En este especial de fin de semana, seguiremos mirando un poco el valor y la influencia de la prensa en materia de justicia, de política y de derecho. Probablemente muchos dirán que el primero y el tercero es lo mismo. A todos ellos, de corazón los invito a revisar el caso de Manuel Antonio Noriega, su trayectoria de barbaridades, la forma de su captura, su juicio y la condena. A priori, podría afirmar que hay diferencias entre una y otra, al menos en este caso.
Más allá del caso de Noriega, hoy quisiera ahondar más en la interrelación de la prensa con la justicia. Tomaré 3 ejemplos sencillos para intentar resaltar el punto al que me gustaría llegar. Como primer ejemplo, miremos el diario El Espectador del día de hoy (parece justo que hoy sea así, dado que ayer lo habíamos excluido de la discusión). Dos aspectos debo resaltar de la edición de hoy. De una parte, destaco especialmente el artículo de opinión de Mauricio García Villegas respecto de la inestabilidad constitucional generada con la reforma constitucional de la reelección. García, un crítico de la reforma constitucional, brinda serios argumentos políticos y jurídicos que permiten reflexionar –incluso a quienes no son tan versados en temas constitucionales– acerca de los efectos a largo plazo de la reelección. Villegas hace énfasis especialmente en el poder nominador del Presidente. Cuando está facultado para nombrar discrecionalmente a tres cuartas partes de los funcionarios del Estado, elaborar las ternas para la nominación de otros –como el caso del Fiscal General de la Nación y del Defensor del Pueblo– tiene las mayorías del Congreso, muchos de cuyos miembros se aprovecharon de su imagen para llegar a sus respectivas curules, realmente es poco lo que le falta por abarcar.
Recordemos que no hace mucho, para ocupar el escaño de Magistrado de la Corte Constitucional, la elección era bastante simple: Mauricio González Cuervo, y otras dos personas. Cuando esas dos personas, ofendidas por ser mancilladas en sus nombres decidieron retirarse de la candidatura, la difícil elección del Presidente se reflejó al elaborar una nueva terna con Mauricio González Cuervo y otras dos personas. ¿Adivinen quién gano? Respeto al Magistrado González, pero una cosa es una cosa, y otra cosa es otra, como diría nuestra sabiduría popular. En una entrevista dada por Alfonso Gómez Méndez a Cecilia Orozco Tascón en el Espectador de hoy, se le preguntó por la reforma a la justicia. Específicamente se refirió a ella como un caramelo para las altas cortes. El tema quedó allí. Yo lo complemento un poco más, contextualizando con lo recién tratado. El “dedo del pulpo”, o la “pulpa del dedo” no ha podido tocar la nominación de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, luego el GRAN sacrificio que cambiaría la justicia del país para siempre, sería cambiar la posibilidad de las ternas por el Consejo Superior de la Judicatura, para que elijan los Magistrados, por una simple elección a cargo de los Magistrados de la Corte. En otras palabras, la reforma a la justicia lo único que cambiaría sería el poder nominador del pequeño porcentaje que no puede nombrar el Presidente, y de paso, este último ejecutaría el presupuesto de la Rama Judicial, si logra hacer desaparecer el Consejo Superior de la Judicatura. Inmenso avance!! Bravo Ministro Valencia!! Personalmente, me da pesar que todos nuestros Phd, LLM, MBA´s y demás, no se den cuenta de cómo se insulta su inteligencia a diario con fórmulas como esa.
