Particularmente, me ocuparé de la vigencia de la norma jurídica en el tiempo. Por regla general, se afirma que la norma jurídica produce efectos hacia el futuro. Procurando ser un poco más preciso en esta conceptualización, afirmaré que ‘tiene efectos hacia el futuro’ es lo mismo que afirmar que produce efectos desde el momento en que entra en vigor, hasta el momento en que sale del ordenamiento jurídico por alguna causa (derogatoria, inexequibilidad). Los abogados llamamos esto el efecto ex nunc de las normas (ex nunc = desde ahora).
Hay casos, sin embargo, en que la norma no produce únicamente efectos hacia el futuro, sino también hacia el pasado, e incluso hay veces en que la norma produce efectos, incluso cuando ya no está vigente y ha sido retirada del ordenamiento jurídico. A estos fenómenos los conocemos como la retroactividad y la ultraactividad de la norma jurídica, respectivamente. Por ahora, nos concentraremos en el primero de estos fenómenos, es decir, en la retroactividad.
Como he mencionado al principio de este ingreso, he decidido dividir este escrito en dos. El siguiente ingreso que haremos va a mirar un poco más de cerca la retroactividad propiamente dicha. Hoy, en cambio, me adentraré en un fenómeno jurídico del que todos hablamos en los cocteles de togados, y que se encuentra arraigado en algunas ramas específicas del saber jurídico, como es el caso del derecho laboral. Este fenómeno, se denomina la retrospectividad, y como lo sugiere su etimología, hace referencia a ‘mirar al pasado’. Retro (atrás) – spectare (mirar). En este caso, la norma jurídica no actúa hacia el pasado, sino que toma elementos que existen con anterioridad a su entrada en vigencia, y los incorpora en su ámbito de acción para producir efectos a futuro. Un ejemplo de esta clase de situaciones, es el de los regímenes de transición en materia pensional, donde se reconoce la existencia de unas expectativas legítimas de derecho por parte de los cotizantes, y por ello, se les brinda un tratamiento diferente (normalmente más benéfico) que aquel que se le da a la generalidad de individuos, destinatarios de la norma.
Hoy, haremos un breve ejercicio de retrospectividad. Daremos un vistazo a lo que ha sido el 2009, en algunos aspectos muy puntuales, para que cada uno realice una reflexión (personal o pública) sobre lo que nos traerá este 2010 que recién inicia.
Ha pasado un buen tiempo desde que escribí los ingresos relacionados con las elecciones en los Estados Unidos de América, entre John McCain y Barack Obama. Para hacerlo, revisé los debates de estos dos a lo largo de la contienda, e intenté puntualizar sobre algunos aspectos claves de sus respectivos programas. Ha transcurrido un año de mandato de Obama, y sus índices de popularidad bajan vertiginosamente.
Repasando lo que fue la campaña presidencia de los Estados Unidos, recuerdo con claridad un par de hechos. El primero de ellos era la posición ciega de McCain de no hablar con los enemigos y seguir invirtiendo en la guerra. Obama prometió salir de Irak y enfocarse en Afganistán. Reitero este punto porque a finales de 2009, se mencionó que Obama traicionó al mundo al enviar más tropas a Afganistán. Hace un año ya lo había anunciado. En cuanto a Irak, está cumpliendo lo prometido, aunque muchos esperábamos que la salida de allá fuera más rápida.
El otro motivo de inconformidad con Obama ha sido la reforma al sistema de seguridad social en salud en el país. Confieso no conocer a fondo el tema en la actualidad. Sí me consta, que la propuesta de Obama era garantizarle la salud al pueblo norteamericano, permitiéndole a los ciudadanos que pudieran acceder a un buen servicio, sin necesidad de tener que pagarle a proveedores privados. El Estado debía garantizar eso. Tengo entendido que el programa apunta a eso. Evidentemente hay un importante tema en cuanto a costos, que era previsible para los norteamericanos, y bajo ese entendido, no debería sorprender las cifras que se manejan hoy.
Obama ha hablado con todo el mundo. Habla con Uribe, habla con Chávez. Habla con Irán y habla con China. Se le ha reconocido el gran liderazgo pacífico a nivel internacional. Esa era el principal temor del electorado antes de la disputa en las urnas. En conclusión, mirando por el retrovisor, no entiendo el drástico cambio en las encuestas, siendo que lo que se está haciendo es en gran medida lo que se prometió que se iba a hacer.
