguo. Es necesario aceptar que gran parte de su éxito se debió a la férrea oposición que generó la figura de Palin como potencial Vicepresidente de los Estados Unidos de América. Gran parte de los prejuicios, de las críticas por incapacidad e inexperiencia se trasladaron a las toldas del elefante. Bajo ese entendido, parece ser que el “enemigo de mi enemigo sí fue mi amigo”, visto desde la óptica demócrata. Sin duda, el nombramiento de Palin, más allá de permitirle al público valorar sus varias salidas en falso, fue contundente en la medida en que esa decisión permitiría asimismo avizorar que John McCain podría cometer otros errores graves de nombramientos en el futuro. Los costos políticos de esa jugada fueron demasiado elevados para McCain.

Ante la adversidad, Obama creció y se logró posicionar como una verdadera opción de cambio. Generó credibilidad y se posicionó con un programa político propio, diferente de una simple promesa de cambio por el cambio. En la derrota, también McCain creció y demostró por qué llegó a ese punto de la carrera. Considero que de haber manejado un discurso así a lo largo de la campaña, en vez de optar por el discurso rudo y a veces rastrero, podría haber llegado mucho más lejos. En la amargura de su derrota, se notó un carisma que antes no irradiaba. Logró ser él quien hablaba por él mismo, y no él intentando diferenciarse de Bush. Mostró personalidad, mostró entereza, y mostró por qué es considerado como un gran patriota.

La cometa se eleva más alto en contra del viento, no a su favor. WINSTON CHURCHILL

Ahora, en medio de mi alegría porque por primera vez en lo que llevo de vida he visto la materialización real de aquella democracia teórica que siempre me pareció mentirosa, pero a la vez en medio de la tristeza por ver que mi país está lleno de pusilánimes con ínfulas de grandeza, que siguen preocupándose más por las implicaciones de que un negro gane, y no tanto por cómo conformará ese “negro” un equipo capaz de enfrentar los retos del ahora y del mañana. Obama tiene claro su camino, y así lo hizo saber en su discurso de festejo por el triunfo. Fue sobrio, fue serio. Sabe que Estados Unidos no vivirá de la leyenda de Lincoln, Jefferson o Kennedy, sino que vivirá de lo que su pueblo sea capaz de hacer, y del liderazgo adecuado que él pueda imprimirle a ese pueblo, y de paso, al mundo entero. El mundo está esperanzado, y vienen cambios grandes. Mientras tanto, en Colombia seguimos llorando por el TLC. Qué pesar.

"Yo no sé quien fue mi abuelo; me importa mucho más saber quien será su nieto." ABRAHAM LINCOLN
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domingo, 2 de noviembre de 2008

El Monopoly norteamericano III

Entramos a los últimos dos minutos del tercer cuarto del partido. La adrenalina, la bilis, y en este caso también la testosterona se entremezclan en diferentes áreas del cuerpo de los espectadores. Por supuesto, los jugadores también han sentido el estrago. Pero no, no hablo de la NFL, (que está buenísima, por cierto). Me refiero al desenlace de nuestro juego de Monopoly, al que le hemos hecho seguimiento anteriormente en “El Monopoly norteamericano” y en “El Monopoly norteamericano II”, y que cuenta con nuevas alternativas.

Revisando un poco el tablero, vemos que el burro no es tan burro, y ha ido ejerciendo un despliegue táctico interesante. Hace algunas semanas, los Estados Unidos de América entraron en una crisis económica que han comparado con la gran depresión de los años 30. Esta crisis ha cambiado el panorama del tablero. Las propiedades no generan mayores dividendos, y por el contrario, la gran mayoría de las hipotecas que sobre ellas se han constituido, han llevado a que las personas no puedan pagar sus deudas, y que las entidades que las financiaban, entraran en bancarrota. Esto ha obligado entonces, a que el burro haya diseñado una estrategia para desprestigiar al gobierno de turno, a su contrincante, mostrando una visión de cómo resolver el problema, a partir de la clase media.

