Hoy, 09 de diciembre de 2021, se conmemora el Día internacional contra la corrupción. Aprovecho la oportunidad para señalar, que considero que este es el segundo problema más grande que tiene el país, después del de "educación" en sentido amplio.
Entendamos el concepto. Solo así, es posible entender la verdadera gravedad del problema: la corrupción se presenta cuando se actúa con una motivación distinta del cumplimiento de un deber claro y específico. Es corrupto quien hace lo que debería hacer, pero por una razón distinta al cumplimiento de su deber. Es corrupto quien hace lo contrario a lo que debería hacer. También es corrupto quien dilata el cumplimiento de su deber, sin causa justificada.
Como se dan cuenta, el espectro es supremamente amplio. No solo es corrupto quien pasa dinero para quedarse con un contrato. Es corrupto quien entrega un trabajo plagiado, quien exige un nombramiento de un familiar en una entidad, a cambio de votar a favor de X candidato. Es corrupto quien en nombre de la lucha anticorrupción busca perseguir la corrupción ajena, incluso fomentando la propia. Es corrupto quien conoce su deber, y de manera deliberada decide actuar en contra de ese deber, por muy buenos argumentos que quiera dar.
Meditemos el problema, un poco. Intente usted, apreciado lector, pensar cuantas personas alrededor conoce que hacen algo de lo que acabo decir. Ahí entenderá la "dimensión" del problema.
Ahora, la parte incómoda del ejercicio: Intente pensar cuántas veces el último mes, el último año, ha hecho cosas como las que acabo de decir. Esa es la parte del ejercicio que a nadie le gusta hacer. ¿Cuántas veces ha dejado de pagar un pasaje, debiendo hacerlo? ¿Cuántas veces ha mentido en una declaración juramentada? ¿Cuántas veces ha dejado de pagar impuestos? ¿Cuántas veces ha sobornado a un policía para evitar un comparendo? ¿Cuántas veces le ha sido infiel a su pareja? ¿ Cuántas veces ha dejado de devolver un libro que le prestaron? ¿ Cuántas veces se coló en la fila del supermercado, del bar, de una oficina pública? Ahí entenderá usted la dificultad de erradicar el problema.
A la gente le gusta llenarse la boca diciendo que "los buenos somos más". Genuinamente no lo creo. Para poder definir quién es una persona buena, deberíamos primero pensar qué es lo que define esa categoría. Recuerden, por ejemplo, que Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha, eran unos asesinos despiadados, pero también donaban dinero y casas a los habitantes de ciertas poblaciones, especialmente a la población pobre. ¿Por qué sabemos con certeza que eran malos, y no buenos? ¿Y por qué sabemos con certeza que somos buenos, y no malos?
Imagen tomada de: https://www.peakpx.com
Para poder evitar ser corruptos, lo primero que hay que aceptar es que probablemente ya hemos cometido actos de corrupción, y más de una vez. En otras palabras, el primer insumo para poder evitar "ser" corrupto, es tener autocrítica. La capacidad de saber que lo que se ha hecho está mal hecho, es fundamental. Es impresionante la gran cantidad de veces que puede uno observar una actitud de autojustificación de una conducta indebida. La gran mayoría de personas son implacables con la falta ajena (incluso con errores menores). Sin embargo, sus propias faltas no suelen reconocerse como faltas.
En un ejercicio kantiano propio del imperativo categórico, pensemos en lo siguiente: Si todos y cada uno de nosotros consideramos que nuestros actos indebidos están justificados, y suponemos que todas las personas piensan así, pues tenemos un problema sistémico: somos un pueblo corrupto, porque todos los asociados consideramos que tenemos derecho a incumplir y/o defraudar nuestros deberes. Ese es el problema real que tenemos. No somos conscientes de lo increíblemente corruptos que somos, y si lo somos, no nos importa cambiar. Por eso es que tenemos alcaldes que prometen a sabiendas que no van a cumplir. Hablan de lucha contra la corrupción cuando en realidad están pensando en llegar a manejar la contratación para sacar plata, y cambiar el POT para obligar a los distintos sectores económicos a que "se manifiesten".
Por esa razón es que el fiscal que debe investigar, se convierte en un implacable defensor. Por esa razón es que el Inspector de Policía que debe resolver una querella, hace todo lo posible por no hacerlo. Por esa razón es que quien no es dueño de un predio es capaz de pagarle a terceros para que digan que ha sido poseedor de toda la vida. Por esa razón es que un congresista es capaz de votar afirmativamente un proyecto que sabe que perjudica a la gente. Por esa razón es que los grandes grupos económicos se convierten en donantes de las campañas políticas; el favor se cobrará. Por esa razón es que el marido o la mujer infiel son incapaces de aceptar su infidelidad como un acto voluntario y deliberado. Por esa razón es que el semáforo en rojo, más que un mandato, termina convirtiéndose en un consejo...
Luchar contra la corrupción parte de entender que TODOS, de una u otra manera, incumplimos con nuestros deberes de manera deliberada, y por toda variedad de causas. Luchar contra la corrupción parte de entender que el cambio no se da por cuántos "otros" encarcelemos", sino que tanto podemos cambiar nosotros para evitar ser eso que nos encanta criticar. Vamos perdiendo como sociedad frente a este flagelo. Vamos perdiendo por goleada.
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