Hoy cumplimos 20 años de la web. Al menos eso es lo que asegura el diario colombiano El Tiempo, en su editorial del día de hoy. Confieso que la referencia de 20 años me pareció algo breve. Recuerdo que en el colegio me enseñaban acerca de la Internet, de la ARPANET y otra cantidad de cosas. Resulta, sin embargo, que no es lo mismo la creación de Internet que la creación de la web, que tampoco es lo mismo que la creación del correo electrónico. El regocijo de El Tiempo está debidamente fundado. Hace 20 años, en efecto, el señor Timothy John Berners-Lee creó la World Wide Web. Hipertexto, comunicación en red y la Transmission Control Protocol (TCP) eran la clave para un desarrollo que actualmente es necesario en la vida de muchos de nosotros.
Por mi parte, considero importante resaltar este hecho por una serie de aspectos que aún hoy dejan de ser valorados en la dimensión que les corresponde. En primer lugar, por ejemplo, gracias a la nuestra tiple doble-u, hemos podido lograr la internacionalización del conocimiento. No es extraño acceder a museos, a bibliotecas virtuales o reales en otros países, conocer textos que en otras circunstancias serían imposibles de conocer, y estar al tanto de las noticias mundiales en cuestión de segundos. Esta es la razón erudita por la que agradezco hoy al señor (no Mister sino Sir) Berners-Lee semejante aporte al mundo.
Existen razones menos nobles que la anteriormente mencionada, pero que son igualmente válidas. La world wide web nos ha permitido cambios fundamentales en la forma de concebir la sexualidad del ser humano. El acceso a chats eróticos, a páginas pornográficas (legales o ilegales según el nivel de gustos y de riesgos de cada cual), a consultorías sexológicas virtuales, han permitido constatar con cifras, que el ser humano actual es un ser humano con sexualidad reprimida. Basta ver la variedad en la oferta para darse cuenta de ello. Para muchos, probablemente esto no pasa de ser una opinión sinvergüenza de Gaviota, y quizás así sea. No obstante, más allá de la posibilidad de saciar el morbo personal de cada individuo con el “producto” de su preferencia, es claro que la modificación en la percepción psicológica del ser humano le ha permitido encontrar su sexualidad y disfrutar de ella sin tapujos, en una época en la que todavía se incita al no uso del condón por parte de la Iglesia Católica. Este autorreconocimiento del ser sexual ha ido progresivamente ganando espacio en la vida social, y eso debe ser destacado como un avance. Cuestión diferente es el acceso irrestricto de esta información a menores de edad, y los traumas o manías que pueden generarse con ello.
Tercera razón (también innoble). El mundo físico actual ha sido diseñado para que la gente le resulte casi imposible divertirse. Trabajos extenuantes en horarios cada vez más asfixiantes, largas horas expuestos al tráfico automotor, y el sometimiento al estrés en cada actividad diaria, hacen que muchos individuos no puedan recrearse o divertirse. El tiempo en que no se está desgastando el cuerpo y la mente en el trabajo, se está durmiendo o en el médico, intentando recomponer el deterioro sufrido debido al excesivo estrés. La posibilidad de hacer deporte se restringe a los fines de semana, y a hacer spinning, lo que me parece aberrante. Eso es sano, pero no para todos resulta divertido. Sin embargo, la web nos ha permitido conocer una serie de elementos interesantes de entretención. Juegos interactivos, juegos que se pueden jugar desde el computador con los amigos cercanos, juegos históricos, juegos de estrategia, juegos eróticos, juegos de lo que se quiera. Además las redes sociales como Facebook, que son casi una obligación social en estos momentos, y experiencias como la de Second Life, son frutos de esa necesidad de hacer más amigable el tiempo de conectividad.
Como cuarta y última razón, para no extenderme demasiado, está la relevancia que ha adquirido la liberad de expresión gracias a la web. La posibilidad de crear páginas web gratuitas, la posibilidad de participar en foros virtuales, y (¡cómo no!) la posibilidad de llevar uno o más blogs para expresar sentimientos, opiniones, quejarse de algo o de alguien, y para compartir conocimiento, resulta cuando menos interesante. Para mí, al menos, resulta casi terapéutico el poder ingresar al blog y expresar opiniones y formular argumentos respecto de una gran variedad de temas. La posibilidad de poder expresar mi pensamiento, en un mundo en el que pensar y opinar se ha tornado cada vez más peligroso, es bastante alentador.