El elefante, por su parte, ha sufrido varios reveses importantes a causa de la gran crisis. En primer lugar, es del caso señalar que esto ocurre bajo el gobierno de 8 años del mismo partido que lo avala a él. En segundo lugar, quiso adueñarse de un plan de rescate que en primera instancia fue rechazado por los mismos miembros de su partido, y adicionalmente, que por intentar salir avante en su imagen, a cometido imperdonables errores de maltrato verbal a su contrincante. Esto en principio, no debería ser interpretado de manera diferente a todos los demás insultos de ida y vuelta que se lanzan los políticos de manera habitual. Sin embargo, en este caso debemos tener en cuenta que esta campaña ha contado con un tinte racial, étnico y generacional. En otras palabras, no ha existido campaña política con votación más pasional y de sensibilidad, que esta.

El tablero ha cambiado. Hace aproximadamente un mes, se vio de qué manera la economía juega en la política, y de qué manera la política juega en la economía. En efecto, la inexistencia de controles estatales al ejercicio de la economía llevó a que las entidades financieras norteamericanas incurrieran en prácticas arriesgadas, irresponsables y altamente costosas. La crisis inmobiliaria, desatada por la incapacidad de pagar créditos hipotecarios, permitió diagnosticar que empresas como Fannie Mae y Freddy Mac se dedicaron a avalar préstamos de manera irresponsable, a quienes no se encontraban en capacidad de pagarlas. De otra parte, empresas como AIG, Citibank, Lehmann Brothers y demás, incurrieron en graves irregularidades en sus prácticas financieras. En otras palabras, gran parte del aparato financiero de los Estados Unidos se dedicó a “apostar” con el dinero del pueblo, mientras que el Estado miraba impasible.

Mientras nuestros dos jugadores recaudaban suficiente caudal político para construir sus casas y sus hoteles en los Estados que dominaban respectivamente, la crisis financiera llegó con paso firme y eliminó como un Tsunami, las estructuras políticas de ambas campañas. A partir de ese momento, el país dejó de ver a Irak y a Afganistán como el factor de calificación más importante de cada campaña política, y se centró en verificar de qué manera cada uno de los aspirantes a la Casa Blanca, podía enfrentar la crisis. Adicionalmente, el rabo del ojo se concentró en revisar qué tanta responsabilidad le cabía a cada uno de ellos, y a sus respectivos partidos, por esta situación. La sumatoria de estos factores llevó a que McCain pagara bien cara la crisis financiera. Ahí vemos cómo la economía jugó a favor de Obama.

Sin embargo, a dos días de las elecciones las diferencias se han reducido un poco. Personalmente, debo aceptar que prefiero que mi Monopoly esté pintado de azul, y no de rojo. No puedo concebir que a estas alturas del siglo XXI, encontrándonos al borde de una crisis nuclear, suba al poder una persona que es capaz de maltratar con juego sucio a su rival, se niegue a hablar con otros líderes del mundo capaz de generar hostilidad internacional, y que siga empeñado en que la economía sin regulación, sea la solución a la crisis financiera actual, cuando precisamente ha sido esa la causa. Sumémosle a lo anterior, que su llave vicepresidencial es sin duda una persona tan poco preparada para ejercer la presidencia, que en caso de ganar McCain, deberíamos todos prender una veladora para pedir que el veterano de guerra logre cumplir su periodo, siendo el Commander in Chief.

He leído con juicio, las críticas que se le han hecho al candidato demócrata. Acepto que hay aspectos que dejan dudas acerca de las políticas planteadas. Sin embargo, considero que de las dos campañas, la suya ha sido muchísimo más clara en las propuestas tangibles, que la campaña de McCain. De otra parte, su propuesta de cambio de modelo energético implica, de entrada, un cambio en el modelo económico mundial, que resulta ecológicamente necesario, y que de paso, implica una nueva forma de concebir la política mundial. En la medida en que el petróleo deje de ser necesario, los países que lo monopolizan, obligatoriamente perderán el poder especulativo que les ha servido de sustento hasta ahora. La alternatividad energética es una de las propuestas a las que McCain ha cedido parcialmente, aunque este último se haya caracterizado por defender inicialmente la exploración petrolera a ultranza, como la respuesta energética que Estados Unidos necesita.

