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lunes, 28 de diciembre de 2009

Las 'inocentadas' (algunas) del 2009

Es curioso que se utilice el 28 de Diciembre, fecha de la matanza de los niños, según nos cuenta la Biblia, para institucionalizar las bromas y las risas.  Otra de esas grandes contradicciones de nuestra raza.  Sin embargo, para no parecer un perpetuo aguafiestas, aprovecharé el ejemplo de mis congéneres: convertir lo abominable en risas.  Teniendo en cuenta que el 2009 tuvo mucho de abominable, tan solo algunas ‘perlas’, con un ranking personal y absolutamente subjetivo.  Por supuesto, los asuntos tienen relación temática con el blog.  No me referiré al nuevo disco de mi ‘miamense’, por mucho que lo merezca:

1.  Citatorios (anécdota que se toma prestada)

Juguemos a encontrar la diferencia:

Para revisar cada formato en detalle, por favor hacer ‘click’ (lo siento, para mí ‘pinchar’ es otra cosa) en la foto

   


Luego de un concienzudo análisis, habrán de encontrar ustedes que la única diferencia existente entre un formato y otro, es el logo que aparece en la parte superior izquierda del segundo formato.

Pues bien, esta razón le pareció motivo suficiente a un Juzgado Civil del Circuito para demorar el trámite de notificación de un demandado.  Verán, el segundo formato, salvo en los casos en los que se utiliza PhotoShop, no se puede conseguir vía Internet.  El primero, se consigue en la página del Consejo Superior de la Judicatura.  Sin embargo, el que sirve es el segundo, disponible en determinados establecimientos de obtención de fotocopias, estratégicamente ubicados 20 pisos debajo del juzgado, y por supuesto, por fuera del complejo judicial.

Por cierto, el artículo 315 del Código de Procedimiento Civil, que regula esta clase de cosas, no dice nada sobre conseguir el formato oficial, o el formato con el logo, o el de la fotocopiadora “Don Notificador”, ni nada por el estilo.  Por el contrario, es bastante abierto en ese sentido, y salvo la interpretación curiosa de ese despacho judicial, no he conocido otros amantes del logo del Consejo Superior de la Judicatura. 

Rating de ‘inocentada’:  3,8/5,0


2.  Fueros y Parapolítica

Este caso presenta tantos elementos patéticamente graciosos, que podríamos llamarlo la ‘cajita feliz’.  Sin embargo, toda vez que McDonald´s se nos adelantó, lo llamaremos ‘combo inocentada’.  Veamos:

El fuero es la consecuencia de una calidad subjetiva que ostenta una persona en un momento y en un lugar determinado.  Para el caso de los congresistas, es precisamente el hecho de ser congresistas el que les otorga el fuero.  No Congresista = No Fuero.  Congresista = Fuero.  Sencillo, ¿no?  Pues nuestros ‘Honorables’ en la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, decidieron que no es tan sencillo.  Ha sido tan garantista la Corte, que no permite que los acusados renuncien a sus cargos.  Les dijeron a los acusados por parapolítica:  “Para mí tú siempre serás Congresista”.  Punto.

Esto vino acompañado de una genial nota en materia de hermenéutica (interpretación) jurídica.  La interpretación de la Corte es interpretación por autoridad, y equivale a un cambio de ley.  Bajo ese entendido, jurisprudencia = ley.

Y para rematar nuestro ‘combo inocentada’, los ‘Honorables’ fueron enfáticos en que la jurisprudencia se puede cambiar a través de autos.  Para quienes no son versados en estos temas, conviene resaltar que los jueces se pronuncian a través de ‘providencias’.  Estas, a su vez, se dividen en dos:  sentencias y autos.  Las primeras son las providencias que resuelven de fondo el objeto del litigio y ponen fin a la instancia.  Las demás son la manera en que se toman decisiones sobre cualquier otro aspecto del litigio.  Es decir, que según la Corte, si yo, como juez, decido rechazar una demanda por caducidad, estoy sentando jurisprudencia.  ¡Fabuloso!

Rating de ‘inocentada’:  5,0/5,0


3.  Moción de censura

Esta inocentada nos la echaron hace 18 años, con la Constitución del 1991.  Alguien alguna vez pensó que esto era como los regímenes parlamentarios, en donde cuando las cosas no marchaban bien, podía someterse al gobierno a que rendiera cuentas al pueblo, a través de sus representantes.  Se introdujo en Colombia la figura de la moción de censura, para que los legisladores  controlaran al gobierno.  Ante Ministros que no funcionaran, los llamarían a rendir cuentas, y luego se votaría para su eventual remoción de carácter obligatorio.

Quiz histórico:  Adivinen cuántas mociones de censura han prosperado en Colombia desde que contamos con Constitución nueva…

Correcto, está entre un rango entre 0,1 y -0,1.  Les dejo la duda.

Miren al Ministro Andrés Fernández, cabeza de la cartera culpable del escándalo de Agro Ingreso Seguro, lo que piensa de esta serie de figuras.  Es el de la derecha.  El de la izquierda es Andrés Felipe Arias, a quien muchos llaman ‘Uribito’.  Era el antecesor del primero.  Ahora es un precandidato presidencial.  Su continuidad depende de que el actual Presidente no pueda o no quiera seguir en el poder.



