Nota Preliminar:
Me gustaría decir que los tres días del encuentro se pasaron ‘volando’, pero estaría mintiendo. La verdad es que intentar compaginar agendas entre un abogado y un blogger resulta complicado, más aún si se pretende que sean dos personas diferentes. Luego de dormir unas 20 horas los últimos dos días para intentar reponer energías, he querido –con dolo directo– redactar esta serie de ingresos acerca del encuentro de blawgers, como si se tratara de un ingreso a una bitácora o diario.
Una de las cosas que aprendí en el encuentro, es que la bitácora personal ha sido gradualmente reemplazada por el blog especializado. En época en que el país está lleno de homenajes póstumos, honraré el derogado esquema a mi manera, jugando un poco con la estructura de lo nuevo y lo viejo, buscando que compartan mis vivencias en este encuentro que no olvidaré.
Día 1:
Hoy te escribo por una única y exclusiva razón: “porque mi Dios es MUY grande”. Nunca pensé que el destino me castigase de esa manera el no haber participado en la media maratón de Bogotá. Ya llegaré a este espinoso punto en algunos momentos.
Confieso que el día inició muy temprano. Existía una persistente sensación de expectativa que impedía que mi mente quisiese dormir más de lo necesario. Tan solo horas antes, me vi obligado a alterar la agenda que inicialmente tenía planteada. “La oportunidad de sus sueños, la reunión que cambiará su vida…”, ese era el mensaje principal de la llamada que me obligó a alterar mi agenda. “Excelente”, dije yo. “Que sea el viernes por la tarde”. “Miércoles a las 09:30. No hay posibilidad de cambio, lo siento.”, fue la respuesta que recibí.
La idea era sencilla. Asistiría a la inauguración del encuentro de blawgers, me escabulliría en ‘arrastre bajo’ a las 09:10, asistiría a la reunión ‘cambia-vidas’ y regresaría lo suficientemente rápido para únicamente perderme de dos o tres ponencias. Esto era lo que pensaba yo mientras mi alter ego parqueaba el carro cerca de su oficina. El debía arreglar unos asuntos antes de acompañarme a la Universidad Externado, y decidimos que nos acompañaríamos mutuamente a nuestros respectivos compromisos.
Iniciamos el recorrido, vestidos ambos con traje, corbata, zapatos mocasines y perfumados para la ocasión. El tiempo era escaso, y era preciso apurar el paso para llegar al salón designado a tiempo para la inauguración. Teniendo en cuenta que la convocatoria invitaba a llevar los propios computadores para los talleres, así como para tener conectividad a lo largo del evento, iba con mi maletín, cargado de documentos y del computador. En la subida, de la que estoy por bautizar, mi Vía Dolorosa pensaba cómo hacer para permanecer anónimo y aún así poder participar. Pensaba igualmente cómo podría compartir con los amigos, sin delatarme, mientras subía a paso raudo por la empinada calle. Finalmente, no resolví mayor cosa, y decidí simplemente inscribirme con el ID de mi otro yo.
Al llegar al salón designado, descargar el maletín y permanecer sentado algunos minutos para evitar desmayarme, no pude evitar observar dos figuras que conversaban a la distancia. Entenderán que cuando se hiperventila, no es fácil distinguir colores, figuras, y demás. Luego de que el corazón de ave decidió que no iba a infartarse aún, logré diferenciar figuras. Una de ellas era Carolina Botero, a quien había tenido la oportunidad de conocer algunos meses antes, pero con quien no había tenido la oportunidad de conversar mayor cosa. La otra era la de Carlos Javier Delgado, mi primer amigo blogger, y tal vez a quien mayor aprecio le tengo. Instantes después, entra otro gran amigo y los saluda. Era ‘un tal’ Gonzalo Ramírez Cleves, profesor del Externado, gran amigo de todos, y organizador del evento. Era imposible no reparar en quien a lo largo de los últimos dos meses había iniciado una campaña inclemente de spam informativo, y acoso jurídico-virtual. Recordé en ese instante que durante ese mismo lapso de tiempo, cuenta con una deuda que no ha saldado conmigo.