El asunto de Obama me parece bien interesante, sumado a lo que se presenta a nivel nacional con el caso de Uribe. El Presidente colombiano (ye he dicho que definitivamente no debemos hablar de ‘mandatario’) goza de una popularidad increíble. Este último año, en varias oportunidades he tenido la oportunidad de preguntarles a varios uribistas, el por qué de su incondicional cariño por Uribe. Todos responden que es un gran líder, como no ha tenido el país antes. Destacan su temple y su carácter.
Ante esto, siempre formulo una pregunta, que a la fecha, nadie ha podido responder. Les he pedido (a los uribistas reeleccionistas), que señalen tres aspectos fundamentales logrados por el gobierno de Uribe II, que sean buenos para el país. Luego de mucho discutir, he aceptado que me respondan lo de la seguridad en el país, evidenciable en la posibilidad de transitar las vías para poder viajar. Confieso que para mí, esa respuesta no es válida, pues ese fue un logro del gobierno Uribe I. Lo he aceptado, por aquello de la continuidad en la política planteada.
Muchos de los encuestados, me dan alguna razón más, pero absolutamente nadie ha llegado a los tres que he pedido. Obvio, es una pregunta en las que no les dejo mucho tiempo de preparación para responder. Creo, sin embargo, que pedir tres grandes logros no es demasiado. Normalmente, los encuestados terminan por responder: “A mí definitivamente me gusta”. Quienes quieren reafirmar su posición, suelen decir que no quieren volver a la época de Pastrana. Pienso, pero callo.
Personalmente, creo que esa no es una razón válida. Hasta donde sé, Pastrana no es candidato, ni jefe de partido político, ni nada. Es un expresidentes con capacidad de emitir opiniones que lleguen a la opinión pública. Nada más. Cuando quieren reelegir a Uribe por temor a volver a Pastrana, ¿a quién le temen? La verdad, no lo sé. Supongo que a Petro, por ser de izquierda, aunque no tengan claridad sobre el programa de gobierno que él plantea.
¿Por qué reelegir un gobierno del que no podemos destacar tres logros claros con más de 3 años de haber estado en el poder (solamente sumando Uribe II)? Todavía no he conocido a los que me den las tres razones. Los que no quieren, como es mi caso, recordamos que en el 2009 únicamente, nos encontramos con el lío frente a Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Tenemos el escándalo de Agro Ingreso Seguro, en los que todos aceptan que el escenario es inaceptable, pero ningún uribista cree que Uribe tenga responsabilidad, así sea el ‘Jefe’ de los responsables, y decida darle espaldarazos a los responsables. Tenemos el problema con el DAS, las peleas con las Altas Cortes, le nominación del Procurador General, la pugna por la Fiscalía, los escándalos en la salud (Diego Palacio I), los problemas de empleo (Diego Palacio II), la pésima gestión en materia de transporte, y por supuesto, la corrupción para la aprobación de la segunda reelección.
Todos estos son asuntos respecto de los cuales no hay que pensar con demasiado detenimiento, para encontrar estos problemas. La balanza está desequilibrada, pero seguimos amando a Uribe. Fíjense como la popularidad inicial de Obama no era por lo que decía que iba a hacer (porque lo está haciendo y ya no lo quieren tanto). Con Uribe, su popularidad se debe a aquellos aspectos por los que Obama fue popular antes. En ningún caso, es porque realmente se esté gestionando bien o mal.
Los amantes y defensores de la democracia deberían tener esto en mente. La gente vota, aprueba o rechaza, por factores psicológicos, concientes o inconcientes. La argumentación es para los analistas, y las discusiones para los bloggers. En política manda la percepción, y eso da miedo. A pesar del miedo que genera, eso explica por qué ante una misma situación, en Venezuela siguen amando a Chávez, en Ecuador aman a Correa y en Colombia aman a Uribe. Simple percepción. Cuando los uribistas me dicen que no entienden por qué los venezolanos quieren a Chávez, luego de las disertaciones anteriores, suelo responder: “por las mismas razones que usted ama a Uribe”.
Para quienes los que no están de acuerdo con esto, me gustaría que se preguntaran lo siguiente:
- ¿Qué candidato presidencial (diferente a Uribe), le gusta?
Una vez respondan lo anterior, inmediatamente respondan lo siguiente:
- ¿Sabe usted qué propone?
