Celebrando los cinco años de apertura de este espacio, aprovecho la oportunidad para resaltar otro triste episodio en la historia del país. La Constitución de 1991 previó el respeto por las minorías políticas, y hasta el día de hoy, el Congreso había respetado este precepto, cumpliendo un acuerdo que se gestó hace 3 años cuando se instaló el Congreso.
Sin embargo, hoy he tenido la oportunidad de observar con tristeza, aunque sin sorpresa, que el Congreso ha incumplido ese acuerdo. El acuerdo consistía en otorgar plazas en las mesas directivas del Congreso según compromisos con los partidos mayoritarios y con los partidos minoritarios. El día de hoy, estaba previsto que el Senador Juan Fernando Cristo fuera elegido como Presidente del Congreso, y así fue. También se tenía previsto que el Senador Carlos Emiro Barriga fuera elegido como Primer Vicepresidente del Congreso, y en efecto así sucedió. En ambos casos, se trató de un único candidato, por lo que las votaciones no deberían ser problemáticas, y en efecto así sucedió.
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Situación distinta se presentó con la elección del Segundo Vicepresidente. Para este cargo, se tenía previsto según los acuerdos de hace tres años, que el cargo lo habría de ocupar un representante de las comunidades indígenas. El postulado fue el Senador Germán Carlosama. Sin embargo, el Partido Verde postuló a uno de los suyos, y contrariando los acuerdos, el Senado de la República decidió incumplir el acuerdo inicialmente celebrado, y eligió al Senador Felix Valera, del Partido Verde.
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Hoy, al cumplirse cinco años de la apertura de este espacio, manifiesto mi profunda indignación por esta situación. Ello demuestra por qué el pueblo colombiano no cree en el Congreso. Se trata de un órgano que debe velar por las reglas de juego en el país, y es el primero en incumplirlas. Más triste aún es que el discurso de posesión del Segundo Vicepresidente fue irónicamente en torno de la protección de las minorías. Ese discurso legitimador de una trampa política, intenta reivindicar aquello que pisoteó. El Partido Verde no es una minoría, ni mucho menos es un partido de oposición. La evidente muestra de desfachatez deja claro que estamos en manos de políticos oportunistas, y que lo que nos espera este año, lamentablemente no parece ser más alentador que lo que viene de muchos años atrás.
De mi parte, mis respetos y mi solidaridad con aquellos afectados por esta trampa política, y un gran picotazo al Partido Verde, que lejos de mostrar ser una opción seria y transparente, ha dado muestra de ser parte de ese detestable esquema del oportunismo y el descaro.
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