Desde el punto de vista colombiano, mucho se ha dicho sobre la conveniencia de que suba McCain al poder por ser un candidato mucho más afín a Uribe, y por ser él único de los dos que estaría dispuesto a aprobar el TLC en las condiciones actuales colombianas. Personalmente, preferiría que no se apruebe el TLC, pero que el mundo no entre en recesión económica, en vez de tener un tratado de libre comercio, pero sin que exista quien compre, quien venda, y sobre todo, sin que haya qué vender. Adicionalmente, considero que proteger la vida a los líderes sindicales y solucionar las condiciones de trabajo a la clase media, no son exigencias demasiado elevadas para un país que supuestamente constitucionalmente le garantiza esto a sus súbditos.

El mundo ya votó. Lástima que ese voto no valga. Habrá que esperar si el país más poderoso del mundo sube a alguien que nos dice “I can do this” (Yo puedo hacerlo), aunque no nos diga cómo, de forma tal que volvamos a entrar al no tan exclusivo club del “That one”. De lo contrario, empezaré a buscar las veladoras, para rogar por que la única forma en que vea a Palin, siga siendo en Saturday Night Live, y no en la tan anhelada Oval Office.
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martes, 28 de octubre de 2008

Proporcionalidad: Marketing jurídico y nada más

En múltiples ocasiones, he discutido ampliamente sobre el principio de proporcionalidad, sus alcances, su desarrollo jurisprudencial, y su diferencia con el principio de razonabilidad. Esa ha sido la faceta académica de mi alter ego, un psudo-académico que sigue creyendo que el derecho es lo que las sentencias dice que es. No olvido nunca las palabras de un profesor de procesal que siempre nos preguntaba por el significado de vocablos, para demostrarnos porque el derecho era lógico, y por qué esa lógica jurídica era justa. El marketing de la justicia, al menos a ese nivel, sigue siendo muy bueno.

Sigo con tanto anglicismo que me enerva, porque parece ser que a pesar de tanta discusión acerca de burbujas financieras (es decir, mentiras económicas), de conspiraciones de servicios de inteligencia o de contrainteligencia (es decir, mentiras políticas) y de reformas a la justicia (es decir, de mentiras jurídicas), debemos concluir necesariamente que lo importante aquí sigue siendo aparentar que se es, por encima de ser. De las tres opciones atrás mencionadas, hoy habré de referirme a la última, y particularmente a un caso que me tiene absolutamente molesto.

Hace un par de días, nos regocijamos todos ante la noticia de la fuga del ex congresista Oscar Tulio Lizcano junto con uno de sus captores, alias Isaza. Esta noticia implica a su vez, la existencia de otras buenas noticias. En primer lugar, hemos podido constatar que la política de seguridad democrática, al menos desde el punto de vista de la lucha contra la subversión guerrillera, sigue siendo exitosa, partiendo de los resultados constatables. Siguen existiendo, sin embargo, dudas sobre algunas de las metodologías empleadas. En segundo lugar, es claro que la guerrilla ha perdido gran parte de poder. Visto desde el punto de vista estrictamente militar, la tropa se encuentra desmoralizada, y eso es lapidario. Tropa sin moral es como tener un auto de lujo, pero sin gasolina.

