¿Qué habría pensado Hobbes si su Leviathan se embolsillara los recursos que le han sido confiado para lograr los fines para los que nació? En ese caso, no solo pienso en lo que ocurre en mi país, sino que veo que existe una importante raza de Leviatanes que aparentemente han sido atacados por un virus troyano, y se dedican a comportarse de manera diametralmente opuesta a lo que pensaría uno que debe ser el comportamiento de tan temibles criaturas.
Personalmente, creo que Hobbes no desechó la idea de que el Leviatán fuera un ser demente, que siendo implacable por su temible fortaleza, generara un poder de destrucción tan asombroso. Creo, eso sí, que su arraigo a la cultura inglesa lo hizo considerar dicha opción como algo improbable. Los ingleses siempre han sido complejos, pero no imbéciles. Al menos no la gran mayoría. De lo contrario, esa isla no habría sido potencia mundial durante tanto tiempo.
He tenido la oportunidad de documentarme un poco más respecto de este autor, a quien personalmente siempre tengo como referencia, y que nunca he alcanzado a comprender plenamente, pero que aún hoy logra deslumbrarme entre más lo conozco. Estoy leyendo a algunas de las ‘autoridades’ en el tema, y posteriormente releeré al propio Hobbes para ver qué entiendo ahora de su texto, teniendo en cuenta que ya no hay un señor amenazando con calificar un examen con 0,0 por intentar interpretar personalmente su obra, si llegase a ser una interpretación diferente.
Por ahora, me centro en las preguntas que inicialmente he planteado aquí. Me centro en ellas, porque encuentro que para entender las conclusiones a las que llegó Hobbes en su obra, es importante comprender el porqué de su metodología. Veo, por lo que describe George Sabine, que Hobbes era un tipo incrédulo, que no caía en la tentación de ser encuadrado en discusiones polarizantes, como en las que hemos incurrido muchos actualmente, sobre si era positivista o iusnaturalista.
Personalmente, creo que de estar vivo, el hombre nos habría mirado con cierto desdén, y hubiera proseguido su camino, añadiéndole un 10% más de velocidad a su andar, como quien quiere dejar atrás a los intrascendentes. Sin embargo, siendo uno de esos intrascendentes, emitiré mi opinión en ese sentido, pero no en el ingreso de hoy, sino en uno posterior, recogiendo algunas ideas que plantee por el camino.
Para Don Thomas Hobbes, la política, o mejor, la ciencia política podría entenderse como el resultado de un análisis científico que parte de la psicología, se desarrolla dentro de un esquema matemático, y resulta en una teorización política. La metodología científica empleada era deductiva (OJO – partidarios de que Hobbes era positivista), según he podido averiguar, puesto que se parte de postulados genérales y universales, que proceden de un orden previo. Sin embargo, Hobbes entendía que existían principios básicos que regían el comportamiento de todo ser humano, porque eran guiados por cuestiones causales. Considera Sabine, por ejemplo, que ello lo diferenciaba del esquema iusnaturalista clásico, según el cual lo justo determinaba el derecho, y bajo esa óptica, los comportamientos humanos obedecían a un fin y no a una causa. En ese sentido, considera el autor, la metodología difiere (OJO – partidarios de que Hobbes era iusanaturalista). En el video que Gonzalo Ramírez nos ha mostrado en su entrada sobre los Open Yale Courses vemos al profesor Steven Smith recordando el pasaje en el que Hobbes ataca sin misericordia la metafísicia y la política aristotélica, que servía de fundamento para la metodología iusnaturalista tradicional.
J.J. Chavallier, nos referencia a Hobbes como un individuo que se autorreferencia a sí mismo como un ser temeroso y tímido, pero con una serie de inquietudes que surgen desde su juventud. Bajo ese entendido, y al igual que con otra serie de importantes personajes de la Historia, nos enfrentamos ante un individuo con inteligencia sobresaliente y con problemas de personalidad, particularmente frente a la introversión. Precisamente, resulta explicable que Hobbes, le otorgara tanta relevancia a la psicología del ser humano para efectos de entender su funcionamiento como parte de la sociedad.