Lo obvio era acudir, y saludarlos con un gran abrazo a todos, y contarles lo feliz que estaba de verlos. Gonzalo ya me había visto antes, y como un compinche cómplice en el colegio, decidió jugar conmigo el juego del anonimato. Se acerco a mí y me saludó cordial y respetuosamente, como a los demás que nos encontrábamos en el salón. Luego pidió permiso y se retiro. Algunos minutos después, se acerco el amigo de Córdoba. Yo disimulé, revisando el programa del encuentro, y nada dije. “No pude evitar reconocerlo”, me dijo. Se sentó y hablamos trivialidades por un par de minutos. Luego se disculpó, y se alejó diciendo. “Hablamos luego”.
Surgió entonces el primer trauma. A quienes quería abrazar, y con quienes quería reírme, todos me saludaban como si fuera otro, y nos tratábamos de usted, siendo que durante más de un año, nos tuteábamos en nuestros respectivos blogs. Adicionalmente, Carlos Javier había prometido traerme unas sardinas marinadas en injusticia para reconocerme. Sin embargo, tenía muy claro desde antes, quién era yo. Confieso que este asunto, a lo largo de los tres días persistió, y nunca tuve la oportunidad de manifestar cara a cara, al par de amigos, el aprecio que sentía por ellos, y el respeto que me merecían.
Sí, querido diario. No se había inaugurado el evento, y me encontraba ya golpeado física y psicológicamente. El problema incrementó cuando descubrí que era hora de partir para la reunión ‘cambia-vidas’, y que el evento aún no se había inaugurado, porque estábamos donde estábamos. Iniciar a tiempo es cuestión de ‘intensos’, y los colombianos no nos gusta parecer demasiado intensos. Es protocolario y bien visto llegar algunos minutos después. Ello denota que somos personas ocupadas y con responsabilidades que atender.
Hablando de responsabilidades, fui y volví. La reunión no había sido tan rápida como hubiese deseado. En cuanto a si cambió mi vida o no, probablemente sí, pero se encuentra sujeto a condición suspensiva. El hecho es que regresé, y por segunda oportunidad en la mañana, debí subir la empinada calle que me conduciría al Externado. En esta ocasión, sin embargo, el afán y la adrenalina impidieron que desfalleciera en el intento.
Al llegar, me ubiqué entre el público, mientras finalizaba la exposición de Ariel Vercelli, quien presentó su ponencia a través de Skype. Inmediatamente después, vinieron algunas preguntas que se formularon a Carolina Botero, Marco Peres, y a Vercelli. Lastimosamente, no pude presenciar la presentación de los dos primeros, pero por lo que me han dicho, ambas presentaciones fueron interesantes, aunque por la temática tratada, creo que me hubiera gustado un poco más la de Carolina Botero, por los temas abordados por ella. Será importante revisar los escritos que están siendo recopilados y que ojalá se conviertan en un libro sobre el tema.
Luego de un merecido receso en el que compartimos café y pastelitos, se reanudó el evento, con la mesa que trataría la relación entre el blog jurídico y la enseñanza del derecho. Fue, tal vez, la mesa más nutrida de todo el evento. Allí expusieron Rafa Rubio, a quien debe abonársele que se encontraba en horas de la madrugada cuando inició su disertación, que fue coherente, lógica y bien planteada, aunque no estoy de acuerdo con su manera de concebir al estudiante actual, como un ser de poca habilidad y escasas aptitudes, y en cambio al profesor como un amplio conocedor que debe adaptarse al bajo nivel de sus estudiantes. Desde ese punto de vista, sus conclusiones tampoco podían ser compartidas por mí, en cuanto al manejo de la tecnología, pues partía de un punto de vista bien diferente.
Alberto Bovino, no apareció por Skype, así que no pudimos contar con su exposición, y continuó Gonzalo Ramírez, quien nos introdujo a lo que, hasta el momento, era una metodología nueva, pues pasó de la exposición objetiva, a la exposición subjetiva, vivencial, en la expuso su experiencia en los blogs, y cómo esa experiencia le permitió descubrir nuevas herramientas de enseñanza. También nos mencionó qué tan eficaz consideraba el blog como medio de enseñanza, desde su perspectiva personal. Inmediatamente después, se le dio paso a Heber Joel Campos, quien desde Perú estuvo preparado para iniciar su exposición, pero lastimosamente la comunicación falló demasiado, y era casi imposible entender lo que él nos decía. Por cuestiones de tiempo, no se pudo reanudar esta exposición más adelante.