Probablemente algunos podrán responder estas dos preguntas sin mayor esfuerzo, pero a la mayoría de la población sí le cuesta responder la segunda. Eso no es un buen indicador en una democracia, porque quiere decir que elegimos por corazonadas y no por reflexión. Pasión antes que razón.
En el país, hay quienes aman u odian la justicia. Pocos están en una posición intermedia. Respecto de los abogados que en alguna medida han tenido contacto con la administración de justicia, suelen existir razones anecdóticas o en abstracto para optar por una u otra vía. Sin embargo, la prensa no suele acudir a esta clase de razonamientos. Para algunos, la justicia colombiana es el único poder que no está en manos (totalmente) del Presidente. Por eso, adoran a los ‘Honorables’. Para otros, la justicia está en manos de políticos que no les interesa nada más que figurar. Por eso odian a los ‘Honorables’.
Hay un gran problema con estas disquisiciones. El público, en general, no se entera de lo que ocurre en materia de administración de justicia. A los medios de comunicación llegan incesantemente noticias sobre condenas y absoluciones. En consecuencia, generamos el falso raciocinio que justicia = justicia penal (incluyamos aquí la justicia disciplinaria, aunque no sean lo mismo). Bajo esa perspectiva, existe una noción generalmente aceptada de que condenar es bueno y absolver es malo. No mucho interés genera saber si el proceso fue bien llevado o mal llevado.
A los que creen que justicia = justicia penal, no mucho les interesa saber si a los procesados se les observan sus garantías o no. No es relevante determinar si justicia es justicia, o si justicia es venganza. Eso quiere decir que tantos años después de haber escrito Beccaria su obra sobre los delitos y las penas, los abogados no hemos logrado que la sociedad asimile que la estructura del derecho penal se fundamenta actualmente en el respeto de garantías, antes que en la imposición de sanciones. En consecuencia, hemos fracasado.
Conclusiones:
La retrospectividad, a la que he hecho alusión antes, nos obliga a mirar atrás para intentar determinar para donde vamos. Actualmente, muchos psicólogos recomiendan vivir el ahora, y no pensar en el pasado o en el futuro. Eso lo estamos cumpliendo perfectamente, y gracias a esta filosofía, tenemos resultados como los de Copenhague en donde nada importa más que lo que yo pienso ahora, independientemente de las consecuencias que ello pueda traer.
Mi llamado es por no desechar el pasado, e intentar saber de done venimos, para ver hacia donde vamos. La física de Newton nos permite asegurar que cuando hay inercia, salvo que una fuerza externa modifique ese estado, podremos predecir con claridad para donde vamos. Realizar este ejercicio mental ahorita es cercano a escribir un guión para una película de terror. Somos forjadores de nuestro porvenir, así a muchos les importe un bledo el porvenir. A quienes sí nos importa, el mensaje es de socializar los conceptos y opiniones, bajo el marco del respeto recíproco.
Esos son mis mayores deseos para este 2010 que inicia.
2 comentarios:
Muy buen comentario de cierre de año. Me gustó la forma como hiciste el análisis comparado de la situación en Colombia y Estados Unidos. El resumen de los hechos en Colombia son dicientes de la necesidad de una renovación democrática. Sobre el caso de Estados Unidos, es necesario tener en cuenta que Obama fue percibido como el salvador del país. Su gestión a mi juicio ha sido interesante. Ha tenido que rescentrarse sobre muchos puntos y ha adelantado reformas muy importantes como la de la seguridad social.
Su caída en la popularidad se presenta justamente por la laxitud que se percibe en el tratamiento con los regímenes que no han dado muestras de concordia. Eso agregado con la renovada y reencauchada "amenaza terrorista" da un aire de que se ha desprotegido el país. Prefiero mil veces a Obama, que a cualquier "red neck" norteamericano cuya cultura- de la cual se alimentan muchos estudiantes en masteres y Doctorados allá- es la de la Budweiser, el dilema entre el bien contra mal y el enamoramiento de una cultura legal que responde a modelos sociales no nos pertenecen
Un fuerte abrazo
FB
Gracias Francisco,
Como siempre, muy acertadas las posiciones que planteas. Sin embargo, me queda la duda sobre la cultura Budweiser, que me parece un concepto interesante. Seguramente en poco tiempo te estaré preguntando más sobre el particular, para poder compartir esa idea con la blogósfera.
Gracias, y muchísimos saludos desde Colombia.
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