martes, 10 de junio de 2014

Por qué no voto por Santos ni por Zuluaga

El ingreso anterior en este blog se centró en defender el voto en blanco como una opción válida y legítima para las votaciones presidenciales en segunda vuelta. Se trató de un ejercicio para dar respuesta a aquellos que creen que el voto en blanco no sirve para nada. El voto, visto como un ejercicio de ayudar a que alguien pierda, sin duda permite llegar a esa desafortunada conclusión.  Mi alter ego es uno de esos ingenuos que cree que en el voto uno expresa el apoyo por un programa, y por un candidato.  En consecuencia, sólo le dará su voto a candidato y al programa que representen en un importante nivel su pensamiento de lo que debería hacerse en este país.

Desde el ingreso anterior, titulado "Del porqué del voto en blanco en segunda vuelta" se pudo manifestar algunas de esas razones. Sin embargo, considero que tan sólo es justo que si me atrevo a manifestar que ambos candidatos son un verdadero fiasco, intente fundamentar el porqué de mi opinión.  El ejercicio de esta entrada, entonces, consiste en explicar el porqué no va a votar mi alter ego por Juan Manuel Santos ni por Óscar Iván Zuluaga.

A. POR QUÉ NO VOTAR POR JUAN MANUEL SANTOS

1) Hace cuatro años, me dediqué a revisar todos y cada uno de los programas de gobierno de cada uno de los candidatos, a ver los debates, y consignar mis observaciones en este espacio.  Respecto del entonces candidato Juan Manuel Santos, consigné varias observaciones en la entrada titulada "Elecciones presidenciales I: Juan Manuel Santos", de las cuales quisiera destacar una de ellas:


"(...)  Su desmedida lealtad hacia la figura del Presidente Uribe lo muestra como un continuador del mandatario actual.  El problema es que esa misma lealtad fue profesada hacia Pastrana, y otros más.  Esa capacidad de cambiar de parecer genera cierto temor hacia lo que ‘realmente’ haría si llegara a la jefatura de Estado.  (...)."

Como se dan cuenta, mi temor de hace cuatro años era fundado.  Efectivamente Santos ha sido leales a todos (de boca), y desleales a todos ellos.  Subió apoyado en la inmensa popularidad de Álvaro Uribe, y una vez arriba, se desmarcó de su jefe natural, para hacer cosas completamente contrarias a las que dijo que iba a hacer.  Prometió continuar con los "tres huevitos de Uribe", y dio un giro de 180° frente a lo que dijo que iba a hacer. Algo similar ocurrió con Venezuela y Ecuador.  Eso da muestra de los dos defectos que más me molestan en una persona: la ingratitud y la deslealtad.

2) Toda persona tiene derecho a cambiar de posturas, y es natural que en 4 años, se requiera modificar sobre la marcha.  Pero cuando "modificar" se utiliza como un "eufemismo" para significar "hacer totalmente lo contrario", el asunto cambia.  No le di mi voto a él hace 4 años, pero si lo hubiera hecho, me sentiría absolutamente traicionado por lo que Santos hizo en este Gobierno.

3) No creo que el país se reduzca al proceso de paz de La Habana. De hecho, nadie sabe que es lo que realmente ocurre en La Habana.  Conocemos comunicados de prensa aproximadamente cada 6 meses sobre puntos de acuerdo, que no han sido refrendados por el pueblo.  Pretender polarizar al país bajo una disyuntiva de "guerra o paz" me resulta cobarde e irresponsable con los electores.

4) La situación de la educación en el país es lo más delicado que he vivido desde que tengo uso de razón.  Los muchachos en los colegios no salen bien preparados.  Las universidades han dejado de ser un filtro entre quienes poseen o no las aptitudes para acceder a ciertos títulos, para convertirse en "productores de afiches".  Las pruebas Pisa son un desastre, las pruebas Saber 11 también, y los ECAES ya no se hacen.  Considerar que la educaicón se soluciona construyendo más colegios, simplemente muestra que le gusta mucho la construcción.

5) La centralización de la repartición de los recursos públicos (la famosa "mermelada") ha sido una bonita forma de desconocer la Constitución de 1991 y de fomentar el amiguismo con el Ejecutivo, y la corrupción en muchos sectores, si no en todos.