Más allá de las buenas noticias, y de la alegría de contar nuevamente con Lizcano de nuevo entre nosotros, me preocupa sinceramente el manejo de incentivos a los guerrilleros, para efectos de la liberación de secuestrados. La razón la expone bastante mejor el caricaturista Palosa de lo que yo podría conseguir intentando ejemplificar el punto:


Imagen tomada de http://palosa.blogspot.com

El Ministro de Defensa ha manifestado públicamente, que el sugiere el reconocimiento a Isaza, de mil millones de pesos ($1.000´000.000) por haberse desmovilizado, trayendo consigo a un secuestrado, además de la posibilidad de salir del país y vivir en un país del llamado “primer mundo”. No puedo argumentativamente demostrar si este reconocimiento económico es merecido o no, pues habría necesariamente que tocar elementos como que la vida de un secuestrado no tiene precio, que fueron 3 días enteros de fuga sin alimento y con poco o ningún descanso. Asimismo, estamos hablando de uno de los secuestrados más representativos de los que aún se encontraban cautivos. Sin embargo, intento comparar esta clase de reconocimiento, con otros que ha hecho el mismo gobierno, por razones diferentes.

Para quienes no son colombianos, los contextualizo un poco. Hace unos meses, mientras se disputaban los juegos olímpicos en Pekín (o Beijing, como quieran), recibimos la grata noticia, una madrugada, de la medalla de plata obtenida por Diego Salazar (pesista) y por la medalla de bronce obtenida por Jackeline Rentería en las competencias de lucha. Al primero, se le obsequió un premio por parte del Comité Olímpico Colombiano (COC), consistente en 100 millones de pesos, y a la segunda, por su medalla de bronce, uno de 70 millones. Mucho tiempo después de haber regresado de China, no se les había hecho entrega de estos premios a los destacados deportistas, según constaba en algún artículo de hace varios días. Adicionalmente, la Gobernación del Valle del Cauca, les hizo entrega de otros premios económicos, como consta en el siguiente artículo del diario El País, de Cali.

Estas personas que dedican su vida entera a entrenar para brindarle esta alegría al pueblo colombiano, reciben algunos merecidos premios, pero desde el primer momento manifestó parte de la delegación colombiana, mediante polémicas declaraciones, que en general, el deporte colombiano no goza de apoyo institucional, y que las directivas suelen ser oportunistas al momento de celebrar triunfos. No es esto lo que discuto aquí. Lo que discuto realmente, es cómo a estas personas que se la juegan con competidores del más alto nivel a nivel mundial, que se preparan durante cuatro años para intentar lograr gestas como las atrás mencionadas, en condiciones realmente deplorables (en muchos casos) reciben reconocimientos como estos, mientras que el Comité Olímpico y el Gobierno celebran como suyo el triunfo, ufanándose ante otras delegaciones pares. Cuestiono que se le de 100 millones de pesos a Salazar por 4 años de sacrificio, mientras que a ‘Isaza’ le ofrecen “a vuelo de pájaro” 10 veces más, por devolver a la libertad a una persona que desde un principio nunca debió haber sido secuestrada, y que incluso fue custodiada por este mismo personaje.

Recordemos que ‘Isaza’ manifestó claramente que su motivación principal para desertar de las filas de las FARC, y entregarse a las Fuerzas Militares, fue las malas condiciones que se padecían en el monte, y la falta de moral tan evidente. ¿Es decir, que ‘Isaza’ por no haber aguantado la presión y ceder ante la falta de moral, es merecedor de un incentivo 10 veces mayor que el de un deportista consagrado que dejó más en alto el nombre de Colombia a nivel deportivo en China? Nuestros “honorables” de la Corte Constitucional, probablemente se darían un banquete analizando la teoría de la proporcionalidad en materia de reconocimientos e incentivos, pudiendo ampliar la teoría que ya han desarrollado ampliamente en materia de sanciones imponibles por el Estado. Para mí, el desequilibrio es tal, que no podría siquiera considerarse que se ha evaluado la proporcionalidad. ‘Isaza’ da votos y popularidad. Salazar y Rentería simplemente nos brindan alegría un ratico.

El problema, considero yo, es cultural. Históricamente se ha enseñado en las familias, que el hijo necio que suele ser desjuiciado en el colegio, debe ser premiado por su esfuerzo. Al hijo correcto que le suele ir bien, no se le reconoce su labor, y solo será tenido en cuenta cuando defraude las expectativas que sobre él recaen. Lo mismo pasa aquí. ‘Isaza’, el hijo necio, obró bien, y recibe un pomposo reconocimiento. Salazar y Rentería, obraron bien y nos dieron protagonismo, y por ese protagonismo, merecen un reconocimiento, aunque mucho menor. No sé si sea correcto o no priorizar de esa manera, depende de la escala en que se valore cada caso. Sí sé, en cambio, que no es proporcional, y este desequilibrio merece ser destacad por ser una incoherencia más que debemos vivir día a día.

