jueves, 9 de abril de 2009

Navegando las aguas de Bogotá

Esta semana nuevamente he vuelto a encontrar esa parte de la esencia del colombiano, como ser problemático.

Para quienes no conocen mi posición al respecto, les resumo: estoy bastante lejos de ser un filántropo. Alguna vez expliqué por qué me autodenominé Gaviota Jurídica y no Ciber-Gaviota. La Gaviota posee una significación especial en materia de búsqueda de la libertad, que un hombre jamás podrá alcanzar. Tal vez por eso preferí Gaviota Jurídica a El Paladín de la Justicia, el Conde Jurídico o el Iuscamarlengo. Los hombres y sus cargos, poco atractivo me generan. En fin, no llego al nivel de la antropofobia, pero sí hay cierto fastidio por ahí contra aquella raza que destruye el mundo.

Como resalté al principio, esta semana he vuelto a encontrar esa parte de la esencia del colombiano como ser problemático. Lo digo porque históricamente, parece ser que estamos destinados a ser problemáticos, o como diría alguien cercano. “nos encanta buscarnos nuestros problemas”. Recordé la lectura del libro Bolívar: El hombre de la gloria de Thomas Rourke, en la que se retrata de manera casi patética, la manera en que los contemporáneos del Libertador vitoreaban a Bolívar como su salvador cada vez que llegaba a alguna ciudad, pero apenas emprendía su marcha hacia otro destino, sus “amigos” confabulaban por el poder, armaban revueltas, y se iniciaba otra batalla campal, que normalmente resolvía Bolívar a su favor. Cuando estaban los españoles, el propósito de la revuelta es porque estaban los españoles. Cuando no estaban, era porque no estaban. En época de Bolívar, lo mismo. Si estaba, era porque estaba, y si no estaba, era porque no podían estar sin él. Podríamos cambiar fechas y los nombres de los protagonistas, y creería que la escena no ha cambiado mucho. Lo que ocurre es que ahora hay noticieros, y teléfonos celulares.

Recordé igualmente cómo en mi época universitaria asistí a una clase en la que se nos hablaba un poco de la Historia de Bogotá, para poder entender la ciudad un poco mejor. Haciendo referencia al siglo XIX, el profesor señalaba que Bogotá contaba con un destacado lugar en materia cultural, de forma tal que nuestra refinada población iba a teatro, a exposiciones de arte o a conciertos, vestidos con bellas prendas de alto costo. Había solo un pequeño problema, como nos lo planteó él. Las calles de Bogotá olían a “chichí y popó”, que podría traducirse como “micción y materia fecal” o como “orines y mierda”. Nos encontrábamos en la cúspide de la cultura pero con las calles oliendo a alcantarilla. De hecho, eran las alcantarillas del momento. El problema entonces, era lograr que la ciudad no hediera a alcantarilla, sino por el contrario, construir un alcantarillado que se encargara de esto.

Haciendo un pequeño viaje en el tiempo a épocas más recientes, encontramos que unos cien años después, existe una red de alcantarillado para una ciudad de siete millones y tanto de personas (eso dicen las cifras oficiales) que cumple parte del objetivo. Mi “chichí y popó” no lo veo mucho por las calles, aunque hay excepciones. Sin embargo, parte de la labor del alcantarillado es servir como mecanismo de drenaje de las aguas lluvias para no causar problemas de inundaciones. Es usual que en la ciudad se presenten graves inundaciones que afectan primordialmente el tráfico de la ciudad. Sin embargo, a medida que los cambios climáticos se han venido presentado de manera más pronunciada, hemos visto los estragos que se pueden generar. Observen este video correspondiente a la memorable granizada de noviembre de 2007.







Cuando la mayoría pensaba que no volveríamos a ver algo parecido, encontramos que hace tan solo una semana se volvió a presentar una situación similar, aunque sin la imagen espectacular del granizo. Desbordamiento de ríos que circundan la ciudad, y el taponamiento de la alcantarilla. Para efectos de revisar el tema, los invito a seguir éste hipervínculo que lleva a una página de Caracol Noticias, en donde podrán observar un video muy ilustrativo del tema. Recomiendo que presten cuidado a los comentarios sobre las alcantarillas, y que igualmente revisen el comentario que figura en la parte inferior de la página.

Considero que estos comentarios resultan muy dicientes en cuanto a la percepción de la mayoría de ciudadanos. Conocemos el problema, pero la culpa siempre es del otro, o mejor, culpa del gobierno. Mientras exista gobierno, existirá a quien endilgarle la responsabilidad. Si no me creen, presten atenta atención a las canciones de Hip Hop urbano (rap en los buses) y sin importar la problemática que allí se exponga, les puedo garantizar que al menos el 80% de las canciones le atribuyen la culpa al gobierno por todo o por casi todo.