A estas alturas, estaban pendientes por presentar su exposición Mauricio Baquero, y Gustavo Arballo. El moderador del momento, frenó la exposición sin contar con la autorización de los ponentes pendientes, y abandonó el salón junto con otra cantidad de asistentes que tenían bastante hambre, lo que generó incomodidad en algunos. La agenda estaba un poco desfasada y era importante encontrar una solución. Luego de que algunos de nosotros tratáramos el tema, se decidió que Mauricio y Gustavo presentaran al regreso de almuerzo.
Por tercera ocasión me vi obligado a bajar, esta vez por unos documentos que requería como consecuencia de la reunión ‘cambia-vidas’. Contaba con aproximadamente 40 minutos para almorzar, recoger los documentos, y realizar un par de gestiones para ayudar a mi alter ego en su trabajo. Evidentemente, el tiempo no alcanzó, a pesar de almorzar a velocidad del correcaminos. Luego de mi tercera subida al Externado, me encontré con que Gustavo Arballo estaba presentando su ponencia a los asistentes. Alcancé a llegar al final de la misma, y sin duda he constatado que este señor es muy bueno en lo que hace, y muy consistente en su forma de pensar.
Cerró la tanda Mauricio Baquero quien con sinceridad nos señaló que su experiencia bloguera arrancaba a partir de ese día, porque no contaba con blog, antes, pero explicó el alcance que el veía en materia financiera y los mecanismos de asociación que serían evidenciables a partir de esta forma de utilización del blog. Finalizada esta explicación, procedimos a acudir a una de las aulas de computación de la Universidad Externado, donde Carlos Javier Delgado nos regaló una interesante explicación sobre los blogs, y nos empezó a enseñar cómo crear blogs y escribir en ellos. Adicionalmente, por el camino, enseñaba interesantes trucos para lograr mejorar el contenido.
En el taller, aprendí que soy el único blogger al que se le ha borrado el contenido, por lo que aparentemente existen problemas serios de comprensión. Aprendí igualmente, que la forma como ahora elaboro mis ingresos, es decir, escribiendo en el procesador de palabra y luego Ctrl+C y Ctrl+V, es la forma como NO se debe hacer. Algo relacionado con sobrecargar códigos. Yo fingí entender, pero personalmente considero que ese nivel de entendimiento requiere que el personaje sea capaz de ver a través del Matrix. Personalmente, sigo sin hacer mucho caso. Imagínate que un ingreso de este tamaño se me borrara por oprimir una simple tecla. Impensable. Probablemente se me habría olvidado la mitad de lo que aquí te cuento, y nos quedaríamos los dos sin recordar lo que pasó.
Caída la tarde, y entrando en la noche, luego del taller sobre elaboración de blogs, procedí a caminar, para abajo, realizando por sexta vez el recorrido (tres para arriba y tres para abajo). Esta vez, no había mayor afán. Era posible reposar ideas y absorber lo aprendido, mientras que descendía lentamente, rumbo a casa. No sabría lo que el día siguiente me depararía, pero entendí que también habría de perderme algunas conferencias en horas de la mañana. “No importa”, me dije a mí mismo. Lo importante es estar lo más que pueda, y aprovechar la oportunidad que desde hace tanto estaba esperando.
Me gustaría decir que los tres días del encuentro se pasaron ‘volando’, pero estaría mintiendo. La verdad es que intentar compaginar agendas entre un abogado y un blogger resulta complicado, más aún si se pretende que sean dos personas diferentes. Luego de dormir unas 20 horas los últimos dos días para intentar reponer energías, he querido –con dolo directo– redactar esta serie de ingresos acerca del encuentro de blawgers, como si se tratara de un ingreso a una bitácora o diario.
Una de las cosas que aprendí en el encuentro, es que la bitácora personal ha sido gradualmente reemplazada por el blog especializado. En época en que el país está lleno de homenajes póstumos, honraré el derogado esquema a mi manera, jugando un poco con la estructura de lo nuevo y lo viejo, buscando que compartan mis vivencias en este encuentro que no olvidaré.
