jueves, 15 de octubre de 2009

Blog Action Day 2009 – Calentamiento humano y calentamiento global

Enfrentar el Blog Action Day resulta un asunto complejo para mí. He tenido la oportunidad de leer mi ingreso de hace exactamente un año, el 15 de Octubre de 2008, titulado “Blog Action Day 2008 – Pobreza jurídica”. Alguna persona, diferente a mí, consideró en su momento que podía ser merecedora de ser considerada una digna candidata para obtener el premio a la Entrada del año. Releer las propias posturas es algo que no hago usualmente, pero que debería seguir haciendo, tanto mi alter ego en el ámbito profesional, como yo en este espacio.


En Julio de 2008, cuando inauguré Picotazos de Gaviota me quejaba de la inutilidad de las marchas, y más que de las marchas, de los marchantes. De hecho, la queja no era contra las marchas en sí, sino contra las manifestaciones colectivas sobre asuntos, por unos momentos, en toda una vida. Algunos meses después, al tratar la temática de la pobreza jurídica en el B.A.D. 2008, insistí en que no creo en las iniciativas colectivas altruistas, pues no producen resultados, diferentes a la sensación de habernos comportado como bonitos seres humanos. Las consecuencias directas se ven en que aumentamos nuestro ego, porque además de ser inteligentes y con iniciativa, tenemos conciencia social. Si no es así, pregúntense por qué la mayoría de personas, cada vez que participan en una actividad de esta naturaleza, inmediatamente la publicitan por Facebook, Twitter, MySpace, Messenger, y si tiene blog, en este último también.


De otra parte, he tenido la oportunidad de participar en varias iniciativas maravillosas, de esa época a hoy, como son la creación y fortalecimiento de Blawggers Internacionales, y la participación en lo que ha sido el 1er Encuentro de Blawgers. Dos iniciativas colectivas, con apoyo de algunos y la participación de muchos. Sigo colaborando en la elaboración del libro, y en el seguimiento a través de reuniones Skype. ¿Por qué? Porque creo en eso, y en alguna medida, algo hemos hecho. No obstante, he podido vivir y sentir ese cambio.


Referirse al cambio, en la sociedad actual, no es raro. Nos fascina el cambio. Cambiar de look, cambiar de casa, cambiar de pareja, cambiar de país, cambiar de trabajo. No sé por qué. No sé si sea bueno o malo. Lo que sí percibo, es que cada vez es más atractivo el cambio. No quiero con ello afirmar que me fascinara el cambio del absoluto escepticismo respecto de las iniciativas colectivas, a un simple escepticismo relativo. Sencillamente, son cambios, que se dan, en la medida en que cambian las circunstancias externas. Ha cambiado la forma de informarnos, ha cambiado la forma de divertirnos, ha cambiado la forma de matarnos, e incluso ha cambiado la forma de amarnos. Cambio, cambio, cambio.


Para una sociedad postmoderna e innovadora, no debería resultar extraño que el mundo, la gran Gaia (para quienes creen en estas teorías) también cambie. ¿Si todo y todos cambiamos, por qué nos habría de extrañar el cambio? El cambio es necesario, dirán algunos. Otros, amantes de la inmutabilidad, no compartirán esa visión. Independientemente de la postura, el problema es que este cambio nos afecta como raza, nos afecta como seres vivientes, y como típicos seres humanos, somos egoístas por naturaleza, lo que a su vez hace que en este caso particular, sí nos importe.


No hablaré aquí de las inundaciones ni de las granizadas en Bogotá a raíz del cambio climático, pues ya lo he hecho. Tampoco me referiré a la masacre de animales, pues es habitual que me refiera a esa clase de temas. Tal vez lo ideal sería referirme al derretimiento de los polos, y los problemas que ello genera. He tocado el primero de los temas al referirme a la inutilidad de los grupos como el G8, G5 o G20. Sin embargo, el tema que hoy tocaré, parte precisamente de una mezcla de conceptos manejados en todas esas entradas.


El calentamiento global, es la consecuencia de la idiotez humana. Me refiero de la idiotez humana pasada, conforme a la cual se creía que el mundo lo resistiría todo, y que si llegase a darse alguna catástrofe por insuficiencia de recursos, contaminación ambiental, o cualquier mal similar, sería muchísimo tiempo después. De hecho, muchos de los que así pensaban, sugirieron esa clase de ideas cuando ya yo estaba vivo, y conciente (es decir, no hace TANTO tiempo).