He visto en muchos ámbitos cómo la proporcionalidad pasó de ser un principio orientador, a un saludo a la bandera, y que actualmente es una simple quimera. Una ilusión de algo que quedaría perfecto en un Topos Uranus platónico, o en las oraciones condensadas en la “Utopía”, de Tomás Moro. Agradecería que quienes defienden la existencia de la proporcionalidad, me expliquen esta ironía. En literatura, hay quienes escriben algo queriendo dar a entender algo completamente diferente, como ocurre en casos como los de Jonathan Swift o incluso el mismo Dante Alighieri. ¿Será que nuestros constituyentes y legisladores son de esa corriente? ¿Será que no he entendido de qué trata la proporcionalidad? ¿O podría ser, como creo yo, que seguimos aferrados a una serie de plegarias jurídicas, queriendo convencernos que el deber ser y el ser son lo mismo?
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sábado, 25 de octubre de 2008

¿Quién nos defiende del servicio al cliente?

A lo largo de la trayectoria profesional de mi alter ego, el desplumado, he tenido la oportunidad de conocer de cerca el funcionamiento de los call centers diseñados exclusivamente para servir al cliente, incluyendo detalles acerca de la marcación predictiva, el “susurro” que envía la planta al operador, guiones y protocolos de servicio, y otras tantas maravillas organizativas tendientes a solucionarle la vida al cliente. ¿Por qué entonces, no funciona, o funciona tan poco?

Abordo el tema, a raíz de un artículo del diario El Tiempo que logró captar mi atención, entre toda esa publicidad que abunda, y tanto titular inútil de noticias más inútiles. La noticia, que en la edición impresa de hoy aparece en la sección 2 y se titula “Líneas pesadillas para los clientes”, y que en la edición virtual se titula “Lectores de eltiempo.com se quejaron del servicio de algunas líneas de atención al cliente”. Trata la noticia acerca de un foro en el que participaron 130 personas para lograr determinar cuáles empresas contaban con líneas de atención al cliente que en vez de solucionar los problemas del usuario, generaban mayores dolores de cabeza a éstos.

Entre los múltiples candidatos, al parecer resaltan 2 empresas por encima de las demás. Ambas (curiosamente) extranjeras. Telmex y Telefónica MoviStar. Se les consultó a los funcionarios encargados de las correspondientes áreas, acerca de su percepción al respecto, y salieron con unas respuestas que llenarían de orgullo a Dale Carnegie. Para quienes no conocen a este señor, él escribió un libro bastante famoso sobre cómo hacer amigos e influir en las personas. Entre las diversas reglas que maneja Carnegie, recuerdo una específicamente nos invita a no criticar. La crítica, según el autor, no hace nada diferente que generar la reacción del criticado por justificarse y no aceptar la crítica.

Visto lo anterior, cito las respuestas contenidas en los mencionados artículos. Primero el señor Eduard Lemus, de Telmex quien inicia su respuesta indicando que 130 quejas no es un muestreo significativo. Además, señala "Reto al periódico a que se haga una encuesta con más personas, en la que se midan a todas las empresas de la misma manera". Luego, para cerrar con broche de oro, nos indica que se han invertido 13 millones de dólares en dotar de tecnología los servicios de call center. Menciona al final que "De 700 operarios en la línea de Atención al Cliente pasamos a 2.500 con el fin de mejorar la ecuación de servicio".