Día 1:
Hoy te escribo por una única y exclusiva razón: “porque mi Dios es MUY grande”. Nunca pensé que el destino me castigase de esa manera el no haber participado en la media maratón de Bogotá. Ya llegaré a este espinoso punto en algunos momentos.
Confieso que el día inició muy temprano. Existía una persistente sensación de expectativa que impedía que mi mente quisiese dormir más de lo necesario. Tan solo horas antes, me vi obligado a alterar la agenda que inicialmente tenía planteada. “La oportunidad de sus sueños, la reunión que cambiará su vida…”, ese era el mensaje principal de la llamada que me obligó a alterar mi agenda. “Excelente”, dije yo. “Que sea el viernes por la tarde”. “Miércoles a las 09:30. No hay posibilidad de cambio, lo siento.”, fue la respuesta que recibí.
La idea era sencilla. Asistiría a la inauguración del encuentro de blawgers, me escabulliría en ‘arrastre bajo’ a las 09:10, asistiría a la reunión ‘cambia-vidas’ y regresaría lo suficientemente rápido para únicamente perderme de dos o tres ponencias. Esto era lo que pensaba yo mientras mi alter ego parqueaba el carro cerca de su oficina. El debía arreglar unos asuntos antes de acompañarme a la Universidad Externado, y decidimos que nos acompañaríamos mutuamente a nuestros respectivos compromisos.
Iniciamos el recorrido, vestidos ambos con traje, corbata, zapatos mocasines y perfumados para la ocasión. El tiempo era escaso, y era preciso apurar el paso para llegar al salón designado a tiempo para la inauguración. Teniendo en cuenta que la convocatoria invitaba a llevar los propios computadores para los talleres, así como para tener conectividad a lo largo del evento, iba con mi maletín, cargado de documentos y del computador. En la subida, de la que estoy por bautizar, mi Vía Dolorosa pensaba cómo hacer para permanecer anónimo y aún así poder participar. Pensaba igualmente cómo podría compartir con los amigos, sin delatarme, mientras subía a paso raudo por la empinada calle. Finalmente, no resolví mayor cosa, y decidí simplemente inscribirme con el ID de mi otro yo.
Al llegar al salón designado, descargar el maletín y permanecer sentado algunos minutos para evitar desmayarme, no pude evitar observar dos figuras que conversaban a la distancia. Entenderán que cuando se hiperventila, no es fácil distinguir colores, figuras, y demás. Luego de que el corazón de ave decidió que no iba a infartarse aún, logré diferenciar figuras. Una de ellas era Carolina Botero, a quien había tenido la oportunidad de conocer algunos meses antes, pero con quien no había tenido la oportunidad de conversar mayor cosa. La otra era la de Carlos Javier Delgado, mi primer amigo blogger, y tal vez a quien mayor aprecio le tengo. Instantes después, entra otro gran amigo y los saluda. Era ‘un tal’ Gonzalo Ramírez Cleves, profesor del Externado, gran amigo de todos, y organizador del evento. Era imposible no reparar en quien a lo largo de los últimos dos meses había iniciado una campaña inclemente de spam informativo, y acoso jurídico-virtual. Recordé en ese instante que durante ese mismo lapso de tiempo, cuenta con una deuda que no ha saldado conmigo.
Lo obvio era acudir, y saludarlos con un gran abrazo a todos, y contarles lo feliz que estaba de verlos. Gonzalo ya me había visto antes, y como un compinche cómplice en el colegio, decidió jugar conmigo el juego del anonimato. Se acerco a mí y me saludó cordial y respetuosamente, como a los demás que nos encontrábamos en el salón. Luego pidió permiso y se retiro. Algunos minutos después, se acerco el amigo de Córdoba. Yo disimulé, revisando el programa del encuentro, y nada dije. “No pude evitar reconocerlo”, me dijo. Se sentó y hablamos trivialidades por un par de minutos. Luego se disculpó, y se alejó diciendo. “Hablamos luego”.