No dejemos de lado al señor Gómez Méndez, quien será el foco de nuestro ejemplo número dos, toda vez que pues es parte de nuestro análisis de prensa. Hemos dicho ya, que la periodista Cecilia Osorio lo entrevistó respecto de sus intenciones presidenciales, y sobre algunos otros temas. Mientras en la entrevista se acude a su agudo conocimiento y experiencia, en los encabezados de las tres páginas donde consta la entrevista (edición impresa), El Espectador coloca pequeñas notas sobre la trayectoria de Gómez Méndez. La primera de ellas resalta su histórica lucha con Alberto Santofimio, y cómo, cuando era Fiscal fue incapaz de avanzar en la investigación contra éste. La segunda de ellas se le denomina como el eterno precandidato, incluso mofándose de la actual precandidatura. La tercera de ella se encarga de enrostrar el carácter megalómano de Gómez Méndez y cómo ha sido “pordebajeado” por algunos de sus copartidarios.
Seamos claros en una cosa. Soy muy, muy poco “admirador” de Gómez Méndez, como abogado, y mucho menos como político, pero entiendo que es un ser humano que merece respeto. Personalmente considero que ensalzar el ego del entrevistado para posteriormente agregar notas acerca de lo “perdedor” o “inútil” que pueda ser, es tan ético como invitar a alguien a almorzar a su casa, y escupirle la sopa. Una cosa es no ser tendencioso con la imagen de una persona, mostrar argumentos en pro y en contra de su trayectoria, y otra cosa es ridiculizar a una persona sin que ella lo sepa; dudo mucho que Gómez Méndez hubiera conocido de antemano estas tres “noticas” con las que adornaron su entrevista.
Antes de agotar este segundo ejemplo, que parecen cuatro, conviene revisar la contratara de esta situación. Miremos de qué forma una respuesta de un entrevistado es ejemplo ideal de mamadera de gallo intelectual. Pregunta la entrevistadora lo siguiente: “¿Entonces usted es de los que creen que el nombramiento de parientes de miembros de las altas cortes en puestos oficiales es fuente de corrupción?” La respuesta del exfiscal es la siguiente: “No necesariamente, pero sí puede ser un factor que afecte seriamente la independencia judicial.” Genial, o no? Es lo que yo denominaría una carambola de tres bandas: Di que no (primera banda), di que sí (segunda banda), haz que parezca inteligente (tercera banda). Día a día nos enfrentamos a esto, y nos parecen respuestas brillantes.
Nuestro tercer y último ejemplo del día hace referencia a la columna titulada “Golpe de Estado contra Uribe” escrita por María Isabel Rueda en el periódico El Tiempo del día de hoy. La columna invita al lector a adivinar el autor de una invitación al pueblo a desobedecer al gobierno actual por ser ilegítimo. Oportunamente haré referencia a todo el tema de la reelección, y de la providencia de la Corte Constitucional. Sin embargo, por ahora conviene revisar las palabras del Magistrado. Su postura puede jurídicamente ser defendible, pero su paupérrima elección de palabras da muestras, una vez más, que muchos funcionarios no se toman su rol institucional en serio. Uno de los guardianes de la Constitución colombiana invitando al pueblo al desobedecimiento de facto ante un gobierno de facto. Qué absoluta falta de seriedad, y sobre todo, que irresponsabilidad tan grande. Con la investidura, no solo se adquieren dignidades sino responsabilidades. Ser un “verdulero” jurídico no está dentro de las primeras, y claramente atenta contra las segundas.
A María Isabel Rueda, mis mayores respetos. Opinó sin necesidad de opinar. Informó sin necesidad de tergiversar. Otro ejemplo más del inmenso poder que tienen los medios de comunicación. Sin embargo, es un ejemplo sano de cómo ejercitar el poder con altura (estemos o no de acuerdo con el contenido de la opinión) y sin necesidad de arrasar con todo lo que esté a su alcance, solo para demostrar que ella es la mejor. Esperemos que esta muestra aparente de simbiosis de prensa y justicia pudiera calar entre los medios de comunicación, y que de pronto algún día nuestros compatriotas tengan la posibilidad de discutir sobre justicia y política con cierto grado de información veraz. Por ahora, parece, son ejemplos aislados. Seguramente toda la próxima semana veremos en las primeras páginas de los diarios, siguiendo la tradición iniciada desde ayer los comentarios acerca del vestido de Isabel Sofía y a la forma en que los adornos de la capilla hubieran podido ser arreglados de una mejor manera. Todo ello, dentro de la correspondiente crónica de 5 páginas acerca de la boda del año.