Me refiero a la idiotez humana presente, conforme a la cual se cree que el calentamiento global se combate a partir de convenciones internacionales (Rio, Kyoto, Copenhague), textos de buenas intenciones, Resoluciones de la ONU en la que manifestamos lo ‘preocupados’ que estamos, o vendiendo ‘bonos verdes’. Me refiero a la idiotez actual según la cual esperamos que con algunas oraciones los domingos, resolvamos todo. La fe en Dios requiere algo de acción propia para que la fe se materialice. Me refiero a la idiotez actual según la cual la culpa era de nuestros antecesores por ser inconcientes.


Me refiero a la idiotez humana presente y futura, conforme a la cual, tenemos programados multimillonarios proyectos a largo plazo, que involucran cohetes, sondas espaciales, innovadores satélites (también de multimillonarios costos) y telescopios ultrapotentes (de costos ultramillonarios), para ubicar agua por fuera de la tierra, en vez de gastar un poco menos de dinero, en intentar conservar lo que aquí hay, y lograr producir lo que hemos acabado antes.


He dicho que el calentamiento global, es la consecuencia de la idiotez humana. ¿Y esta de donde salió? Personalmente, creo que siempre hemos sido campeones de la idiotez. Tan idiotas somos que creemos que todo esto se trata del fin del mundo, sin comprender que realmente se trata del fin de ‘nuestra’ vida en este mundo. Son cuestiones completamente diferentes. El mundo ha sobrevivido choques de meteoros capaces de erradicar dinosaurios, ha sobrevivido eras de hielo, eras de sequía, y eras de actividad sísmica impresionante. Sin embargo, nosotros creemos que lo que se va a acabar es el mundo, si se derriten los polos. Créanme, el mundo seguirá, así la atmósfera cambie de color.


Por supuesto, como ser humano que siente todavía alguna convergencia por el derecho, me gusta pensar que existe el derecho fundamental a la idiocia. Sin embargo, parece que en la Constitución Política de nuestro ADN, lo han convertido en un deber fundamental de obligatorio cumplimiento. Sería interesante procurar una reforma a esta norma de vida. Sin embargo, parece que lo queremos es desarrollarla e institucionalizarla cada vez más.


Es mi percepción, sin embargo, que hemos encontrado un método mucho más eficiente para colaborar con ello. Algunas podrían denominarlo: “la teoría del calentamiento humano”. Personalmente, tras un arduo estudio, he considerado oportuno solicitar un cambio de nombre. Considero que es mejor hablar del “teorema de la calentura humana”. Considero que técnicamente, es más ajustado el segundo nombre que el primero. Sin embargo, esto puede ser objeto de debate. De pronto podemos obtener una teoría ecléctica que nos permita dormir tranquilos. Llamemos a los mismos que redactaron el Código Penal para que nos ayuden. Independientemente del nombre que le demos, podemos estudiar un poco algunas de las contribuciones de esta teoría, o teorema.


1) El ser humano, que es egoísta por naturaleza, manifiesta ese egoísmo de diversas formas, como es mediante la posesión material, la satisfacción sexual, y el reconocimiento de superioridad (física o intelectual).


2) La llegada del siglo XXI ha permitido determinar con claridad la exacerbación de estos factores en el ser humano. Esa exacerbación de los factores que alimentar el egoísmo ha llevado a un calentamiento acelarado en el funcionamiento del ser humano, que amenaza a llegar al punto del recalentamiento.


3) Para efectos de suplir las necesidades de que trata el numeral 1), el ser humano ha ingresado a niveles de sometimiento laboral (sea dependiente o independiente) que han generado casos de depresión, demencia, cansancio crónico, y el surgimiento de nuevas enfermedades cada vez más generalizadas.


4) El placer sexual liberado a finales del siglo anterior, ha llegado a constituirse en motivo de desenfreno generalizado, y surgimiento de nuevos casos de desviaciones en el placer sexual. En muchos casos, ha llegado a confundirse la satisfacción sexual con el amor, y en muchos otros, la satisfacción sexual con múltiples personas ha suplido la necesidad de búsqueda de una muy buena pareja. La calentura sexual afrontada con sincerada, se ve como una finalidad última y no como un objetivo para llegar a un fin superior, que antiguamente se denominaba la felicidad.


5) La pobreza creciente, la ausencia de recursos cada vez más acentuada, y la crisis económica más reciente, permiten observar la manera en que el deseo de posesión material ha llegado a puntos críticos. Los indicadores económicos cada vez muestran el triunfo de la inequidad. No solo a nivel personal, sino a nivel de naciones, la tendencia es la misma. Las alianzas regionales, las guerras recientes, así lo demuestran, así como las carreras armamentistas así lo demuestran. De lo contrario, ¿por qué creen que Brasil se arma cada vez más? ¿No tendrán un apetitoso amazonas por cuidar?