Surgió entonces el primer trauma. A quienes quería abrazar, y con quienes quería reírme, todos me saludaban como si fuera otro, y nos tratábamos de usted, siendo que durante más de un año, nos tuteábamos en nuestros respectivos blogs. Adicionalmente, Carlos Javier había prometido traerme unas sardinas marinadas en injusticia para reconocerme. Sin embargo, tenía muy claro desde antes, quién era yo. Confieso que este asunto, a lo largo de los tres días persistió, y nunca tuve la oportunidad de manifestar cara a cara, al par de amigos, el aprecio que sentía por ellos, y el respeto que me merecían.
Sí, querido diario. No se había inaugurado el evento, y me encontraba ya golpeado física y psicológicamente. El problema incrementó cuando descubrí que era hora de partir para la reunión ‘cambia-vidas’, y que el evento aún no se había inaugurado, porque estábamos donde estábamos. Iniciar a tiempo es cuestión de ‘intensos’, y los colombianos no nos gusta parecer demasiado intensos. Es protocolario y bien visto llegar algunos minutos después. Ello denota que somos personas ocupadas y con responsabilidades que atender.
Hablando de responsabilidades, fui y volví. La reunión no había sido tan rápida como hubiese deseado. En cuanto a si cambió mi vida o no, probablemente sí, pero se encuentra sujeto a condición suspensiva. El hecho es que regresé, y por segunda oportunidad en la mañana, debí subir la empinada calle que me conduciría al Externado. En esta ocasión, sin embargo, el afán y la adrenalina impidieron que desfalleciera en el intento.
Al llegar, me ubiqué entre el público, mientras finalizaba la exposición de Ariel Vercelli, quien presentó su ponencia a través de Skype. Inmediatamente después, vinieron algunas preguntas que se formularon a Carolina Botero, Marco Peres, y a Vercelli. Lastimosamente, no pude presenciar la presentación de los dos primeros, pero por lo que me han dicho, ambas presentaciones fueron interesantes, aunque por la temática tratada, creo que me hubiera gustado un poco más la de Carolina Botero, por los temas abordados por ella. Será importante revisar los escritos que están siendo recopilados y que ojalá se conviertan en un libro sobre el tema.
Luego de un merecido receso en el que compartimos café y pastelitos, se reanudó el evento, con la mesa que trataría la relación entre el blog jurídico y la enseñanza del derecho. Fue, tal vez, la mesa más nutrida de todo el evento. Allí expusieron Rafa Rubio, a quien debe abonársele que se encontraba en horas de la madrugada cuando inició su disertación, que fue coherente, lógica y bien planteada, aunque no estoy de acuerdo con su manera de concebir al estudiante actual, como un ser de poca habilidad y escasas aptitudes, y en cambio al profesor como un amplio conocedor que debe adaptarse al bajo nivel de sus estudiantes. Desde ese punto de vista, sus conclusiones tampoco podían ser compartidas por mí, en cuanto al manejo de la tecnología, pues partía de un punto de vista bien diferente.
Alberto Bovino, no apareció por Skype, así que no pudimos contar con su exposición, y continuó Gonzalo Ramírez, quien nos introdujo a lo que, hasta el momento, era una metodología nueva, pues pasó de la exposición objetiva, a la exposición subjetiva, vivencial, en la expuso su experiencia en los blogs, y cómo esa experiencia le permitió descubrir nuevas herramientas de enseñanza. También nos mencionó qué tan eficaz consideraba el blog como medio de enseñanza, desde su perspectiva personal. Inmediatamente después, se le dio paso a Heber Joel Campos, quien desde Perú estuvo preparado para iniciar su exposición, pero lastimosamente la comunicación falló demasiado, y era casi imposible entender lo que él nos decía. Por cuestiones de tiempo, no se pudo reanudar esta exposición más adelante.
A estas alturas, estaban pendientes por presentar su exposición Mauricio Baquero, y Gustavo Arballo. El moderador del momento, frenó la exposición sin contar con la autorización de los ponentes pendientes, y abandonó el salón junto con otra cantidad de asistentes que tenían bastante hambre, lo que generó incomodidad en algunos. La agenda estaba un poco desfasada y era importante encontrar una solución. Luego de que algunos de nosotros tratáramos el tema, se decidió que Mauricio y Gustavo presentaran al regreso de almuerzo.