Es cómodo mirar la televisión y decir que la culpa es del alcalde, porque para eso se pagan impuestos, y luego salir a las calles a botar basura. Hay que reparar en las vías de las ciudad para revisar cómo se encuentran taponadas de basura las rejillas de desagüe en las calles. Así, es imposible que ninguna red de alcantarillado funcione. Antes, la queja era por no tener alcantarillado, pero ahora que se tiene, no se cuida por parte de los ciudadanos. El tema del taponamiento de las alcantarillas por residuos y basuras es un tema que ya ha sido abordado antes, y respecto del cual existe preocupación por parte de las autoridades. Revisen este artículo del diario El Espectador.

Imagen tomada de: http://bacteriaopina.blogspot.com

Ahora que trato el tema, preferiría tener que hablar de modelos educativos universitarios, o incluso de la conveniencia de aplicar un modelo de precedentes, estilo common law, por encima del written law. Sin embargo, tener que criticar un tema tan básico como el de aprender que la basura debe ser botada en la basura, me resulta altamente indignante. En la actualidad, parece ser que los inamovibles, las reglas básicas de convivencia son las primeras que se rompen. No cometer incesto, no botar basura, respetar a los mayores, respetar el uso de la palabra. Parece ser que debemos dejar de pensar un tiempo en enviar satélites al espacio, o en crear tanto doctorado, y más bien pensar en aprender a que la gente conviva. Por ello, la creación de un Ministerio de la Familia, que pareciera ser una locura a estas alturas, pareciera no serlo tanto si pretendemos correr antes que caminar.

Mientras se debate infructuosamente acerca de quién es el culpable de esta situación, seguiremos navegando por las aguas de Bogotá.


Imagen tomada de: http://matadorcartoons.blogspot.com/

2 comentarios:

Carlos Javier dijo...

Para comenzar, un necesario comentario al margen: ¡¿En serio pensaste en autobautizarte como el Conde Jurídico o el Iuscamarlengo?! Caray... si fue así, entonces hiciste una muy buena elección al final.

Y ya en serio sobre el tema que tratas en el post, fíjate que una de las cosas que me atrajo (y atrae) de la RSE, es justamete la trascendencia sociológica (si puedo llamarla de esa manera) que conlleva el hecho de que actores sociales de tanta relevancia como lo son los empresarios, empiecen a ser concientes del importantísimo rol que como tales pueden desempeñar en una comunidad, más allá de la creación de plazas de empleo, de la circulación de bienes y del pago de tributos. Siempre me ha parecido sumamente valioso que ellos puedan reconocer que con sus acciones u omisiones pueden hacerle mucho bien o mucho daño a todo un colectivo social.

Sin embargo, me preocupa que una vez llegue a asimilarse la RSE como algo cotidiano, la sociedad haga de los empresarios un nuevo chivo expiatorio -como los gobernantes (aunque con esto no pretendo excusar nada ni a nadie)- a quienes achacarle las consecuencias de su propia irresponsabilidad.

Desde que tengo memoria, en Colombia siempre la culpa la han tenido otros: los profesores por la mala nota; los vecinos porque son los vecinos; los amigos porque son mala influencia; el jefe porque es un tal por cual; el gobierno que fue elegido para regurgitarnos bienestar; en fin, siempre otros, nunca uno mismo.

(Y bueno, ni que hablar de los ejemplos que pudieran citarse en el mundo de lo legal y lo jurídico).

¡Vaya a saberse de dónde proviene semejante cosmovisión a la colombiana!

Pero bueno, a la larga la respuesta es fácil y evidente: la culpa de que todo sea así, pues obviamente la tiene el gobierno ¡¿No?!

Saludos, amigo IusCamarlengo, jejejejeje :p

Gaviota dijo...

Apreciado Carlos Javier,

Seré sincero. Realmente nunca consideré esos nombres. Simplemente me divierto un poco viendo todas las posibilidades "lobas" que tuve para elegir, y cómo Gaviota Jurídica realmente no está del todo mal, comparado con estas opciones.

Personalmente, considero que el tema que el riesgo que planteas respecto de la RSE es casi una certeza, desde mi punto de vista. Acá realmente es difícil considerar que uno pudiera ser enteramente culpable o parcialmente culpable de algo dañino.

La culpa, creo yo, es nuestra, por ser un pueblo con tendencia autodestructiva, porque, como lo manifieta Iván Andrade en su blog Notas desde la mesa de la tienda, construimos submarinos para transportar droga, utilizamos palomas para transportar celulares, y no utilizamos la inteligencia y los canales comunicativos para cosas un poco más decentes.

Por ahora, la culpa es del gobierno y de los bancos. Van a venir las empresas. Ahhh, y yo agregaría, de la Justicia colombiana.

Gracias por el comentario, nuevamente, y, reitero, lo de los nombres es un pequeño hobby cíclico de buscarme nombres un poco más "lobos" que el que ya tengo.