Imgen tomada de:  www.elespectador.com - Fotografía tomada por:  David Campuzano

Rating de ‘inocentada’:  4,5/5,0



4.  Cumbre de Copenhague

La broma pesada del año.  Las demás bromas, aunque serias, pasan en un país donde, como lo decía un expresidente de la República, “pasa de todo, pero finalmente no pasa nada”.  Esta broma, que podríamos llamar por muchas razones, de ‘humor negro’ se presentó a lo largo de todo el año.

Me recuerda mucho a un chiste sobre un circo, cuya atracción especial era la ‘señora manguera’.  Luego de 30 minutos de espera, el nefasto chiste termina con una señora que sale a la carpa principal a ofrecer mangos a todo el mundo.  Esa era la ‘señora manguera’.  Deprimente, ¿verdad?

Lo de Copenhague es peor, porque estos líderes mundiales, en realidad demostraron que no son líderes mundiales, sino líderes nacionales.  Además, demostraron que su supuesto liderazgo recae en materia de economía.  Entonces, estos ‘líderes económicos nacionales’ llegaron a Copenhague a discutir cómo mejorar el mundo sin sacrificar un solo dólar.  O mejor, cómo mejorar el mundo, poner a que otros sacrifiquen dólares, y ellos seguir adelante como si nada.  Me recuerda las veces en que nos reuníamos con compañeros del colegio para hacer un proyecto de ciencias, en donde participara cada uno lo menos posible, no costara nada, y la nota fuera lo más alta posible.

El resultado era obvio, y siempre lo fue.  Sin embargo, nuestra naturaleza humana, la formación religiosa de creer sin ver, y otros tantos factores, nos llevaron a estar pendientes, y considerar que quizá en algún momento, la reunión serviría para algo diferente que gastar dinero y ponernos a hablar a todos los demás sobre las implicaciones de este fracaso.

Rating de ‘inocentada’:  1,0/5,0



5.  Hugo Chávez

En muchas oportunidades he pensado seriamente en hablar de Hugo Rafael Chávez Frías, en afilar el pico y atacar.  Sin embargo, siempre reconsideré faltando pocos momentos para iniciar.  La razón es sencilla:  No podría creerme capaz de manejar la sátira, la ironía y la desfachatez mejor de lo que él ya lo ha hecho.



Imagen tomada de:  www.elcolombiano.com

Admiro a Chávez por su inteligencia y lo desprecio por su demencia.  Sin embargo, creo que todo el 2009 ha sido el Comandante una gran inocentada.  No puedo dejar, finalizando el año, de recordar que su humor me obliga a invitarlo a escribir el libro “Cómo destruir al ‘Libertador’ 180 años después”.

Rating de ‘inocentada’:  4,3/5,0

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martes, 1 de diciembre de 2009

Alazos – Ed. 005

1.  Pregunta invertida

“¿Qué hay que hacer para que lo dejen?”  Esa era una pregunta que empezó a inquietar cuando empecé a entender un poco de política, o mejor, cuando empecé a dejarme confundir por aquello que los mayores llamaban ‘política’.  Era una época en la que se hablaba de extradición, de narcotráfico, y de política.    En otras palabras, era una época en la que se hablaba de lo mismo.  Nada de teléfonos celulares, blogs o noviazgos virtuales.  Recuerdo que esa pregunta surgió en mi mente tan solo unas pocas veces en aquella época.

Era la época en la que líderes como Galán o Álvaro Gómez, lideraban posturas opuestas pero éticas.  Fue una época en que las clases dominantes, tanto legales como ilegales, impidieron que pudieran poner en práctica sus programas.  “¿Qué hay que hacer para que lo dejen?”  En ese entonces, la respuesta era un poco más sencilla:  “¡No los maten!”.

Algún tiempo después, en gobiernos un poco más cercanos a la época actual, me encontré con dos ejemplos cercanos en los que me formulé la misma pregunta.  Me refiero a lo que pasó con el exalcalde de la capital del país, Antanas Mockus.  Ante una propuesta novedosa y bien pensada, en cuanto a lo que la ciudad necesitaba para salir del hoyo, empezó a gestionar, y en muchas ocasiones, el Concejo de Bogotá se atravesó en su camino, impidiendo que pudiera agilizar muchos de sus programas.  “¿Qué hay que hacer para que lo dejen?”.  Finalmente, la respuesta la dio el mismo Mockus, quien ante sus iniciativas claves, no vaciló en insistir, insistir, insistir, e insistir otra vez, hasta que el Concejo finalmente cediera.  Lo hizo, y finalmente el tiempo le dio la razón al señor Antanas, pues a raíz de esas luchas, logró mucho en la ciudad.

