El proceso elección de Brett Kavanaugh como nuevo miembro de la Corte Suprema de los Estados Unidos de América, que ha sido objeto de escándalos, acusaciones y amenazas, es una situación que probablemente en otra época habría sido imposible que se presentara. Muchos avances, principalmente en materia de simultaneidad en las comunicaciones y difusión de la información, generan este tipo e situaciones. A mí, el caso me ha parecido apasionante, en sí mismo. Sin embargo, hoy quiero referenciarlo en este espacio debido a las enseñanzas que puede brindarle a un país como Colombia.
Veamos:
1) ¿Por qué es tan importante esa elección en los Estados Unidos?
Básicamente se me ocurren dos razones fundamentales para esto: En primer lugar, la figura del juez siempre ha tenido una especial trascendencia y respeto. Los jueces que conforman la Corte Suprema tienen una importancia social y cultural especial. Esto, por supuesto, tiene sentido en un sistema de common law en el que el juez es un verdadero creador de derecho, y quizá el principal. Por ello, determinar quiénes son sus Magistrados determina en gran medida el rumbo que puede tomar el país. En segundo lugar, no es un secreto que los jueces en Estados Unidos son creadores de políticas públicas, y como tal, tienen filiación política reconocida. El nombramiento de A, B, o C persona tiene incidencia en la forma como tomará decisiones la Corte. Por el momento, parece claro que la Corte será mayoritariamente conservadora con el nombramiento de este juez, lo que tendrá mucha importancia en relación con el viraje que tomará ese país.
¿Y qué tiene eso que ver en Colombia?
La ciudadanía no tiene la más mínima injerencia en la designación de sus jueces, y en la gran mayoría de los casos, ni siquiera les suscita el más mínimo interés saber quién o quienes pueden ocupar un cargo como Magistrado en alguna de las Altas Cortes Colombianas. Aquí, los jueces conocidos por la opinión pública suelen ser por una de dos razones: o son muy mediáticos, o forman parte de algún escándalo público (principalmente corrupción).
Nuevamente: ¿Y qué tiene eso que ver con el caso Kavanaugh?
Una de las consecuencias que se ha presentado en este caso, es que a pesar de lograr la confirmación por el Senado para llegar a ser parte de la Corte Suprema de Justicia, los electores están castigando en muchos estados al partido republicano, por haber nominado y apoyado a un candidato tan cuestionado como Kavanaugh. Se trata de un candidato cuestionado por posibles escándalos sexuales con algo de soporte, y a pesar de eso se mantuvo por parte del Presidente Trump y su partido. Reitero, ante la imagen de juez que tiene el ciudadano norteamericano, saber quién ocupa el cargo de Magistrado es un asunto especialmente delicado. En Colombia, el proceso de selección de magistrados no le importa a nadie, y en parte eso obedece a que nadie sabe realmente cómo y por qué se eligen a los Magistrados que tenemos.
Imagen tomada de: www.usatoday.com
2) ¿Por qué en Colombia es tan irrelevante ese tema?
En Colombia ocurre una situación singular en relación con las elecciones. Las personas les suele importar más las elecciones o nombramientos de una persona para cargos unipersonales que los cargos en cuerpos colegiados. En Colombia, no solo se trata de un cuerpo colegiado, sino de varios, y normalmente, a casi nadie le importan los candidatos, si es que los conoce. Quizá la única Corte en la que esto no ocurre, es en la Corte Constitucional, por el proceso de elección que tiene en donde los representantes del pueblo eligen. En las demás cortes, nadie sabe quienes están postulados, a quienes eligen, ni por qué.
En el Consejo Superior de la Judicatura (antes y ahora), la situación es más triste. Ya no se trata de nombrar jueces con filiación política, sino a políticos con tarjeta profesional de abogado. Por supuesto, no todos los casos son así, pero la gran mayoría sí. Por ello es que las Cortes que menos respeto le merecen al gremio de abogado siempre han sido estas. Si hiciéramos hoy el ejercicio de preguntarle a un abogado colombiano los nombres de los magistrados de las distintas cortes en Colombia, es altamente probable que no sepa ni siquiera el 10% de los nombres de sus magistrados. En algunos casos, es más probable que se sepan los nombres de los Magistrados de la Corte Suprema de los Estados Unidos, que los de la colombiana.
Miremos los números:
9 "Justices" (Magistrados) de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos
23 Magistrados de la Corte Suprema de Justicia de Colombia
31 Consejeros de Estado de Colombia
9 Magistrados de la Corte Constitucional de Colombia
38 Magistrados de la JEP de Colombia
13 Magistrados del Consejo Superior de la Judicatura de Colombia
Como ven, es más fácil aprenderse el nombre de 9 Magistrados de Estados Unidos que el de 114 en Colombia. ¿O no?
Aún si quitamos la cifra de la claramente sobredimensionada JEP, la cifra siguiendo muy alta. Por eso, a nadie parece importarle quién llega o quien se va. Quizá por eso, a casi nadie le interesa realmente hacer un escrutinio de los potenciales candidatos a una de las Cortes.
Básicamente se me ocurren dos razones fundamentales para esto: En primer lugar, la figura del juez siempre ha tenido una especial trascendencia y respeto. Los jueces que conforman la Corte Suprema tienen una importancia social y cultural especial. Esto, por supuesto, tiene sentido en un sistema de common law en el que el juez es un verdadero creador de derecho, y quizá el principal. Por ello, determinar quiénes son sus Magistrados determina en gran medida el rumbo que puede tomar el país. En segundo lugar, no es un secreto que los jueces en Estados Unidos son creadores de políticas públicas, y como tal, tienen filiación política reconocida. El nombramiento de A, B, o C persona tiene incidencia en la forma como tomará decisiones la Corte. Por el momento, parece claro que la Corte será mayoritariamente conservadora con el nombramiento de este juez, lo que tendrá mucha importancia en relación con el viraje que tomará ese país.