Por tercera ocasión me vi obligado a bajar, esta vez por unos documentos que requería como consecuencia de la reunión ‘cambia-vidas’. Contaba con aproximadamente 40 minutos para almorzar, recoger los documentos, y realizar un par de gestiones para ayudar a mi alter ego en su trabajo. Evidentemente, el tiempo no alcanzó, a pesar de almorzar a velocidad del correcaminos. Luego de mi tercera subida al Externado, me encontré con que Gustavo Arballo estaba presentando su ponencia a los asistentes. Alcancé a llegar al final de la misma, y sin duda he constatado que este señor es muy bueno en lo que hace, y muy consistente en su forma de pensar.
Cerró la tanda Mauricio Baquero quien con sinceridad nos señaló que su experiencia bloguera arrancaba a partir de ese día, porque no contaba con blog, antes, pero explicó el alcance que el veía en materia financiera y los mecanismos de asociación que serían evidenciables a partir de esta forma de utilización del blog. Finalizada esta explicación, procedimos a acudir a una de las aulas de computación de la Universidad Externado, donde Carlos Javier Delgado nos regaló una interesante explicación sobre los blogs, y nos empezó a enseñar cómo crear blogs y escribir en ellos. Adicionalmente, por el camino, enseñaba interesantes trucos para lograr mejorar el contenido.
En el taller, aprendí que soy el único blogger al que se le ha borrado el contenido, por lo que aparentemente existen problemas serios de comprensión. Aprendí igualmente, que la forma como ahora elaboro mis ingresos, es decir, escribiendo en el procesador de palabra y luego Ctrl+C y Ctrl+V, es la forma como NO se debe hacer. Algo relacionado con sobrecargar códigos. Yo fingí entender, pero personalmente considero que ese nivel de entendimiento requiere que el personaje sea capaz de ver a través del Matrix. Personalmente, sigo sin hacer mucho caso. Imagínate que un ingreso de este tamaño se me borrara por oprimir una simple tecla. Impensable. Probablemente se me habría olvidado la mitad de lo que aquí te cuento, y nos quedaríamos los dos sin recordar lo que pasó.
Caída la tarde, y entrando en la noche, luego del taller sobre elaboración de blogs, procedí a caminar, para abajo, realizando por sexta vez el recorrido (tres para arriba y tres para abajo). Esta vez, no había mayor afán. Era posible reposar ideas y absorber lo aprendido, mientras que descendía lentamente, rumbo a casa. No sabría lo que el día siguiente me depararía, pero entendí que también habría de perderme algunas conferencias en horas de la mañana. “No importa”, me dije a mí mismo. Lo importante es estar lo más que pueda, y aprovechar la oportunidad que desde hace tanto estaba esperando.
2 comentarios:
Gracias Gaviota por este post.. es un post de memoria y de verdad me embarga la nostalgia,,, sigo con la deuda espero saldarla pronto... Recordar que Leonardo Jaramillo no se presentó ese día sino el viernes e indico que estaba en otro Evento.. espero que te hayan dado las sardinas marinadas... te invitaré al Blog del Encuentro para que por favor subas estos post tan interesantes y trabajados... ojalá también a B.I... Me gusta tu anomimato y por eso no te abrace tanto como quisiera... Propongo cervecita estilo Obama para sincerarnos...
Gran idea, profesor Gonzalo. Incluiremos el 'Beer' que por razones obvias no se pudo incluir en el encuentro. Nunca es tarde...
En cuanto a los ingresos, con gusto lo incluiré, pero creo que es mejor mañana, porque hemos 'bombardeado' ambos blogs con mucha información, y es posible que la gente no alcance a leer todo. Mañana los incluiré. En cuanto a lo de Leonardo, estaba casi seguro que no había presentado su ponencia, pero no estaba totalmente seguro. Corregiré el yerro.
Quedamos pendientes de saldar deudas pasadas, y cervezas pendientes. En cuanto a lo de las sardinas, no fue necesaria la carnada para descubrirme. Supongo que en un futuro alguien más podría utilizar la fórmula de Carlos Javier.
Un abrazo.
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