6) La justicia en general, ha sido un fiasco.  Poner a Eduardo Montealegre en una terna de uno, para que fuera un político ambicioso como Fiscal, es un desastre.  Su fallida reforma a la justicia fue no sólamente descarada, sino mediocre.

7) No hubo más paros, porque no hubo más tiempo.  Y la razón por la que hubo paros, es porque Santos le sonríe a todos.  A todos les da gusto, pero a todos les incumple.  Mil paros, mil promesas, mil incumplimientos.

8) La firma irresponsable de TLCs sin potenciar la industria colombiana, va a ser un error muy costoso.  Como la gente de este país piensa al corto plazo, no ve la bomba de tiempo que nos ha dejado este gobierno.

9) Al revisar el programa de Gobierno, se atribuye triunfos que no son triunfos (situación de la salud en Colombia) o peor, triunfos que no son suyos (triunfos de deportistas colombianos que se han hecho a pulso.


B. POR QUÉ NO VOTAR POR ÓSCAR IVÁN ZULUAGA

1) Por tener absoluta falta de carácter.  El hecho de dejar que otro le define sus políticas de gobierno, demuestra su absoluta falta de carácter.  Preferible tener un líder errático que a un Presidente pusilánime.

2) Desde la campaña, Óscar Iván Zuluaga adoptó uno de los principales vicios el gobierno de Álvaro Uribe Vélez: fomentar y/o coordinar y/o aprovechase de información ilegalmente obtenida.  Chuzar ilegalmente para poseer información es despreciable.  Ningún candidato que acuda al delito para fortaecerse, merece mi más mínima contemplación.

3) Es el mismo programa de Uribe. Ya tuve la oportunidad de ver qué tanto respeta Uribe su programa.  "Austeridad", "Una política exterior moderna","Fortalecimiento de la justicia" son tres de las cosas que no le puedo creer a quien de manera directa ha dado muestras de no ir por esa vía.  En especial, poseyendo yo un especial interés por los temas de justicia, considero que no es creíble la propuesta de esta campaña para ese punto,

4) La política en materia de paz que prevé el programa de Zuluaga a partir de la página 41 del programa que aparece publicado en la página web de su candidatura es absolutamente irreal e inalcanzable.  Creo en la seguridad, pero no quiero la guerra.  Una cosa es defender las poblaciones, y otra es propiciar el conflicto.  Me preocupa seriamente que se contemple la guerra como la única opción.

5) No se había dado siquiera la votación por primera vuelta, y gran parte de su equipo estaba comprometido en actividades ilegales o en estrategias de juego sucio.  ¿Qué esperar de él cuando suba? Otro Jorge Noguera, otra María del Pilar Hurtado, otro Bernardo Moreno?

6) Si Santos tiene el problema de ser leal a todos y no ser leal a ninguno, nadie tiene la certeza de a qué está jugando Óscar Iván Zuluaga.  Sus respuestas libreteadas, su sobreactuación ante las cámaras y en los debates permiten mostrar que no es un candidato auténtico.  Por otras razones distintas, se confirma el mismo temor que tuve con Santos hace 4 años: no se sabe qué es lo que haría Zuluaga si es elegido.  Ya dio una muestra de virajes inesperados cuando se adhirió Martha Lucía Ramírez a su campaña, y cambió su discurso frente a las negociaciones de paz.

7) Óscar Iván Zuluaga es el candidato de los grandes empresarios y terratenientes del país.  A ellos se les debe, y por lo tanto, no es dable esperar que sea un candidato de transformaciones sociales, sino del statu quo.  En un país con unos niveles de desigualdad y de inequidad tan profundos, esto es claramente un punto en contra.

8) Óscar Iván Zuluaga, no es sólamente él.  Es él, Uribe, 17 senadores más y una cantida de legionarios entre la ciudadanía, que muestran todos un mismo defecto (que no es pequeño): la intolrancia y la agresividad extrema.  Esto me gustaría, si este fuera el medioevo y estuvieramos jugando a conquistar territorios.  En el siglo XXI, no creo que sea un liderazgo adecuado.








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