Apreciados compatriotas colombianos:
A unos de ustedes les tengo una muy mala noticia, y a otros una muy buena noticia. En realidad no son dos noticias diferentes, sino es una misma noticia: su adorado (u odiado, según sea el caso) expresidente Álvaro Uribe Vélez no va a ser Senador de la República.
La razón no pasa por cuestiones de cálculo político. No crean ustedes que el asunto obedece a que se arreglen las cosas entre él y Juan Manuel Santos. Tampoco se trata de darle espacio para gobernar a los candidatos del Centro Democrático en caso de que llegasen a ser elegidos. La razón es algo menos poética que eso.
Resulta que la Constitución Política de Colombia contiene en su artículo 235 la consagración de las funciones de la Corte Suprema de Justica. Pero realmente, al consagrar las primeras funciones (específicamente las que están previstas por los numerales 2, 3 y 4) se consagran lo que en derecho se denominan "fueros". Los fueros no son otra cosa que reglas de atribución de competencia específica a determinadas autoridades para investigar (fuero de investigación) o para juzgar (fuero de juzgamiento). Si se revisa detenidamente esto, encontramos que al Presidente de la República lo juzga la Corte Suprema y lo investiga la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes. Esto es importante, porque aún después de haber dejado el cargo, si se le acusa por algún delito que hubiese podido haber cometido siendo Presidente de la República, se le mantiene el fuero. Este es un fuero funcional que permanecerá de por vida, salvo que aplique un fuero diferente.
El artículo 235 de la Constitución también indica que los Congresistas son investigados y juzgados por la Corte Suprema de Justicia. Es por ello que observamos cada cierto tiempo que la Corte Suprema ordena la captura de Congresistas activos.
Imagen tomada de: www.elespectador.com
Para nadie es un secreto que Uribe llegó a amasar tal cantidad de poder mientras fue Presidente, que podía considerarse como dueño del Estado. Su poder llegó a dominar todo el Ejecutivo a nivel nacional, departamental y municipal (salvo algunas pocas excepciones). Logró dominar la Procuraduría, la Contraloría, y la Fiscalía General de la Nación. Lo único que no logró acaparar fue la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado y el 60% de la Corte Constitucional. Por esa razón es que hoy lo llamamos "expresidente", y no "Presidente". En su afán por conquistar por la fuerza lo que no logró a partir de otro tipo de prácticas políticas, se ganó unas peleas que aún hoy lo persiguen. La Corte Suprema de Justicia nunca pudo desquitarse por las vías judiciales, porque la Comisión de Acusaciones se lo impidió. Eso lo sabe bien el Presidente.
Si por algún motivo Uribe llega a ser elegido Congresista, el fuero cambiaría. Como Congresista activo, el órgano encargado de investigar y juzgarlo será la Corte Suprema de Justicia, independientemente de la fecha en que se hubiesen llegado a cometer los supuestos delitos. En consecuencia, sería la gran oportunidad que tiene una Corte herida (recuerden que el ego de los Magistrados es tan grande como el del expresidente) tuviese su desquite. Uribe le fascina el poder, pero le gusta más la libertad.
Por esa razón es que probablemente lo verán lanzarse en lista cerrada al Senado, en un renglón imposible de elegir. Logrará elegir a muchos, y por intermedio de ellos, saboreará el poder como antes lo hizo. Será poderoso y seguirá siendo intocable para la Corte.
Amanecerá y veremos...
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