¿Y qué tiene eso que ver en Colombia?
La ciudadanía no tiene la más mínima injerencia en la designación de sus jueces, y en la gran mayoría de los casos, ni siquiera les suscita el más mínimo interés saber quién o quienes pueden ocupar un cargo como Magistrado en alguna de las Altas Cortes Colombianas. Aquí, los jueces conocidos por la opinión pública suelen ser por una de dos razones: o son muy mediáticos, o forman parte de algún escándalo público (principalmente corrupción).
Nuevamente: ¿Y qué tiene eso que ver con el caso Kavanaugh?
Una de las consecuencias que se ha presentado en este caso, es que a pesar de lograr la confirmación por el Senado para llegar a ser parte de la Corte Suprema de Justicia, los electores están castigando en muchos estados al partido republicano, por haber nominado y apoyado a un candidato tan cuestionado como Kavanaugh. Se trata de un candidato cuestionado por posibles escándalos sexuales con algo de soporte, y a pesar de eso se mantuvo por parte del Presidente Trump y su partido. Reitero, ante la imagen de juez que tiene el ciudadano norteamericano, saber quién ocupa el cargo de Magistrado es un asunto especialmente delicado. En Colombia, el proceso de selección de magistrados no le importa a nadie, y en parte eso obedece a que nadie sabe realmente cómo y por qué se eligen a los Magistrados que tenemos.
Imagen tomada de: www.usatoday.com
2) ¿Por qué en Colombia es tan irrelevante ese tema?
En Colombia ocurre una situación singular en relación con las elecciones. Las personas les suele importar más las elecciones o nombramientos de una persona para cargos unipersonales que los cargos en cuerpos colegiados. En Colombia, no solo se trata de un cuerpo colegiado, sino de varios, y normalmente, a casi nadie le importan los candidatos, si es que los conoce. Quizá la única Corte en la que esto no ocurre, es en la Corte Constitucional, por el proceso de elección que tiene en donde los representantes del pueblo eligen. En las demás cortes, nadie sabe quienes están postulados, a quienes eligen, ni por qué.
En el Consejo Superior de la Judicatura (antes y ahora), la situación es más triste. Ya no se trata de nombrar jueces con filiación política, sino a políticos con tarjeta profesional de abogado. Por supuesto, no todos los casos son así, pero la gran mayoría sí. Por ello es que las Cortes que menos respeto le merecen al gremio de abogado siempre han sido estas. Si hiciéramos hoy el ejercicio de preguntarle a un abogado colombiano los nombres de los magistrados de las distintas cortes en Colombia, es altamente probable que no sepa ni siquiera el 10% de los nombres de sus magistrados. En algunos casos, es más probable que se sepan los nombres de los Magistrados de la Corte Suprema de los Estados Unidos, que los de la colombiana.
Miremos los números:
9 "Justices" (Magistrados) de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos
23 Magistrados de la Corte Suprema de Justicia de Colombia
31 Consejeros de Estado de Colombia
9 Magistrados de la Corte Constitucional de Colombia
38 Magistrados de la JEP de Colombia
13 Magistrados del Consejo Superior de la Judicatura de Colombia
Como ven, es más fácil aprenderse el nombre de 9 Magistrados de Estados Unidos que el de 114 en Colombia. ¿O no?
Aún si quitamos la cifra de la claramente sobredimensionada JEP, la cifra siguiendo muy alta. Por eso, a nadie parece importarle quién llega o quien se va. Quizá por eso, a casi nadie le interesa realmente hacer un escrutinio de los potenciales candidatos a una de las Cortes.
3) ¿Y qué pasa cuando se realiza?
Quizá a los funcionarios que más escrutinio se les realiza es a los candidatos a Fiscal General de la Nación, Procurador General de la Nación, Contralor General de la República y Magistrados de la Corte Constitucional. En todo caso, aún a los más cuestionados de ellos normalmente no los afecta en lo más mínimo su potencial nombramiento el hecho de que haya una crítica desfavorable. Lo importante son los avales de los partidos, y poco más. Por ello, es interesante la lección que están dando los votantes independientes (de los partidos tradicionales) a los polticos en ese país. La situación con el hoy Justice Kavanaugh se dio pocos días antes de las elecciones estatales por la elección de congresistas, por lo que en muchos estados, los votantes han cambiado su intención de voto en 180° debido a la situación de Kavanaugh.
Para muchos de los votantes, es inadmisible que a la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos llegue una persona tan cuestionada como el hoy magistrado. Las acusaciones no son menores, pero sobre todo, no se encuentran infundadas. Y cuando lo lógico debió haber sido que se suspendiera su nombramiento hasta tanto no se realizara una debida investigación, aquí se presentó un simulacro de investigación, suficiente para que el senado aprobara su nominación.
El público elector lo está cobrando. Aquí los votantes no suelen pasarle cuenta de cobro a los políticos por decisiones desacertadas, porque contrario a lo que ocurre en una democracia seria, aquí el elegido cree ser (y en algunos casos lo es) el jefe del electorado, y no el electorado jefe de sus elegidos. Habría mucho que aprender sobre esa convicción de tener poder como votante que tienen allá. Existe, como en todo país, gente radical, inteligente, tonta, ingenua, analítica, corrupta, o escéptica, pero allá, decisiones como la de apoyar a un juez cuestionado se pagan. Una lección digna de aprender.
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