Otro ejemplo de esa época fue el del entonces Ministro, Eduardo Pizano, quien estaba encargado de la cartera de desarrollo económico.  Su gestión me pareció admirable, pues logró impulsar con decencia y responsabilidad uno de los temas que siempre ha sido más problemático en Colombia.  La vivienda.  Ese solo hecho lo hace merecedor de mi respeto y admiración.  Sin embargo, en momentos posteriores, ante desafíos que seguramente habría manejado adecuadamente, la clase política, o el mismo pueblo le negó la posibilidad.  “¿Qué hay que hacer para que lo dejen?”.  Buena pregunta.

Veo que el gobierno de Álvaro Uribe Vélez I, y el gobierno de Álvaro Uribe Vélez II ha sido el gobierno con peores nombramientos, en lo que me haya tocado vivir de la historia de Colombia.  Y eso, apreciados lectores, es decir mucho.  Aclaro que voté por Uribe I, y no fui de los conversos que cambiaron de bando a mitad de camino, para hacerlo llegar a la Casa de Nariño en el año 2002.  Siempre creí que su programa de seguridad, y su concepto de lucha contra la politiquería, eran dos asuntos sumamente necesarios, así no hiciera nada más.  Me cumplió con lo de la seguridad, y lo otro… mejor no toquemos el tema hoy.

A Uribe le debemos, Andrés Felipe Arias (y su clon), Diego Palacio Betancourt, Andrés Uriel Gallego,  Fabio Valencia Cossio, Fernando Araujo, Carlos Holguín, Ricardo Galán, Carolina Hoyos Turbay, Daniel García Arizabaleta, Jorge Humberto Botero, (…).  Creo que he mencionado solo algunos de muchos.  Las excepciones, que existen, son más bien pocas.

Cuando uno ve tan copioso ejército de bárbaros, ve intentos por obtener mociones de censura, investigaciones disciplinarias y penales que se quedan en el aire o que se manipulan, la pregunta que veníamos haciendo se invierte:  “¿Qué hay que hacer para que no los dejen?”.  Nunca pensé que sería tan difícil lograr que se institucionalizara la falta de vergüenza.  Pareciera que cualquier concepto de honor, y honra fuera sustituible por un par de MBA’s, LLM’s o PhD’s.  En algunos casos, bastaba conocer simplemente su genealogía, y en otros, su localidad de origen.

Se reciben sugerencias:  “¿Qué hay que hacer para que no los dejen?”


2.  Alazos teledirigidos













3.  Psolenoid en “Picotazos de Gaviota”

He incorporado al blog, una aplicación que se llama Psolenoid.  Llega aquí, da manera que los debates que se han suscitado debido a temas que se han debatido aquí, puedan ser conocidos en su integridad por los lectores de “Picotazos”, que no hayan sido lectores del otro blog que forma parte del debate.

Existen los enlaces que puede hacer uno de otros artículos, y que serán condensados en el cuerpo de la entrada específica en el blog.  Eso le permite a los lectores de este blog, conocer páginas que yo referencio.  Sin embargo, no le permite al lector del blog referenciado, saber que lo estoy referenciando.  Tampoco sus lectores podrán saberlo.  Adicionalmente, existe el fenómeno del trackback, que me permite a mí conocer qué páginas han generado enlaces a mi blog (a determinada entrada de mi blog).  En este caso, se soluciona el problema recién mencionado, pero siempre y cuando exista un enlace específico a mi blog.

Hay fenómenos intermedios que no pueden ser resueltos por estas dos vías.  Es el caso en el que uno trata un tema en su blog, pero sin referenciar a nadie, y otra persona ya lo ha hecho en el pasado.  En este caso, mediante este programa, se pueden enlazar de manera bidireccional ambas entradas, de forma tal que sea visible para los lectores de ambos blogs.  En ese caso, se puede generar un doble efecto.  En primer lugar, se le permite al lector conocer puntos de vista diferentes que probablemente no conocía antes.  Adicionalmente, al ser un enlace bidireccional (que técnicamente llaman un ‘wire’) le permite a personas que no son lectoras de mi blog, acceder a información de mi blog.  En consecuencia, se puede generar la atracción de nuevos lectores al blog.

Teniendo en cuenta que siempre ha sido la filosofía de este blog poder generar una participación interactiva con los lectores, muchos de los cuales son bloggers también en asuntos relacionados con la justicia, el derecho o la política, considero que esta herramienta puede llegar a ser un elemento altamente útil.  Su problema principal es que, si no hay pluralidad de usuarios, no surte efecto, pues no habría personas con quién enlazar.  Dejaré activa la herramienta para ver si existen otros bloggers que se animen a enlazar con este blog.

Los dejo con el video promocional de la herramienta (en inglés).



Psolenoid from psolenoid on Vimeo.



NOTA PRÁCTICA:  La herramienta tiene un sistema de instalación muy sencillo, pero tiene un problema que la página no advierte.  La interfaz de Psolenoid (al menos en mi caso) sólo se hizo visible después de 1 día haber instalado la aplicación en el blog.  Antes de eso, parecía como si no sirviera para nada.  En consecuencia, para quienes quieran instalar la herramienta, es importante dar ese plazo de gracia antes de desistir de la idea.


4.  Frase misantrópica de la edición


Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro.

Lord Byron
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