El señor Lemus probablemente no tuvo conocimiento, o cree no tenerlo, del correo electrónico que circula con el hipervínculo a una llamada de una de sus clientes, que definitivamente pierde el control ante la tremenda ineficiencia, según ella, de los funcionarios de Telmex. La señora fue entrevistada por la radio local, luego tuvo cierta difusión la noticia. Por mi parte, doy fe de la ineficiencia del servicio al cliente de esta empresa. Conmigo, señor Lemus, seríamos 131. Además, pueden tener toda la tecnología del mundo en sus manos, pero eso no implica que su servicio al cliente sea bueno. Veamos: Si un cliente, como yo, se pasea por las líneas de 3 o 4 funcionarios, a los que les debe responder las mismas 3 o 4 preguntas cada vez que alguien diferente lo atiende, debe gastarse un promedio de 2 minutos explicándole el problema a cada uno de ellos, y luego escuchar 3 minutos de respuestas diferentes por parte de cada uno de los personajes en cuestión, no diríamos necesariamente que eso es una impecable gestión de servicio al cliente. A eso le sumaremos el ingrediente que entre cada una de las tandas, escuchamos mensajes automáticos de autoalabanza por parte de la empresa, y al ser nuevamente atendidos por un ser humano, éste nos agradece por quedarnos largos minutos escuchando esos monótonos mensajes.

Podría ofrecer mis servicios profesionales a la empresa, porque al parecer, puede existir un desfalco allí. Esos 13 millones de dólares no los hemos visto. Todo ese derroche de tecnología no ha logrado que el operador determine si una falla obedece a un error de cableado, a un daño interno, a un daño externo, a un daño sectorial, o si el problema es de configuración. Lo digo, porque ante un mismo daño, uno puede obtener cualquiera de esas respuestas, o todas ellas, mientras deciden enviar a un técnico para que realmente averigüe cual es el problema real de servicio.

Eso es fidelizar al cliente, porque logra uno dedicar más tiempo a conversar con los operadores, antes que el tiempo que se demora uno viendo televisión o usando Internet. Lo increíble del caso, es que jamás escucharán a un operador diciendo que no se sabe cuál es el problema. Siempre saben, así no sepan. Imagínense que esa misma política la trasladáramos al sector salud. ¿Genial, no? Prefieren la “tramadera” a la sensatez. Me imagino que el lema del call center será algo así como “No retroceder, no rendirse”. Nunca es culpa de ellos.

Pasemos ahora a lo expuesto por Tony Mañosa, de Telefónica MoviStar. El alto funcionario de esta compañía señala lo siguiente: “Estamos en un promedio de ocho segundos para contestar las inquietudes. Es un promedio para medir el nivel de servicio". Luego añade: "Tenemos el personal suficiente para darle rapidez al servicio. A cada operario le damos una capacitación para resolver las inquietudes de manera amable. Contamos con el 76 por ciento de satisfacción. Si tenemos quejas por el servicio llamamos al cliente de manera personalizada para solucionarle el problema".

Si entendiéramos la función de servicio al cliente como contestar una llamada y repetir un guión, sea cual sea el resultado final de la gestión, diríamos entonces que el servicio al cliente se debe restringir a una terapia psicoauditiva. La que hable más bonito y convenza al señor bravo, es la mejor. El que utilice más la frase “lo comprendo, y si estuviera en su lugar, probablemente me sentiría igual” es el ganador. Sin duda, es importante. Pero antes que un amigo telefónico, la gente busca solución a sus problemas. Por eso es que la persona le dedica tiempo a llamar. De lo contrario, utilizarían sendas misivas dirigidos a media humanidad, o incluso podrían ingresar a una sala de chat.

En otras palabras, el promedio de ocho segundos no me dice nada. Si fuéramos técnicamente rigurosos, esa cifra debería venir acompañada por un índice de abandono de llamadas (personas a las que no les contestan, o cuelgan antes de que les contesten), cifras de llamadas en cola por operador, entre otras. Y respecto del 76 por ciento de satisfacción, sería interesante saber qué quiere decir esa cifra. Si cogiéramos 1 millón de clientes de la compañía, y decimos que 240 mil no están satisfechos, no deberíamos ensalzar el ego con esa cifra. Además, sumémosle que eso no garantiza que los otros 760 mil estén satisfechos, necesariamente.