Es por ello, que a Sir Timothy Berners-Lee y a todos quienes han participado en el desarrollo de la web, les ofrezco un ‘pico’ de gratitud, por permitirnos el acceso a esta maravillosa experiencia. La web es un importante elemento en nuestras vidas, que como todo en la vida, tiene sus aspectos nocivos e incluso degradantes, pero que de alguna manera, es objeto de constantes revisiones, de formulación de soluciones y que abren las puertas a un mundo más amplio del que hubiéremos conocido antes de ella.
Por mi parte, considero importante resaltar este hecho por una serie de aspectos que aún hoy dejan de ser valorados en la dimensión que les corresponde. En primer lugar, por ejemplo, gracias a la nuestra tiple doble-u, hemos podido lograr la internacionalización del conocimiento. No es extraño acceder a museos, a bibliotecas virtuales o reales en otros países, conocer textos que en otras circunstancias serían imposibles de conocer, y estar al tanto de las noticias mundiales en cuestión de segundos. Esta es la razón erudita por la que agradezco hoy al señor (no Mister sino Sir) Berners-Lee semejante aporte al mundo.
Existen razones menos nobles que la anteriormente mencionada, pero que son igualmente válidas. La world wide web nos ha permitido cambios fundamentales en la forma de concebir la sexualidad del ser humano. El acceso a chats eróticos, a páginas pornográficas (legales o ilegales según el nivel de gustos y de riesgos de cada cual), a consultorías sexológicas virtuales, han permitido constatar con cifras, que el ser humano actual es un ser humano con sexualidad reprimida. Basta ver la variedad en la oferta para darse cuenta de ello. Para muchos, probablemente esto no pasa de ser una opinión sinvergüenza de Gaviota, y quizás así sea. No obstante, más allá de la posibilidad de saciar el morbo personal de cada individuo con el “producto” de su preferencia, es claro que la modificación en la percepción psicológica del ser humano le ha permitido encontrar su sexualidad y disfrutar de ella sin tapujos, en una época en la que todavía se incita al no uso del condón por parte de la Iglesia Católica. Este autorreconocimiento del ser sexual ha ido progresivamente ganando espacio en la vida social, y eso debe ser destacado como un avance. Cuestión diferente es el acceso irrestricto de esta información a menores de edad, y los traumas o manías que pueden generarse con ello.
Tercera razón (también innoble). El mundo físico actual ha sido diseñado para que la gente le resulte casi imposible divertirse. Trabajos extenuantes en horarios cada vez más asfixiantes, largas horas expuestos al tráfico automotor, y el sometimiento al estrés en cada actividad diaria, hacen que muchos individuos no puedan recrearse o divertirse. El tiempo en que no se está desgastando el cuerpo y la mente en el trabajo, se está durmiendo o en el médico, intentando recomponer el deterioro sufrido debido al excesivo estrés. La posibilidad de hacer deporte se restringe a los fines de semana, y a hacer spinning, lo que me parece aberrante. Eso es sano, pero no para todos resulta divertido. Sin embargo, la web nos ha permitido conocer una serie de elementos interesantes de entretención. Juegos interactivos, juegos que se pueden jugar desde el computador con los amigos cercanos, juegos históricos, juegos de estrategia, juegos eróticos, juegos de lo que se quiera. Además las redes sociales como Facebook, que son casi una obligación social en estos momentos, y experiencias como la de Second Life, son frutos de esa necesidad de hacer más amigable el tiempo de conectividad.
Como cuarta y última razón, para no extenderme demasiado, está la relevancia que ha adquirido la liberad de expresión gracias a la web. La posibilidad de crear páginas web gratuitas, la posibilidad de participar en foros virtuales, y (¡cómo no!) la posibilidad de llevar uno o más blogs para expresar sentimientos, opiniones, quejarse de algo o de alguien, y para compartir conocimiento, resulta cuando menos interesante. Para mí, al menos, resulta casi terapéutico el poder ingresar al blog y expresar opiniones y formular argumentos respecto de una gran variedad de temas. La posibilidad de poder expresar mi pensamiento, en un mundo en el que pensar y opinar se ha tornado cada vez más peligroso, es bastante alentador.
Es por ello, que a Sir Timothy Berners-Lee y a todos quienes han participado en el desarrollo de la web, les ofrezco un ‘pico’ de gratitud, por permitirnos el acceso a esta maravillosa experiencia. La web es un importante elemento en nuestras vidas, que como todo en la vida, tiene sus aspectos nocivos e incluso degradantes, pero que de alguna manera, es objeto de constantes revisiones, de formulación de soluciones y que abren las puertas a un mundo más amplio del que hubiéremos conocido antes de ella.
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