Respetada Concejal,
No he podido contener el deseo de dirigirme a usted, para que se sirva responderme a mí -y de paso a sus electores- en qué contexto debemos entender el término "respeto", que ha sido aquel concepto al cual ha venido apelando sistemáticamente para dar algunas de las luchas más enconadas de la realidad jurídica y política del país. Confieso que muero de ansias por conocer la manera como puede encuadrar usted ese concepto en medio de otras tantas actitudes tan contradictorias.
Esta mañana tuve la oportunidad de escucharla hablar en el programa 6 AM HOY POR HOY de Caracol Radio. Recuerdo que fue contactada telefónicamente para hablar sobre las palabras del Papa Francisco que han sido favorables en torno a la tolerancia a la homosexualidad. El asunto era especialmente importante dado que la Iglesia Católica lleva dos milenios con posturas absolutamente rígidas frente a la sexualidad. Por lo tanto, es importante conocer la visión que pudiese tener una política que ha asumido las banderas de esta lucha por una sexualidad libre y pura.
Con absoluto pesar he notado que su respuesta parte por celebrar la reconsideración que viene haciendo la Iglesia Católica al respecto. Sin embargo, su celebración pasó a ser inmediatamente a la postura de una resentida, y en vez de mostrar las virtudes de una postura así, empezó a utilizar un lenguaje sarcástico, claramente destinado a atacar a los "obsesos" que se niegan a asumir una postura ideológica como la suya. Sin duda, sus palabras estaban dirigidas al Procurador.
Antes de pasar a engrosar su lista de "obsesos" de menor nivel, dado que no tengo la más mínima relevancia política que me haga digno de una respuesta de su parte, es importante también confesarle que no soy activista pro-LGBTI, ni anti-LGBTI. Personalmente me tiene sin cuidado lo que cada cual haga con su genitalidad. Sin embargo, al igual que usted, tiendo a ser un activista de la libertad personal, y como tal, haré uso de mi libertad de conciencia y mi libertad de expresión para cuestionar su aparente reivindicación del respeto.
Imagen tomada de: http://elviajedeunaburbujita.blogspot.com
Una de las bellas características que tiene la virtud del "respeto", es que se trata de una actitud de vida, no de un bien que se encuentra "allá", en el tráfico jurídico. Como consecuencia directa de esto, el respeto es toda vez más valioso cuando no debe ser exigido, o siquiera solicitado, sino cuando se otorga a la espera del principio de reciprocidad de los terceros. Por supuesto, no hemos de esperar que todos obren conforme al principio del trato respetuoso. Es de allí de donde surgen las causas que merecen ser protegidas y avaladas a través del activismo. Sin embargo, ser activista no da licencia para obrar conforme al principio de la barbarie y la mala educación.
Da algo de lástima ver que la sangre joven de la política colombiana acuda a las recursos bajos de la ridiculización de terceros por el hecho de no tener su misma postura jurídica en torno al estatus de las consecuencias jurídicas de las uniones entre parejas homosexuales. "Hágale caso a su jefe, el Papa", es tan estúpido como afirmar que los "homosexuales van a ir al infierno". Eso puede esperarse de personas que no han sido formados en valores, ni que han sido educados en las implicaciones y connotaciones del derecho a la igualdad. Veo su trayectoria en la página web http://angelicalozano.com y me resulta extraño ver que una persona tan preparada salga con este tipo de afirmaciones. No fue una, ni dos, sino varias. Me he tomado el trabajo de revisar algunas de sus intervenciones, y parece ser que ese curioso uso del "respeto" como concepto fundamental, es igual de flexible a lo que he podido percibir hoy.
Apelando a un poco de aforismo democráctico, o mal llamada sabiduría popular, tendríamos que aceptar que:"Ser decente no cuesta un c*lo, y por el contrario queda uno pu**mente bien."
Por ello, espero que algún día tengamos la oportunidad de saber cómo funciona ese respeto al que usted constantemente apela. Hemos de recordar con Kant, que debemos actuar de forma tal que nuestra regla de conducta se transforme en una máxima universal, de forma tal que lo que hacemos podría ser igualmente ser hecho de manera válida por cualquier otra persona. ¿Debemos empezar a afinar nuestro humor sarcástico?
Agradezco sus valiosos comentarios.
Con profundo "respeto",
Gaviota Jurídica
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