Hace doscientos años, lograban los territorios de Colombia, Ecuador, Venezuela, y parte de lo que hoy es Perú, la independencia absoluta de España. Tras esto, poco tiempo después, la naciente República de Colombia (conocida mejor como la Gran Colombia), procedió a expedir una Constitución con un par de curiosidades que vale la pena destacar:
En uno de los prefacios mejores escritos de nuestras ya poéticas Cartas Políticas, se señala lo siguiente:
"COLOMBIANOS: El más ardiente deseo de todos y cada uno de vuestros Representantes ha sido cumplir fielmente con los altos deberes que les habéis encargado, y creen haber llenado tan sagradas funciones al presentaron la CONSTITUCIÓN, que ha sido sancionada por el voto general. En ella encontraréis que sobre la base de la Unión de los Pueblos que antes formaron diferentes Estados se ha levantado el edificio firme y sólido de una nación, cuyo Gobierno es popular representativo: y cuyos Poderes, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, exactamente divididos, tienen sus atribuciones marcadas y definidas, formando sin embargo un todo de tal suerte combinado y armonioso; que por él resultan protegidas vuestra Seguridad, Libertad, Propiedad e Igualdad ante la Ley."
De verdad... les juro que nada me gustaría más en este momento, que saber que eso que allí se dijo se hubiese cumplido en algún momento de nuestra Historia. De mis estudios, así como del tiempo que he podido ver con mis propios ojos lo que ocurre en el país, no he logrado jamás ver algo siquiera cercano a lo que allí se dice. Por el contrario, si algo le queda claro a mi alter ego, es que no hay bienes, derechos o garantías más amenazadas en nuestra maltrecha Repúbica, que la Seguridad, la Libertad, la Propiedad y la Igualdad.
Es curioso llegar a esa conclusión, porque si se revisa la filosofía política que dio forma al concepto de Estado, precisamente eran esos derechos los que justificaban la existencia de ese "algo" externo que debía surgir para gobernarnos, y unirnos. La Historia ha mostrado que es difícil lograr siquiera parcialmente lo que dice este preámbulo, dado que lamentablemente el actuar de la autoridad es perfectamente negociable, a todo nivel. Que mencione esto a nivel de el Congreso de la República no es (ni debe ser ninguna sorpresa). Los auxilios parlamentarios, la mermelada, y la yidispolítica (solo por utilizar tres ejemplos) muestran que el legislativo realmente no está enfocado en garantizar la seguridad, la libertad, la propiedad o la igualdad ante la Ley.
Lamentablemente la corrupción es un problema tan subvalorado en su complejidad, como en su operatividad. La corrupción ha llevado a que acudir ante un Juez, un Comisario de Familia, un Fiscal, un Inspector de Policía, se convierta en una verdadera odisea. Antiguamente, el boom de la tutela nos mostraba que la justicio podía prevalecer sobre la legalidad, pero incluso eso actualmente está amenazado. En Colombia triunfó inicialmente el positivismo kelseniano, y actualmente ha venido siendo reemplazado por un modelo realista jurídico. En cualquiera de los dos casos, la situación podría ser excepcionalmente buena, o increíblemente desastrosa. En nuestro caso, hemos venido evolucionando de lo regular hacia lo malo, con velocidad constante. Ello es así, en la medida en que el Estado hoy en día no es visto como el que impone las reglas de juego, el que debe garantizar un orden jurídico y social, sino simplemente como un pagador.
"Voy a contratar con el Estado", "Yo trabajo con el Estado", "Voy a demandar al Estado", "El Estado debe pagar"; todas ellas son frases con las que se encuentra una persona a diario. El Estado proveedor, el Estado que paga, el Estado que abastece. Esa noción del Estado que abastece, y no del Estado que manda hace que el comportamiento del súbdito frente al Estado, ya no sea de súbdito, sino de acreedor económico y moral. El Estado, es el culpable de todo, el Estado es el que me debe, y debo intentar obtener como sea el máximo provecho posible del Estado.
Imagen tomada de: https://i.ytimg.com/vi/_Fb-VZUugJ4/maxresdefault.jpg
La razón de ser del Estado, ha variado significativamente. En la actualidad, la actividad del Estado se reduce a pagar mucho, e inventarse cuanto mecanismo sea posible para recuperar dinero a través de las multas. Un ejemplo claro de lo anterior se da en las vías de Colombia. Si tomamos como ejemplo la vía Bogotá - Villeta, se observará que lo que en su momento fue una excelente vía, cada vez está más difícil de recorrer, y a ello debe sumarsele el hecho de que los límites de velocidad permitidos a lo largo de todo el trayectos, promedian los 50 kilómetros por hora (lo cual para una vía de doble calzada y doble carril por calzada, es ridículo).
La razón de ser del Estado ha variado significativamente. En la actualidad, ni en Bogotá, ni en Washington, ni en Paris se está seriamente teniendo en cuenta lo que la población requiere. El Estado ha pasado de ser "el supremo" a ser el tesorero de las corporaciones. No se falta a la verdad si se señala que quienes verdaderamente detentar el poder son las grandes corporaciones, quienes por ser tan grandes, no le responden realmente a nadie. De hecho, es tanto el afán de los Estados de que estas corporaciones tengan negocios en sus territorios, que harán lo que sea (como lo ha venido haciendo histróricamente Colombia) para que vengan.
TAREA: Relea, por favor, el párrafo en negrillas. Cierre los ojos y visualice ese lugar del que allí hablan. Ponga la mano en su corazón y piense si es realmente su país el que logró visualizar al cerrar los ojos... Me cuentan, por favor.
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