Más allá del caso de Noriega, hoy quisiera ahondar más en la interrelación de la prensa con la justicia. Tomaré 3 ejemplos sencillos para intentar resaltar el punto al que me gustaría llegar. Como primer ejemplo, miremos el diario El Espectador del día de hoy (parece justo que hoy sea así, dado que ayer lo habíamos excluido de la discusión). Dos aspectos debo resaltar de la edición de hoy. De una parte, destaco especialmente el artículo de opinión de Mauricio García Villegas respecto de la inestabilidad constitucional generada con la reforma constitucional de la reelección. García, un crítico de la reforma constitucional, brinda serios argumentos políticos y jurídicos que permiten reflexionar –incluso a quienes no son tan versados en temas constitucionales– acerca de los efectos a largo plazo de la reelección. Villegas hace énfasis especialmente en el poder nominador del Presidente. Cuando está facultado para nombrar discrecionalmente a tres cuartas partes de los funcionarios del Estado, elaborar las ternas para la nominación de otros –como el caso del Fiscal General de la Nación y del Defensor del Pueblo– tiene las mayorías del Congreso, muchos de cuyos miembros se aprovecharon de su imagen para llegar a sus respectivas curules, realmente es poco lo que le falta por abarcar.
Recordemos que no hace mucho, para ocupar el escaño de Magistrado de la Corte Constitucional, la elección era bastante simple: Mauricio González Cuervo, y otras dos personas. Cuando esas dos personas, ofendidas por ser mancilladas en sus nombres decidieron retirarse de la candidatura, la difícil elección del Presidente se reflejó al elaborar una nueva terna con Mauricio González Cuervo y otras dos personas. ¿Adivinen quién gano? Respeto al Magistrado González, pero una cosa es una cosa, y otra cosa es otra, como diría nuestra sabiduría popular. En una entrevista dada por Alfonso Gómez Méndez a Cecilia Orozco Tascón en el Espectador de hoy, se le preguntó por la reforma a la justicia. Específicamente se refirió a ella como un caramelo para las altas cortes. El tema quedó allí. Yo lo complemento un poco más, contextualizando con lo recién tratado. El “dedo del pulpo”, o la “pulpa del dedo” no ha podido tocar la nominación de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, luego el GRAN sacrificio que cambiaría la justicia del país para siempre, sería cambiar la posibilidad de las ternas por el Consejo Superior de la Judicatura, para que elijan los Magistrados, por una simple elección a cargo de los Magistrados de la Corte. En otras palabras, la reforma a la justicia lo único que cambiaría sería el poder nominador del pequeño porcentaje que no puede nombrar el Presidente, y de paso, este último ejecutaría el presupuesto de la Rama Judicial, si logra hacer desaparecer el Consejo Superior de la Judicatura. Inmenso avance!! Bravo Ministro Valencia!! Personalmente, me da pesar que todos nuestros Phd, LLM, MBA´s y demás, no se den cuenta de cómo se insulta su inteligencia a diario con fórmulas como esa.
No dejemos de lado al señor Gómez Méndez, quien será el foco de nuestro ejemplo número dos, toda vez que pues es parte de nuestro análisis de prensa. Hemos dicho ya, que la periodista Cecilia Osorio lo entrevistó respecto de sus intenciones presidenciales, y sobre algunos otros temas. Mientras en la entrevista se acude a su agudo conocimiento y experiencia, en los encabezados de las tres páginas donde consta la entrevista (edición impresa), El Espectador coloca pequeñas notas sobre la trayectoria de Gómez Méndez. La primera de ellas resalta su histórica lucha con Alberto Santofimio, y cómo, cuando era Fiscal fue incapaz de avanzar en la investigación contra éste. La segunda de ellas se le denomina como el eterno precandidato, incluso mofándose de la actual precandidatura. La tercera de ella se encarga de enrostrar el carácter megalómano de Gómez Méndez y cómo ha sido “pordebajeado” por algunos de sus copartidarios.