También he tenido la oportunidad de intentar comunicarme con un asesor de servicio al cliente en diversas oportunidades, y siempre que me están conectando, me cortan la llamada. La verdad es que no he podido lograr que alguien me pregunte si estoy o no satisfecho con el servicio. De pronto podría influir un poco en esa cifra que nos presenta el señor Mañosa. Sería fabuloso que los asesores del servicio al cliente realmente asesoraran, y sería aún más maravillosos que asesoraran sobre los asuntos propios del servicio por los cuales uno contrata a la empresa, y no que intenten parecer como mis mejores amigos. Parece ser que en la capacitación que se les brinda a muchos de estos asesores, les entregaron algunos textos mal traducidos. Parece ser que del famoso proverbio capitalista norteamericano, han masificado la traducción de los memorables e inigualables Les Luthiers, “Time is Money… El tiempo es un maní”

Otro “problemita”, que lastimosamente no se menciona en el artículo es cuando se reciben asesorías no pedidas. No sé si a mis lectores les haya ocurrido o no, pero en todo caso, comparto mi “testimonio”. He sido seleccionado unas 30 veces por el excelente manejo de mis productos financieros, y me he hecho acreedor a diversas pólizas de seguros, a tarjetas de crédito, a créditos de libre inversión, y productos de asistencia en viaje y domiciliaria. Incluso, soy tan buena persona que incluso cuando he estado en mora de pagar alguna cuenta pendiente (que no son tantas veces, afortunadamente), me llaman a felicitarme por el excelente manejo que he tenido de esa cuenta. Es más, he tenido el privilegio que me llamen a felicitarme porque me dan a dar excelentes noticias. Cuando pregunto el contenido de las “gratas noticias”, me dicen que tengo derecho a obtener productos financieros que yo ya tengo, y con esa misma entidad. Como al parecer no sabían que ya antes alguien me había felicitado por mi excelente manejo y me había ofrecido esos servicios, me pidieron referencias de personas a las cuales podrían igualmente llamar a felicitar por su excelente manejo financiero.

Esta modalidad de servicio al potencial cliente, mediante una marcación “hombre a hombre” de 24 horas, implica que uno puede recibir llamadas cuando se está duchando en la mañana, o cuando se está acostando a dormir. No importa. Y si no se les puede atender, no desistirán en su intento, hasta que les fije uno una nueva fecha y hora para recibir las “buenas noticias”. Un familiar cercano, de carácter un poco más cáustico que el mío, se ha visto obligado a decirles que no existe ni existirá en está vida un solo producto de xxxxxxxxxxxx que le pudiera interesar, dejando claro que les agradece tan “buenas noticias”, pero que les agradece más que no lo vuelvan a llamar jamás a darle tan “buenas noticias”, sobre todo porque no le gusta recibir “buenas noticias” a las 10 de la noche.

Lástima que no tuviera la capacidad logística de dirigir personalmente la encuesta que reclama el funcionario de Telmex. Lástima también, que quienes supuestamente luchan por el consumidor colombiano, tampoco les interese mucho que se haga esa encuesta. Finalmente, todo esto es resultado de la confianza inversionista extranjera. No culpo al gobierno por las malas prácticas empresariales, aunque la falta de control es evidente. Parece ser que no sería buena señal sancionar a estas empresas por atropellar a los usuarios, porque podría afectar la confianza inversionista. Mientras esta inactividad administrativa persista, seguiremos escuchando a funcionarios prestantes como los señores Lemus y Mañosa, quienes nos sorprenderán con importantes índices que nos muestran de que forma “la estrategia de marketing, complementado con un sólido back office tendiente al cierre del gap deficitario, puede hacer que la holding pueda aprovechar para ingresar al mercado de futures y de securities, generándole un mayor valor a la compañía que podrá palparse en los estimates de la próxima vigencia y así poder acudir a los joint ventures para promover mayor participación en el negocio de factoring”. ¡Salud por ellos! ¡Picotazo a domicilio!
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