Dentro del esquema de creación de su Leviathan, Hobbes se adentra en el estudio científico de su creación. Creo que al menos existe consenso en concluir que el Leviatán es una creación hecha del hombre y por el hombre. Es decir, el Leviatán surge de la suma de los seres humanos que lo conforman. Precisamente, recordando la imagen que se dibujó para la edición del Leviatán, en la que se observa el cuerpo del Leviatán formado por siluetas humanas, entendemos que la psicología humana individual habrá de determinar la psicología social y política (civil).
Imagen tomada de: http://tempcontretemps.files.wordpress.com/
No es curioso, entonces, que el Leviatán esté hecho a imagen y semejanza de sus componentes (hombres). ¿Qué pensaría Hobbes de observar en un Estado que los administradores peleen con jueces, y los jueces con legisladores y estos conspiren con unos y otros? Personalmente, dudo que Hobbes se sorprendiera. Los fundamentos del hombre siguen siendo lo mismo, en ese entonces y ahora, con la diferencia que los recursos que antes eran escasos, ahora son escasísimos. Bajo ese entendido, sobresalir por encima de los demás, se ha convertido en una prioridad social, y no en una muestra de vanidad intelectual.
Si se le agrega a la avaricia, a la codicia, y al egoísmo humano un insultante estado de considerarse superior por naturaleza, evidentemente encontraremos que cualquier mecanismo o sistema que pueda surgir de allí, será disfuncional. ¿Qué podríamos esperar de un automóvil en el que las rueda derechas viajen a mayor velocidad que las izquierdas? ¿Cómo cocinar decentemente una receta, si un fogón decide que va a calentar más o menos que los demás?
Probablemente, el elemento que podría tener a Hobbes bastante pensativo derivaría de considerar que un ente, sea individual o social, sea autodestructivo por naturaleza. La psicología de Hobbes permite entender que la persona actúa como resultado de que exista una causa que lo forzara a sentir placer, o a sentir desagrado. Bajo ese entendido, siempre el ser querrá ser más feliz y bajo ese entendido, debería generarse el menor daño posible. El daño, se lo generaría a los demás (esa estrategia internacional es perfectamente evidenciable para ciertos casos), y el placer sería propio. Bajo ese entendido, la conducta autodestructiva no es natural sino antinatural.
Sin embargo, si el hombre es lobo para el hombre, sí podría ser natural esa autodestrucción del Leviatán. Bajo ese entendido, el debate se centrará en aquello que permite neutralizar ese instinto autodestructivo, es decir, en el contrato que liga a los seres humanos para no destruirse. Viendo a nuestro Leviatán esquizofrénico, pareciera ser que este contrato social ha sido un contrato simulado (simulación absoluta). Queremos hacer creer que hay un contrato, que vivimos en una sociedad entre iguales, pero actuamos como si no existiera tal contrato.
¿Qué pensaría Hobbes ante un Estado crónicamente disfuncional?
2 comentarios:
Yo creo que Hobbes se exiliaría como hizo cuando se presentaron la lucha de religiosa y la guerra civil que llevo a la decapitación del rey Carlos I. Pero volvería a plantear su idea de Leviathan no en términos absolutos sino balanceado con otros poderes... No se le ocurrio esta idea que después plantearian Locke, Rousseau y Montesquieu... pero ahora creo que si lo haría... Como Lord Acton diría el poder corrompe pero el poder absoluto corrompe absolutamente. Confio que Hobbes como buen inglés era en cierto sentido ingenuo pero no imbécil...
De acuerdo. Me gustaría pensar lo mismo, sobre todo porque siempre he admirado la metodología seguida por Hobbes en su planteamiento.
Probablemente el exilio sería una solución (muchos la han acogido en estos tiempos) pero probablemente su curiosidad científica se habría venido al piso.
Publicar un comentario