Seamos claros en una cosa. Soy muy, muy poco “admirador” de Gómez Méndez, como abogado, y mucho menos como político, pero entiendo que es un ser humano que merece respeto. Personalmente considero que ensalzar el ego del entrevistado para posteriormente agregar notas acerca de lo “perdedor” o “inútil” que pueda ser, es tan ético como invitar a alguien a almorzar a su casa, y escupirle la sopa. Una cosa es no ser tendencioso con la imagen de una persona, mostrar argumentos en pro y en contra de su trayectoria, y otra cosa es ridiculizar a una persona sin que ella lo sepa; dudo mucho que Gómez Méndez hubiera conocido de antemano estas tres “noticas” con las que adornaron su entrevista.
Antes de agotar este segundo ejemplo, que parecen cuatro, conviene revisar la contratara de esta situación. Miremos de qué forma una respuesta de un entrevistado es ejemplo ideal de mamadera de gallo intelectual. Pregunta la entrevistadora lo siguiente: “¿Entonces usted es de los que creen que el nombramiento de parientes de miembros de las altas cortes en puestos oficiales es fuente de corrupción?” La respuesta del exfiscal es la siguiente: “No necesariamente, pero sí puede ser un factor que afecte seriamente la independencia judicial.” Genial, o no? Es lo que yo denominaría una carambola de tres bandas: Di que no (primera banda), di que sí (segunda banda), haz que parezca inteligente (tercera banda). Día a día nos enfrentamos a esto, y nos parecen respuestas brillantes.
Nuestro tercer y último ejemplo del día hace referencia a la columna titulada “Golpe de Estado contra Uribe” escrita por María Isabel Rueda en el periódico El Tiempo del día de hoy. La columna invita al lector a adivinar el autor de una invitación al pueblo a desobedecer al gobierno actual por ser ilegítimo. Oportunamente haré referencia a todo el tema de la reelección, y de la providencia de la Corte Constitucional. Sin embargo, por ahora conviene revisar las palabras del Magistrado. Su postura puede jurídicamente ser defendible, pero su paupérrima elección de palabras da muestras, una vez más, que muchos funcionarios no se toman su rol institucional en serio. Uno de los guardianes de la Constitución colombiana invitando al pueblo al desobedecimiento de facto ante un gobierno de facto. Qué absoluta falta de seriedad, y sobre todo, que irresponsabilidad tan grande. Con la investidura, no solo se adquieren dignidades sino responsabilidades. Ser un “verdulero” jurídico no está dentro de las primeras, y claramente atenta contra las segundas.
A María Isabel Rueda, mis mayores respetos. Opinó sin necesidad de opinar. Informó sin necesidad de tergiversar. Otro ejemplo más del inmenso poder que tienen los medios de comunicación. Sin embargo, es un ejemplo sano de cómo ejercitar el poder con altura (estemos o no de acuerdo con el contenido de la opinión) y sin necesidad de arrasar con todo lo que esté a su alcance, solo para demostrar que ella es la mejor. Esperemos que esta muestra aparente de simbiosis de prensa y justicia pudiera calar entre los medios de comunicación, y que de pronto algún día nuestros compatriotas tengan la posibilidad de discutir sobre justicia y política con cierto grado de información veraz. Por ahora, parece, son ejemplos aislados. Seguramente toda la próxima semana veremos en las primeras páginas de los diarios, siguiendo la tradición iniciada desde ayer los comentarios acerca del vestido de Isabel Sofía y a la forma en que los adornos de la capilla hubieran podido ser arreglados de una mejor manera. Todo ello, dentro de la correspondiente crónica de 5 páginas acerca de la boda del año.
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