6) La sexualidad feliz y la avaricia, han llevado al ser humano a que, a pesar de ser conciente de la existencia de un problema de sobrepoblación mundial, siga funcionando basado en la existencia de generar más y más hijos. En efecto, los sistemas basados en la solidaridad (pensiones, mutuales, seguros) funcionan en la medida en que las masas consumidoras existan.


7) En varias oportunidades se ha sostenido que la educación se ha convertido en un negocio. La ‘venta’ de títulos como sinónimo de status, cada vez gana más terreno sobre la adquisición y manejo de conocimientos. No obstante, en los eventos en que el aprendizaje de conocimientos es una realidad, lo más importante no es tenerlos, sino que el resto de la humanidad (preferiblemente la competencia directa, las potenciales ‘presas’ del sexo opuesto, y la clientela que aporta dinero) sepa que los tiene, o que supuestamente los tiene. La demostración de la superioridad intelectual puede significar capacidad de adquisición, y por ende, mejorar dentro de este círculo vicioso.


8) ¿Ha participado usted en algún torneo deportivo de mediano o alto nivel? ¿Ha acudido a algún bar o gimnasio en los que simultáneamente con usted, estén presentes bellas(os) modelos? Quienes hayan respondido sí a la primera pregunta, sabrán que por cuestiones de status, los mejores deportistas únicamente determinan a sus amigos o a quienes consideran que están a su mismo nivel. Los demás no existen. Quienes hayan respondido sí a la segunda, probablemente puedan afirmar lo mismo de las bellas(os) modelos. Son formas de intentar demostrar superioridad física.


9) Cada uno de los ejemplos propuestos, tanto en materia de sexualidad, posesión, inteligencia y belleza, tiende a exacerbarse el punto que tiende a llegar a niveles nocivos que implican conductas autodestructivas (adicción al trabajo; prostitución por placer y no por necesidad; endeudamiento por apariencia; anorexia y bulimia). Pueden implicar igualmente conductas altamente agresivas (calentura) hacia terceros (acoso laboral; abuso y acoso sexual y violaciones; hurtos o estafas; discriminación étnica, xenofobia). Cada uno revise si estos simples ejemplos que se ponen de presente han aumentado, disminuido o si mantienen igual a tiempos pasados.


10) La teoría presenta un resultado según el cual la exacerbación de los factores que contribuyen al realce personal (egoísmo), ha tenido un crecimiento demasiado acelerado, lo que ha llevado al calentamiento o calentura de los individuos. El creciente ritmo que hemos referido, ha implicado que los seres humanos se están recalentado al punto de perder cualquier vestigio de óptica racional, y actuar como idiotas. Las manifestaciones de la idiocia son demasiadas para poder detallarlas, pero podemos citar algunas de ellas (destrucción de recursos no renovables a cambio de la prosperidad de negocios, contaminación del agua, contaminación del aire, destrucción de cadenas alimenticias necesarias para la supervivencia humana).


El cambio climático, que se ha manifestado en el calentamiento de la tierra, generando derretimiento de polos, crecimiento en número y en la potencia de las tormentas, la presencia de un “niño” y una “niña” que nos tienen en constante alerta antes sus acechanzas climáticas, y la creciente muerte de especies marinas por el alza en la temperatura del océano), es una realidad, y el calentamiento humano también lo es (cada vez los niveles de odio superan más y más los niveles del amor).


Sería bonito que esa frenética adicción por el cambio, se utilizara para contrarrestar este fenómeno, y no para hablar sobre cómo otros deben contrarrestar el fenómeno.


6 comentarios:

Gonzalo Ramirez Cleves dijo...

Dicho lo dicho me considero un calenturiento, voy a ver que hago por mi propio bienestar...

Gaviota dijo...

No solo por el propio, sino por el mundo, que sufre como consecuencia de eso...

Gracias por el comentario.

Gonzalo Ramirez Cleves dijo...

Gaviota por favor ayudame con lo de RSS ni idea cómo se hace?

Gaviota dijo...

Ok. Vale. Ya ahorita mando un correo detallado a goracles.

Francisco dijo...

Gaviota, otro de nuestros debates:"La naturaleza humana", tú eres más hobbesiana(o) yo soy más Lockiano. Como siempre, un escrito muy bien elaborado y para una larga refelxión, saludos.

Gaviota dijo...

Estoy parcialmente de acuerdo, Francisco. Hobbes hablaba de un estado de naturaleza. Yo simplemente creo que el contrato fue una mentira bonita que sirvió para acabar con cierta vagabundería, y que ahora sirve para legitimar otra tanta vagabundería.

Pero de acuerdo. Esa larga reflexión la podemos dar próximamente, en una sesión presencial a la que próximamente invitaré a los bloggers cachacos.

Gracias por la nota, y quedo pendiente por esa reflexión.